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La misión Libre Hidalgo es la más numerosa y la más antigua de España en el extranjero
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Nuestro país ostenta el mando de buena parte del contingente de cascos azules y al frente está un general español
PorÁLVARO CABALLERO RTVE
Nuestro país está al mando de buena parte del contingente de los cascos azules de Naciones Unidas para mantener la seguridad en la volátil Línea Azul, que marca el límite entre ambos países, y que estos días está siendo atravesada por cientos de misiles de un lado y del otro.
Con alrededor de 650 soldados, la misión Libre Hidalgo es la más numerosa de nuestro país en el exterior, según datos del Ministerio de Defensa. También es la más antigua, ya que está desplegada aquí desde 2006, tras la última guerra entre Israel y Líbano.
España ostenta el mando del sector Este, uno de los dos en los que se divide la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en Líbano (FINUL), presente desde 1978, y encargada de controlar la frontera junto al Ejército libanés. Al frente de todo el contingente, con 10.500 efectivos de 50 países, está desde 2022 el teniente general español Aroldo Lázaro.
La base Miguel de Cervantes, corazón de la misión
El grueso de las tropas españolas se encuentran en la base ‘Miguel de Cervantes’, cerca de la localidad de Marjayún, y donde está el Cuartel General del sector Este, aunque también hay tropas en el Cuartel General de Naqoura, en el Oeste, y que recae bajo liderazgo italiano.
España se encarga también del gabinete médico de la base, en el que atiende a los 3.500 militares destinados allí, sobre todo indonesios, indios y nepalíes.
Desde mayo, es la Brigada Aragón y su general Guillermo Pablo García del Barrio la que se ocupa de este sector. «La prioridad de esta misión es la seguridad de nuestros soldados en el desarrollo de sus cometidos», explicaba a un equipo de TVE desplazado a la base hace un mes, cuando la tensión ya era alta. No ha dejado de crecer, de hecho, desde octubre del año pasado, tras el inicio de la guerra en Gaza, que provocó un intercambio de ataques entre Israel e Hizbulá.
«Para ello implementamos medidas de protección de la fuerza en todas nuestras actividades y tenemos unos protocolos de seguridad muy estrictos«, añadía el general. Cada vez que suenan las alarmas, los soldados deben ponerse casco y chaleco antibalas si van a salir al exterior de la base.
España ocupa el séptimo lugar por aportación de tropas, mientras que los mayores contingentes a FINUL los aporta Indonesia, con 1.234 soldados; India, con 895; Ghana, con 875, y Nepal, con 874. Desde que la fuerza de paz de la ONU se desplegó en 1978 en el país, tras la primera guerra entre Israel y Líbano, han muerto 334 personas. El parte de bajas de españoles se eleva a 15, seis de ellos muertos en un atentado con coche bomba en 2007.
Patrullar la frontera para asegurar la paz
Aunque la misión de la ONU comenzó en 1978, la guerra de 2006, en la que murieron 1.200 libaneses y 165 israelíes, le dio un nuevo protagonismo y nuevas encomiendas a la fuerza de paz.
Entonces, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas encomendó a FINUL hacer cumplir la Resolución 1701, que había establecido un alto el fuego entre Hizbulá e Israel bajo las condiciones, aceptadas por ambos bandos, del desarme de la milicia y de que Israel se retirara del sur del Líbano, área que pasaría a estar controlada por la misión de la ONU junto al Ejército libanés.
Para cumplir esta misión los militares españoles realizan patrullas a pie y en vehículo para vigilar permanentemente la Línea Azul. También establecen observatorios y realizan otras actividades en colaboración con las Fuerzas Armadas Libanesas.
Hasta 1.100 militares españoles
También aumentó el número de efectivos desplegados, que pasó de 2.000 a 15.000, aunque desde 2012, ante una situación más calmada en la zona, los números han ido descendiendo de nuevo. Por parte de España llegó a haber 1.100 efectivos, que se han reducido hasta estar entre los 600 y los 700 en los últimos años.
La decisión de enviar a más de un millar de militares contó en 2006 con el apoyo unánime del Congreso, en una sesión en la que resonaba con fuerza la participación española en Irak.
El entonces líder del PP y de la oposición, Mariano Rajoy, comparaba ambos casos, mientras que el entonces presidente, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, lo rechazaba y aseguraba que era «justo lo contrario». En total, España ha desplegado hasta la fecha más de 25.000 militares.
Búnkeres y refuerzo de la seguridad ante la escalada
Tras la escalada de los dos últimos días, con el ataque israelí más mortífero en décadas, los militares han reforzado la seguridad. Se mantienen dentro de la base Miguel de Cervantes y se desplazan a los búnkeres en caso de bombardeos, según ha informado la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien ha recalcado que todos ellos se encuentra bien y no hay heridos.
«Están tomando todas las medidas de seguridad», aseguró el lunes la ministra, quien recalcó que la moral entre los militares es «muy alta», como siempre le trasmiten los mandos del contingente.
El martes, la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, ha trasladado un mensaje de «tranquilidad» a los familiares de los soldados. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se reunirá en Nueva York con el secretario general adjunto de Naciones Unidas, Jean-Pierre Lacroix, el encargado de la misión de paz en el Líbano, para analizar la situación actual, según confirmó en una entrevista en La Noche en 24 Horas.
En enero, el general Aroldo López ya definía la situación como «tensa, volátil» y «peligrosa», en una entrevista con TVE, y desde entonces no ha hecho más que empeorar. Aseguraba que buscaban un equilibrio entre el «cumplimiento de la misión y la seguridad de nuestras tropas», y recordaba, en unas palabras que adquieren ahora más relevancia si cabe, que «la solución a lo que está ocurriendo no es militar», sino que «va por la vía política, por la vía diplomática».