Cerca de 200 personas continúan desaparecidas desde 2010 en la Región

La Comunidad, donde el año pasado hubo 774 denuncias al respecto, ocupa la quinta posición a nivel nacional en número de casos activos

Agentes de la UDEV revisan expedientes de personas desaparecidas en las instalaciones del CNP en Sangonera, en una imagen de archivo. | ISRAEL SÁNCHEZ

Agentes de la UDEV revisan expedientes de personas desaparecidas en las instalaciones del CNP en Sangonera, en una imagen de archivo. | ISRAEL SÁNCHEZ

José Filiu    02 SEPT 2024 6:00  LA OPINIÓN

Los de Jennyfer Tatiana S. A., Vicente G. F., Josefa E. T. o Virgilio J. G. son algunos de los rostros que exhibe el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES) del Ministerio del Interior. «Informar», reza un botón en su web bajo los perfiles de cada una de las 368 personas que muestra, solo la punta del iceberg de las más de 6.000 denuncias activas en España —199 en la Región, solo por detrás de Madrid (357), Cataluña (422), Comunidad Valenciana (516), Canarias (600) y Andalucía (1.556)— desde 2010.

De un día para otro dejaron un vacío en el instituto, en el trabajo, en el hogar… y ahora, se encuentran en paradero desconocido. Aun así, el porcentaje de resolución de desapariciones es elevada. En 2023, el 95,4% de las 24.581 denuncias se resolvieron, el 66% en los primero siete días. Aunque dejó 1.955 activas, cuando en 2022 «solo» fueron 642.

El año pasado se denunciaron en Murcia 774 desapariciones, cerca de un centenar más que en 2022. Los encontraron a casi todos sanos y salvos. Excepto a 76 de los que jamás se supo y que continúan siendo buscados por sus parientes y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Y es que las ausencias no solo guardan una historia detrás, sino que desencadenan dramas familiares a los que intenta darles un final feliz el Grupo de Delitos contra las Personas de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y el Grupo de Menores (GRUME) de la Brigada Provincial de Policía Judicial, que pertenecen a la Jefatura Superior de la Región de Murcia del Cuerpo Nacional de Policía (CNP).

«No hay dos desaparecidos iguales y, por tanto, no hay dos investigaciones iguales», manifiesta la inspectora 132.374 de la UDEV 1, equipo formado por 14 personas en la capital del Segura. «Somos muy conscientes de la angustia que genera la falta de una persona en su entorno más próximo». Por ello, desmiente que para denunciar desapariciones haya que esperar 24 horas y, cuando estas sucedan, conmina a acudir a comisaría «a la mayor brevedad posible». «Tampoco es necesario ser familiar del desaparecido para cursar la denuncia», agrega la investigadora, quien omite dar su nombre y apellido a La Opinión para preservar su identidad.

Una vez cursada en las dependencias del CNP —en Murcia, Cartagena, LorcaMolina de SeguraAlcantarilla y Yecla, pues en el resto del territorio regional la competencia es de la Guardia Civil—, se activa el protocolo ligado a la instrucción 3/2019 de 4 de marzo de la Secretaría de Estado de Seguridad. «De acuerdo al mismo, efectuamos una recopilación de información básica y complementaria, con la cual se adecuará la respuesta a cada caso concreto y que incluye la colaboración con otras unidades (Seguridad Ciudadana, Guías Caninos…), cuerpos, administraciones e instituciones públicas o privadas», especifica.

Algunas de las denuncias más complejas de resolver, recuerda la inspectora, son las relativas a desaparecidos en alta mar, «principalmente pateras». En esa situación, se toman muestras de ADN a los familiares por si, incluso años después, aparece el cuerpo. En tierra, además de los menores, el desafío lo suponen las personas de la tercera edad y aquellas que precisan su medicación para sobrevivir. En estos casos, el tiempo siempre juega en contra.

Nunca en el olvido

El pasado viernes 30 de agosto se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas practicadas por gobiernos u otros actores políticos. Nada que ver con la España actual, si bien no pocas asociaciones tratan de llamar la atención de la sociedad para que los casos activos no caigan en el olvido. La más conocida es la oenegé SOS Desaparecidos, creada en junio de 2010 en Caravaca de la Cruz «con la misión de ser la voz de las familias y de los propios ausentes ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la Administración», expresa el presidente y coordinador nacional, Joaquín Amills.

