La operación ‘Game Rol’, bautizada así porque los ladrones reventaban sobre todo salones de juego, se saldó con 16 detenidos y este viernes ha sido presentada por el delegado del Gobierno
LA OPINIÓN
A principios del presente mes de marzo, un centenar de agentes de unidades de élite de la Guardia Civil se desplegaban en Torre Pacheco para llevar a cabo, orden judicial en mano, 17 registros en el marco de una operación para capturar a un grupo delictivo que estaría detrás de decenas de atracos en la Región. La operación se saldó con 16 detenidos, la mayoría de ellos ya en prisión, y este viernes ha sido presentada por el delegado del Gobierno en Murcia, José Vélez, en una rueda de prensa en su departamento.
La operación ‘Game Rol’, bautizada así porque los ladrones reventaban sobre todo salones de juego, ha permitido esclarecer una treintena de atracos y robos violentos en establecimientos y casas. La Benemérita decomisó, en el transcurso del operativo, un revólver detonador con munición, cuatro vehículos, armas blancas, herramientas, 26.000 euros en metálico, 600 cajetillas de tabaco, joyas, marihuana, éxtasis, guantes y pasamontañas. Además, se recuperaron 24 vehículos robados, los cuales empleaban los ladrones para dar sus golpes.
Estos delincuentes, muy violentos, portaban armas para perpetrar sus ‘palos’. El Instituto Armado llevaba meses (desde que comenzó el año) detrás de la pista de estos delincuentes, para arrestarlos y ponerlos a disposición de la Justicia.
Ocho decenas de asaltos
Para la explotación del operativo de primeros de mes en Torre Pacheco se movilizaron a la Región efectivos del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) del Instituto Armado. Ese día fueron detenidas once personas, como adelantó entonces La Opinión. A la noche siguiente, otras cinco, que se habían escondido en una vivienda de Roldán.
Los sospechosos formarían un grupo delictivo jerarquizado (con su núcleo duro asentado en Lo Ferro y Roldán) en el que cada miembro se habría especializado en una tarea concreta. Antes de cada robo, vigilaban: conocían las rutinas de los empleados de los locales, los horarios en los que había más recaudación y sabían por dónde huir más rápido. Eran unos profesionales del delito.
Otra parte de la banda se dedicaba a dar salida en el mercado negro a las cosas que robaban. «Otra de las ramificaciones del grupo materializaba la venta de drogas al menudeo entre los propios miembros de la organización criminal ahora desmantelada», explica el Cuerpo.
No obstante, la investigación (que empezó en agosto, con los primeros robos) sigue abierta, ya que se sospecha que estos mismos amigos de lo ajeno estarían detrás de ocho decenas de atracos.