Mujer archenera

La Otra Mirada
Archena, hasta hace poco, no tenía estaciones, sino temporadas. El albaricoque, el melocotón, el pimiento, el tomate, la alcachofa. La maquinaria que movía el pueblo era la cosecha de fruta y verdura, y sus afanosos engranajes han sido mujeres. Mujeres que entraban y salían de los almacenes con paso rápido y los delantales apretados en la mano. Esta imagen de trabajadora anónima de Archena es a la vez un homenaje y una denuncia. Es un homenaje por la contribución que estas mujeres hicieron al florecimiento de la economía del pueblo (traían dinero al pueblo y lo poco que ganaban lo gastaban en las tiendas de aquí). Su cara anónima, de nadie y de todas, es también una denuncia de la falta de reconocimiento que estas mujeres han recibido. Sin contrato, sin seguro médico, teniéndose que esconder cuando llegaba un inspector de trabajo, enlazando, una tras otra, largas jornadas de trabajo. Celebremos a estas mujeres de delantal y pañuelo en la cabeza, mujeres fuertes con quemaduras y grietas en las manos. Mujeres que cuidaban de todos (de la economía, de los hermanos, de los padres, de los hijos, de otras mujeres cuando caían enfermas) y a las que nadie cuidaba.
A diferencia de las demás mujeres en este mural, esta mujer aparece gritando. Gritando un mensaje de libertad y de justicia. Y gritando también su lugar en la historia, la historia del feminismo y la historia de este pueblo. Quiere tener rostro y nombre. Digamos los nombres de todas esas mujeres.
Celebrémoslas.
El diseño ha sido realizado por Noelia Muriana.