Cuando su hijo de 23 años desapareció en 2008 —todavía no ha sido encontrado—, Amills dejó la gerencia de su empresa náutica y a los dos años el cargo político que ostentaba para convertirse en uno de los fundadores de SOS Desaparecidos.

«No podíamos saber que se erigiría en referente europeo y mundial», apunta. Y destaca su vertiente pionera y poder de difusión. En concreto, de 160 millones de personas, garantiza a esta cabecera. «Tardamos 20 minutos en elaborar una alerta de desaparición», explica Amills, quien detalla que, amén de lanzarlas por redes sociales mediante carteles con la imagen de la víctima y datos de interés, son divulgadas por colectivos de policías, de salvamento, de detectives, de periodistas… «En los cajeros de la red Euronet aparecen las caras de los desaparecidos cada 30 segundos, llegando así a 40 millones de usuarios», añade.

La entidad presta apoyo a las familias de aquellos que no están con asistencia psicológica, jurídica, investigadora o criminalística a coste cero. «No recibimos cuotas de socios ni donaciones del Ejecutivo, no queremos ser esclavos de subvenciones», asevera Amills, luego de encomiar la labor de la Policía aunque no la de Interior, Justicia y Exteriores, a los que pide «menos palabras y más hechos».

«Es absurdo que tengamos más de 25 propuestas sobre la mesa y no exista diálogo con estos tres ministerios», y lamenta que en 14 años de actividad de la asociación no haya habido reuniones con ministros ni voluntad para trabajar conjuntamente. «SOS Desaparecidos crece por solidaridad, no por dinero; y cuando un movimiento prospera así, no está bien visto por el poder», estima Amills.

La inspectora 132.374 confirma que el CNP cuenta con un «mapa de recursos» que, junto con los del CNDES, aglutina servicios profesionales y organizaciones sin ánimo de lucro como Fundación ANAR, Cruz Roja, Protección Civil o la citada SOS Desaparecidos. Y que es puesto a disposición de las familias a modo de apoyo, sin significar que se deleguen las labores de investigación a terceros. «Ningún caso se olvida ni sobre él se dejan de realizar gestiones ni diligencias», aclara, «las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no cejamos en nuestro empeño hasta localizar a los desaparecidos, identificarlos, darles protección si procede y comunicar el hallazgo a los denunciantes si el ausentado lo autoriza».

Rotos por el dolor, los seres queridos de quienes faltan toman la palabra a la Policía, a la espera de esa llamada telefónica que les devuelva la esperanza.

Más de 60 ausencias voluntarias de menores en el último año

El último Informe Anual de Personas Desaparecidas del CNDES señala que en 2023, de las 24.581 denuncias al respecto a nivel estatal, 10.729 fueron de ausencias por primera vez y 13.852 de reincidentes, estos últimos unos 4.397 individuos que decidieron marcharse sin informar a nadie en repetidas ocasiones.

Una cifra que, según fuentes internas del CNP, puede corresponder «a niños y adolescentes que escapan varias veces al mes de los centros de protección, adultos con problemas mentales o ancianos con demencia».

En ese sentido, las estadísticas del CNDES recogen que el año pasado en la Región hubo ocho desapariciones de adultos y 62 de menores voluntarias, seis involuntarias de mayores de edad y ninguna forzosa.

Volviendo a las más de 24.000 denuncias en la totalidad del país, el 51,1% fueron de desapariciones de adultos y el 38,4% de menores. El 61,5% de hombres y el 38,4% de mujeres. El 8% siguen activas al no lograr dar con la persona, «siendo el 66,3% de ellas de nacionalidad española», subraya el CNDES en su dosier.

Por otro lado, cuando un adulto en plenas facultades desaparece por deseo propio, de ser hallado puede trasladar a su familia, a través de las autoridades, que está bien sin brindar su emplazamiento o, por el contrario, no facilitar información alguna.

«Desde luego, no es lo habitual», asegura la inspectora 132.374, «pero siempre se respeta la voluntad», apostilla. En otras culturas sí lo es. En breve se estrenará el documental germano-nipón Johatsu – Into Thin Air, que explora el fenómeno de los «evaporados» en Japón, donde anualmente un número nada desdeñable de ciudadanos decide romper lazos y rutinas para cambiar de vida radicalmente.

Sin embargo, una figura al alza es la del desaparecido sin vínculos familiares o comunitarios, revela la inspectora: «Cada vez es más común que conozcamos mediante oenegés este tipo de ausencias, a las cuales se otorga el mismo tratamiento que a las denunciadas por familiares».