Mantener y mejorar el valor de la ruta por Panamá
requiere de un análisis de su competitividad que
va mucho más allá de los ahorros que genera a las
compañías internacionales de transporte marítimo en
términos de acortar distancias y costos de operación.
La competitividad de la ruta incluye todos los demás
servicios que se brindan al buque y a la carga; dichos
servicios incluyen la actividad portuaria, ferroviaria,
zonas francas, zonas económicas especiales, centros
de distribución, y servicios financieros, legales, y a los
buques (agenciamiento, avituallamiento, reparación,
abastecimiento de combustible, cambio de tripulaciones,
administración de flotas, etc.). Por ende, el futuro
del canal dependerá de la comprensión, por parte
del liderazgo público del país (aunque también del
privado), de que Panamá no administra un canal que
sirve una ruta ´todo agua´, sino un cluster de actividades
económicas interdependientes, que juntas añaden valor
a los usuarios, y que de ellas dependerá la sostenibilidad
del crecimiento y desarrollo de Panamá, contribuyendo
también al desarrollo regional.
Como se ha observado a lo largo de este documento,
el canal de Panamá tiene un rol múltiple de servicio al
comercio global pero también para Panamá y para el
desarrollo de la región.
Más allá del obvio interés global de los servicios marítimos
interoceánicos que unen al Pacífico y al Atlántico en su
función de facilitador del intercambio y el transporte a
nivel mundial, interesa el rol del canal de Panamá como
una clave para los intereses panameños y regionales.
En el primero de los sentidos, cabe destacar que el canal
es un actor protagonista de la interconexión que proveen
las grandes arterias del transporte internacional marítimo,
mencionando junto a aquel al estrecho de Malacca, el canal
de Suez, los puentes terrestres intermodales de los Estados
Unidos y Canadá (y posiblemente México en el futuro),
como así también la tradicional navegación por los cabos y
estrechos.
En el segundo de los sentidos, los 100 años de vida activa
del canal de Panamá encuentran a la región frente a la
coexistencia de varios proyectos de interconexión intermodal
de los océanos circundantes, como los que existen en
México y El Salvador, Guatemala y Honduras. En Nicaragua
está creciendo el proyecto de Gran Canal, mientras que en
América del Sur se contabilizan varios otros.
Tal cantidad de proyectos, vistos en perspectiva, exigen una
reflexión de conjunto tendiente a lograr sinergias operativas
y una gran racionalidad en la toma de decisiones y en la
asignación de recursos financieros.
Dicha reflexión debe comenzar por el análisis de los objetivos
de los canales, sean intermodales o de ´todo agua´: ¿estarán
destinados a una facilitación del comercio mundial, a un
desarrollo más pleno de los países y de la región misma o a
un adecuado balance entre ambos anteriores?
Sin duda alguna, la respuesta es compleja. Pero el
esfuerzo de contestarla debe basarse en elementos claros
e incontrastables, como por ejemplo los siguientes:
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• Una fuerte vocación política de los países de la región
por avanzar en la integración regional.
• La complementariedad de los proyectos de infraestructura
para la conformación de un sistema regional logístico
que atienda las múltiples necesidades para la facilitación
del transporte global, pero principalmente para apoyar
un desarrollo propio, nacional y regional, más pleno,
inclusivo y sostenible.
• En tal sentido, el canal de Panamá es una pieza clave
dentro de un conjunto de infraestructuras y procesos
que las políticas nacionales y regionales de logística
deben articular hacia el logro de una estrategia
logística regional, basada en objetivos comunes de paz
y progreso, que conduzca a unas políticas de logística
y movilidad modernas, integrales y sostenibles.
Frente a ello, el canal de Panamá es una realidad de
orgullo para la región, y es claramente un punto de partida
para articular la réplica a la pregunta antes proclamada.
El desarrollo de una respuesta, acorde a los desafíos y
circunstancias, está abierto a la consideración de los líderes
regionales, los cuales pueden contar con el apoyo de la
comunidad internacional y sus organismos regionales,
como la CEPA