El francés ha anotado cinco goles en los dos partidos sin el brasileño y los de Ancelotti tienen cuatro puntos sobre el Atlético en la clasificación
El Real Madrid volvió a ganar desplegando un juego armónico y con un Mbappé exuberante anotando su primer hat-trick en el Real Madrid (cinco goles en los dos partidos sin Vinicius). El francés se movió de forma deslumbrante en ataque sin estorbarse con Rodrygo y Brahim, sus acompañantes, y mostrando una deliciosa sintonía con Bellingham. Los blancos abren un hueco de cuatro puntos sobre el Atlético, a dos jornadas del derbi, y encadenan cuatro victorias tras la goleada de la final de la Supercopa ante el Barça. Los de Ancelotti alcanzan la velocidad de crucero, aunque aún deben mostrar fiabilidad en los partidos de jerarquía que vienen ahora: Brest, Atlético, el matagigantes Leganés en Copa, playoff de Champions…
El empate del Atlético ofreció al Real Madrid una inesperada oportunidad de abrir brecha en la cabeza de la tabla mientras anda intentando alcanzar su velocidad de crucero. Así que los blancos se plantaron en Zorrilla sabiendo que la victoria en Valladolid escondía premio extra. Ancelotti había dejado en sala de prensa la receta del éxito: “Concentración, sacrifico y compromiso”. Así que dispuso un once sobrio en el que esta vez sacrificó a Asencio para no sacrificar a Valverde. Desplazó a Tchouameni al eje de la defensa, empujando al canterano al carril. Y arriba Brahim se acostó a la derecha dejando la izquierda a Rodrygo. Junto a ellos Ceballos, Bellingham y Mbappé por delante. Enfrente un Valladolid camino del desgüace, con solo 16 fichas profesionales y lo justo para hacer un once entre lesionados y huidos. Por no estar, no estaba ni Ronaldo, que anda más pendiente de postularse para presidir la Confederación Brasileña de Fútbol.
El choque arrancó con dos avisos blanquivioletas. Courtois tuvo que sacar una mano milagrosa a cabezazo de David Torres a los tres minutos, y pocos segundos después remataba Javi Torres de nuevo. El Madrid volvía a salir perezoso, dando la razón a su entrenador sobre su insistencia en priorizar defensiva como llave del éxito. El ‘Pucela’ proponía un choque de pierna dura y agresividad defensiva ante la desgana madridista. Una falta mal tirada por Rodrygo y un disparo desviado de Mbappé eran el único bagaje de los visitantes cuando Sylla hizo trabajar de nuevo a Courtois pasados los veinte minutos. El Valladolid no tomaba riesgos y mantenía la aspereza.
Triplete de Mbappé
A los 28 minutos hora Rodrygo desperdició un balón suelto en el área local, en un aviso porque el Madrid ya había llevado el duelo al área de Hein. Y un minuto después Mbappé armó una pared eléctrica con Bellingham y abrió el marcador anotando su vigésimo gol esta temporada. A Ancelotti sonreía en la banda porque le encanta que los planes salgan bien y todo iba según lo previsto. El Madrid monopolizaba la pelota, con Ceballos luciendo galones, ante un resignado Valladolid que corría persiguiendo sombras. Al descanso la única preocupación para Carletto era la confirmación de que Bellingham es cada día un jugador más bronco, al estilo Vinicius, entrando en todas las guerras con los rivales. Lo que le llevó a irse amonestado a la ducha.
La segunda parte arrancó con la misma sensación de placidez para un Real Madrid que se limitó a esperar su momento para aniquilar al Valladolid. Y llegó en el minuto 56 cuando un balón recuperado llegó a Rodrygo que montó una contra y cedió a Mbappé, quien cruzó la pelota a la red anotando el que era su decimotercer gol en los últimos 16 partidos. Nadie cuestiona el liderazgo de Kylian en el equipo, superado su bache inicial tras el desembarco en el club.
Aprovechó Ancelotti el final del encuentro, y la tibieza del rival, para seguir repartiendo minutos para tener activados a todos los jugadores. Había advertido el técnico que él no tenía nada que explicar en ataque a sus estrellas y los datos le avalan. Porque el Madrid no marcaba al menos dos goles en 13 partidos seguidos desde la temporada 1960-61. Mbappé cerró el partido anotando su tercer gol de penalti en una jugada de mala fortuna que terminó en penalti de Mario Martín a Bellingham, en la que el inglés con muy poca clase, pidió la roja para su excompañero. Carletto ha superado el otoño y el invierno sorteando algún bache y acabará enero líder en Liga con cuatro puntos sobre el Atlético y diez sobre el Barcelona de Flick, con el equipo clasificado en Champions para dieciseisavos (y aún se puede ahorrar esta fase), y vivo en Copa del Rey. Solo le queda templar el carácter a Vinicius, cuyos incendios alteran la estabilidad del equipo.