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El país produce más de un millón de barriles de crudo al día
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Antes de las sanciones, exportaba el doble a Estados Unidos
Lo afirmaba la vicepresidenta Delcy Rodríguez ante los líderes de la OPEP este 1 de diciembre: «Lo que busca Estados Unidos es apoderarse de las vastas reservas de petróleo de Venezuela».
Rodríguez verbalizó así la sospecha que muchos tienen dentro y fuera de Venezuela. El Gobierno de Nicolás Maduro gestiona la mayor reserva mundial de crudo, un tesoro que muchos codician y que, según se gestione, podría cambiar los equilibrios establecidos en el mercado del oro negro, que –mientras los esfuerzos políticos por conseguir la esperada transición ecológica sigan fracasando- sigue siendo el más influyente en las finanzas mundiales.
La profesora de Ciencia Política y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid Susanne Gratius recuerda que, no obstante, Estados Unidos es autosuficiente en cuanto a petróleo se refiere y no necesita el crudo venezolano. Gratius cree que la intención de la Casa Blanca va más allá. No es tanto apoderarse de las riquezas venezolanas como expulsar a terceros que en la actualidad se benefician de ellas.
Se refiere a Rusia, que acaba de prorrogar por 15 años su convenio de extracción de petróleo en Venezuela y, sobre todo, a China. Pekín es el gran competidor económico de Estados Unidos y en las últimas décadas ha logrado crear una red de inversiones y alianzas en el continente americano. Del millón de barriles de petróleo que cada día produce Venezuela, más de 800.000 se marchan al gigante asiático.
«Hay algunos think tank cercanos al presidente Trump que están defendiendo una nueva doctrina Monroe (‘América para los americanos’)», apunta Gratius. Se trataría de recuperar el concepto de «hemisferio occidental» o Nuevo Mundo; nomenclaturas de connotación imperialista en las que Washington se adjudica el rol de metrópoli.
Intereses políticos en Venezuela
«Hay presiones internas. Dentro del Partido Republicano hay personas que demandan que Estados Unidos promueva un cambio de régimen dentro de Venezuela», apunta el investigador de International Crisis Group Víctor Aguilar Pereira. Es decir, interesa colocar en Caracas un Gobierno amable para los intereses económicos y geopolíticos de Estados Unidos. «La idea es recuperar el control de esos recursos para expulsar a los que han conseguido introducirse en el continente americano», dice la investigadora del CIDOB para América Latina Anna Ayuso.
Se trata de superar el aislacionismo que Donald Trump predicó en su primer mandato o, visto de otra forma, darle una interpretación más amplia del «Make America Great Again». Aunque Ayuso tampoco menosprecia el factor «lucha contra el narcotráfico». Sobre todo, dice la investigadora, «porque está mandado a la vez un mensaje a México», principal punto de entrada de la droga en Estados Unidos.
A todo esto, el petróleo venezolano que China recaba para sus industrias es, en realidad, en pago por financiar la deuda del Gobierno de Maduro. Está por ver cuánto de estos pagos repercute en los venezolanos de a pie y cuánto alivio resulta frente al peso de las sanciones que estableció la Administración Obama poco después de que Maduro llegara al poder y que han llegado hasta nuestros días.


