El algodón marino, nueva amenaza para las nacras del Mar Menor

Medio Ambiente vigila las escasas poblaciones de este molusco en peligro crítico de extinción para retirar acumulaciones de algas sobre las valvas

LA VERDAD Miguel Ángel Ruiz

Otro motivo de preocupación en el Mar Menor: la aparición de una especie de alga con textura algodonosa se suma a la lista de peligros que amenazan la supervivencia de las escasas nacras, el gran molusco bivalvo en peligro crítico de extinción que en estos momentos cuenta con una población en la laguna de solo 564 ejemplares censados, aunque se estima que la cantidad real podría superar los mil. Una cifra a años luz de los 1,6 millones calculados en 2015, su máxima abundancia en España, antes del grave episodio de eutrofización que arrasó el 85% de las praderas marinas.

La ‘Pinna nobilis’ solo se mantiene hoy, y a duras penas, en el humedal de la Región de Murcia y el Delta del Ebro (Tarragona), donde el elevado índice de salinidad la protege del parásito ‘Haplosporidium pinnae’, el protozoo que irrumpió en el Mediterráneo en 2016 y arrasó casi todos sus efectivos, de Almería a Cataluña. Una pandemia terrible contra la que luchan científicos de diferentes administraciones, universidades y centros de investigación para evitar la desaparición de un ser vivo que puede superar el metro de longitud y que crece clavado en la arena.

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Alga algodonosa en el fondo de la laguna. Isabel Rubio

La expansión del algodón marino en la laguna aún no ha producido mortandad en las nacras, aunque «puede generar un grave problema si se deposita sobre sus valvas», explica a LA VERDAD el biólogo Emilio Cortés, director-conservador del Acuario de la Universidad de Murcia e integrante del grupo de trabajo para salvar la especie que coordina la Consejería de Medio Ambiente, Mar Menor, Universidades e Investigación. «Hace unas semanas limpiamos la población de Pueblo Cálido [en La Manga, antes del Estacio] y no se ha detectado ninguna muerte por este motivo. Tampoco en otras zonas», añade.

Esta alga, ‘Acinetospora crinita’, que ya se encuentra en declive en el Mar Menor después de alcanzar su pico máximo, «se engancha en las nacras y las rodea, de manera que genera una gran actividad bacteriana a su alrededor cuando se degrada. Consume el oxígeno alrededor del bivalvo y puede llegar a asfixiarlo», explica a este diario Francisca Giménez Casalduero, catedrática de Zoología en el Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante, que ha estudiado y analizado esta alga.

Cuatro buceadores

El Gobierno regional cuenta con un equipo técnico que se dedica exclusivamente al seguimiento y conservación de las nacras. Está formado por cuatro personas, con contrato hasta el 31 de marzo de 2024, que realiza cuatro jornadas de trabajo semanales, tres de ellas destinadas a trabajos de campo: buceo de seguimiento y conservación de las diferentes subpoblaciones, informa la Consejería.

Las mayores concentraciones de ‘Pinna nobilis’ se encuentran en las zonas del Pedrucho, Punta Galán, Pueblo Cálido, Pedruchillo e islas Perdiguera y del Barón, aunque durante sus prospecciones, los expertos de la Comunidad Autónoma localizan en ocasiones pequeños grupos diseminados, ocultos en la pradera marina.

La Consejería tiene censadas 564 nacras pero se estima que la población podría superar las mil; antes de la ‘sopa verde’ había 1,6 millones

«Pero tenemos un problema y es que apenas estamos encontrando juveniles, hay muy poco reclutamiento», se lamenta Emilio Cortés. La escasa producción de nuevas nacras está muy relacionada con la mala calidad del agua durante los últimos años, señala este experto, debido a la contaminación por vertidos agrícolas y urbanos y a los graves episodios de anoxia e hipoxia –ausencia y bajo nivel de oxígeno, respectivamente–.

Además de la degradación del medio acuático, estos bivalvos de gran tamaño sufren otras agresiones humanas, recuerda Cortés, como el arrastre de redes, el fondeo de embarcaciones, la extracción de ejemplares por parte de furtivos, el arranque de forma accidental o por puro vandalismo y la rotura por el impacto con bañistas al tirarse al agua.

La Comunidad Autónoma ha intensificado la vigilancia con su cuerpo de agentes medioambientales, en coordinación con el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), para evitar daños a las nacras. Esta labor de control complementa otras medidas, como el balizamiento de las principales poblaciones y la retirada de acumulaciones de materia orgánica para evitar su descomposición en el medio marino.

Entre las siete especies con mayor riesgo

La nacra (‘Pinna nobilis’) forma parte de la triste y exclusiva lista de las únicas siete especies en peligro crítico de extinción en España. Las que corren un mayor riesgo de desaparecer porque su reducido número de ejemplares compromete su supervivencia. Y no es la única con presencia en la Región de Murcia, que también tiene la responsabilidad de conservar la jara de Cartagena (‘Cistus heterophyllus subsp. carthaginensis’) y la cerceta pardilla (‘Marmaronetta angustirostris’). Las otras cuatro especies en situación límite son el alcaudón chico (‘Lanius minor’), el urogallo cantábrico (‘Tetrao urogallus cantabricus’), la náyade auriculada (‘Margaritifera auricularia’, una almeja de agua dulce) y el visón europeo (‘Mustela lutreola’).