Unas pinturas rupestres halladas en Indonesia, las más antiguas del mundo, cambian la fecha en que la humanidad empezó a dibujar

Halladas en la isla de Célebes y con 51.200 años de antigüedad, representan varias figuras humanas y un cerdo salvaje

CADENA SER

Madrid

Las pinturas de animales de la cueva de Altamira tienen más de 35.000 años. La de Lascaux, en Francia, 17.000. En Bhimbetka, en la India hay unas de 30.000 años. Y hasta ahora, las más antiguas, se databan hace 43.000 años en varias cuevas de la isla indonesia de Sulawesi. Este punto del mundo, que conocemos en castellano como Célebes, es una de las mayores islas de Indonesia y se considera el lugar del mundo donde quedan -en varias cuevas- los testimonios más antiguo de arte creado por el ser humano.

La pintura rupestre que ilustra esta noticia está en el yacimiento de Lean Karmpuang. Y no. No es un hallazgo nuevo. Ya se conocía su presencia en esta cueva de pinturas rupestres tras el descubrimiento que hizo un estudiante de doctorado de la Universidad de Griffith en 2017, guiado por vecinos de la zona que habían visto las figuras dentro de una cueva.

Estas pinturas, de hecho, ya estaban entre las más antiguas del planeta: se calculaba su antigüedad en 43.900 años.

Entrada al yacimiento de Leang Karampuang, en la isla de Sulawesi, indonesia. Crédito: Google Arts & Culture
Entrada al yacimiento de Leang Karampuang, en la isla de Sulawesi, indonesia. Crédito: Google Arts & Culture

La noticia ahora es que un equipo de arqueólogos, comandados por Maxime Aubert y Adhi Agus Oktaviana, han vuelto a analizar, con un nuevo método de datación, las pinturas del yacimiento de Lean Karmpuang (y otras cuevas) para batir un récord. Para marcar, de nuevo, una fecha muy importante en nuestra prehistoria.

Los arqueólogos aseguran que, gracias a su novedoso método, han encontrado «la pintura rupestre narrativa más antigua conocida hasta la fecha». Y dicen que está datada en, «al menos, 51.200 años». En la imagen, difundida en la revista Nature, vemos figuras humanas interactuando con un cerdo salvaje, pintado de un vivo color rojizo. También han recolocado la fecha de otra escena de caza en otro yacimiento (el de Leang Bulu’ Sipong 4) y le dan 48.000 años de antigüedad.

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Estos dos hallazgos no solo retrasan en más de 5000 años las dos fechas establecidas para el arte rupestre que hay en la isla de Sulawesi sino que también «sugieren que el origen de la representación figurativa y narrativa humana ocurrió en otra época completamente distinta del Pleistoceno». Es decir, nos hablan de un desarrollo de la capacidad simbólica y narrativa en los humanos mucho antes de lo que hasta ahora se creía.

En el final del paper publicado en Nature, podemos leer esta frase: «Las nuevas fechas de Sulawesi cuestionan dos premisas clave en el estudio del arte del Pleistoceno. La primera es que la representación de antropomorfos o figuras de aspecto humano, no se hizo común hasta finales del Pleistoceno tardío. La segunda es que la creación de composiciones narrativas evidentes era rara o inexistente en el arte rupestre primitivo».

Este nuevo trabajo de datación señala que «las representaciones de figuras antropomorfas que interactúan con animales aparecen en el arte rupestre del Pleistoceno tardío de Sulawesi miles de años antes que en Europa. Esto implica que «una rica cultura narrativa» se desarrolló en una época temprana del homo sapiens en esta región.

El nuevo método para la datación

Los arqueólogos han usado un método que llaman laser ablation uranium-series imaging. Algo así como «imágenes de la serie de uranio por ablación láser». Utilizan un láser acoplado a un espectrómetro de masas para analizar las muestras de carbonato de calcio que se quedan adheridas con el tiempo a las pinturas y obtener cálculos de edad más precisos porque pueden analizar el calcio que está más cerca de la capa de pigmento de color.

Con el nuevo método, los científicos explican que han «superan todas limitaciones de los sistemas que se usaban hasta ahora», por ejemplo, las del método del Uranio-Torio.

Este sistema es más rápido y -sobre todo- menos destructivo para las pinturas. Aubert y Oktaviana prometen «revolucionar la forma en que entendemos y estudiamos el arte prehistórico».