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Cuatro millones de electores entre 16 y 30 años serán decisivos para elegir presidente este domingo
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Surgen voces contra la narcocultura, que desde la televisión ensalza y banaliza crimen y corrupción
Con independencia de su ideología, activistas de organizaciones juveniles han aparcado sus diferencias y se han unido para buscar la solución a los problemas que les afectan a todos por igual y que no resuelven sus dirigentes. «Con jóvenes de partidos políticos, con jóvenes de sociedad civil, con jóvenes empresarios… Estamos preparando una agenda común. ¿Para qué? Para unir metas, metas ciudadanas juveniles a diez años. Decidir en qué sí nos ponemos de acuerdo, para que esto sí salga mejor» explica Juan Martín Morales.
Cerca de 14 millones de ecuatorianos regresan este domingo a las urnas para elegir a su tercer mandatario en cuatro años. En la carrera presidencial por llegar al Palacio de Carondelet, vuelven a verse las caras el actual Presidente Daniel Noboa y la candidata de izquierda, la correísta Luisa González.
Cuatro millones de jóvenes preocupados
En un escenario incierto, con pronósticos muy ajustados, los jóvenes podrían ser clave para romper el empate ténico que revelan los sondeos. Su voto no solo cuenta sino que, además, decide. Unos 4 millones de electores entre 16 y 30 años representan el 30% del padrón. El suyo es un perfil mucho más crítico y reflexivo.
«Es lamentable tener que decidir entre opciones que se acusan mutuamente sobre tener vínculos con narcotráfico, o vínculos con mafias o crimen organizado. Sin embargo hay que discernir. Hay que estar de cerca viendo las noticias. Hay que involucrarse. Hay que mirar las propuestas de cada candidato. Hay que mirar cuáles son sus líneas, no solo su ideología. ¿En qué creen? Qué candidato cree realmente en el poder de la educación, qué candidato me va a dar seguridad…» aclara Desirée Viteri, internacionalista, politóloga y abogada que reivindica el sufragio responsable de un segmento que va a ser determinante en la elección.
Los adolescentes ecuatorianos, víctimas del reclutamiento del crimen organizado
Además de la violencia que golpea a una población que vive en un permanente estado de excepción, las nuevas generaciones tienen también otras preocupaciones. Según las encuestas, 8 de cada 10 jóvenes no tienen oportunidades y muchos dependen de sus padres.
«Lo veo muy opaco, no veo que haya futuro ahorita. En estos momentos no tengo trabajo, fue muy difícil. Hay pocos trabajos y es muy complicado. Aquí se dice mucho que necesitas una palanca, alguien que te ayude de dentro, para encontrar empleo. Estuve en una farmacia y el salario mínimo que es ahorita de 500 y algo… a mí me estaban pagando 200 dólares al mes, que es mucho menos de lo que debería ganar» nos cuenta Sebastián Sarmiento, un universitario de 25 años que denuncia la precariedad laboral.
Educar para el liderazgo social
En este escenario, aumenta el número de estudiantes interesados en el liderazgo. «Hay mucha ansiedad por la incertidumbre de lo que va a pasar. Yo creo que, mientras no llegue la juventud profesionalizada, no tendremos los políticos a la altura que nosotros queremos» confiesa Juan Martín Morales, exbecario de la Escuela de Liderazgo de FIDAL.
«Creo que cuando tú enfocas la vida hacia el liderazgo, creo que con tu ejemplo aprendes a impactar en muchas vidas. El liderazgo nos ayuda a sembrar unas pequeñas semillas, pero luego van creciendo y se hacen cambios más grandes» sentencia la politóloga Desirée Viteri.
En la Escuela de Liderazgo de la Fundación FIDAL, los becarios firman un compromiso de por vida de buenas conductas. «Esta escuela lo que trata de formar es buenos ciudadanos. Eso es lo que queremos formar. Mejores ecuatorianos que amen al país, que sientan que hay que ser honestos, que llegar al sector público no es para robar, no es para beneficiarse es para servir, porque, es un servicio público» afirma Rosalía Arteaga, expresidenta de Ecuador y líder de la Fundación FIDAL.

Interceptan más de 13 toneladas de cocaína, el mayor alijo en la historia del narcotráfico en España
A Rosalía Arteaga le tocó asumir por unos días las riendas del país, tras la caída del Presidente Abdalá Bucaram en un período convulso. Han pasado casi treinta años desde aquel episodio y a la inestabilidad gubernamental, que se repite, se suma ahora el impacto de organizaciones del crimen organizado en las instituciones.
Estas mafias tratan de penetrar en todos los estamentos del Estado buscando vínculos con políticos, jueces, generales y funcionarios de todo rango. «Ahora todos los países de América Latina están bajo el acoso del crimen organizado. De esto no vamos a poder salir si no nos organizamos como países» explica la Ex Presidenta Constitucional de la República de Ecuador.
Narcocultura televisada: escuela del delito
Jóvenes vulnerables sin oportunidades, que están en el punto de mira de pandillas, al servicio de organizaciones transnacionales, caen a diario en estas redes. Una vez dentro, los preparan para matar, delinquir, comercializar o distribuir la droga.
Y mientras, en la guerra contra el Estado, el narco sigue tomando la delantera. Muchos ecuatorianos se esfuerzan por romper el círculo con todo aquello que fomenta, lo que a este lado del charco se conoce como la narcocultura.
«Yo tengo una lucha solitaria contra las narconovelas en mi país. Son escuelas del delito y las pasan en los canales. Es escuela del delito, está comprobado con estudios hechos en México y Colombia. Los chicos aparecen como modelos. Tienen dinero, tienen carros, tienen joyas. A las mujeres las cosifican. Se banaliza la corrupción. Hay una responsabilidad de los medios de comunicación en esto» afirma Rosalía Arteaga.
En las familias con hijos adolescentes, cada vez hay más padres que han tomado la determinación de prohibir estas narcoseries, muy de moda en las plataformas de streaming, que enaltecen la misma violencia que ha puesto en jaque a todo un país.