Un mediocre adiós a la Champions y un triste epílogo para Ancelotti

La eliminación sentencia al italiano, que dejará su puesto a un Xabi Alonso al que el club blanco pidió hace unas semanas paciencia en este final de temporada

Courtois paró un penalti y el Arsenal dio la puntilla a los blancos en el descuento con un gol de Martinelli

Fermín de la Calle    Madrid

La magia del Bernabéu, el peso de la camiseta, el poder del escudo… El madridismo se había aferrado a los intangibles para buscar una remontada de complicada justificación futbolística. El Real Madrid de las once derrotas y los 61 goles en contra se encomendaba a la mística para obviar su falta de consistencia. Decía Machado que “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Y esa verdad decía que este Madrid, vigente campeón de Champions con el añadido de Mbappé, no funciona como equipo. La irrupción del Kyian ha desequilibrado el ecosistema armado el año anterior por Ancelotti. Egos, celos, desplantes… Un equipo sin alma que corre poco y mal ha terminado agotando el crédito de Carletto, quien perdió su ascendencia sobre un vestuario harto de su paternalismo con el caprichoso Vinicius y el indolente Mbappé. Esta vuelta ante el Arsenal ha sido el mejor resumen de esta temporada opaca. No hubo un gramo de magia ni se atisbó un solo indicio de remontada. Y este triste adiós de la Champions supone además el epílogo para Ancelotti. Una vulgar despedida inmerecida para un periodo majestuoso.

La necesidad local aventuraba un inicio frenético que en realidad fue caótico. Avisó Saka con dos disparos, uno de los cuales terminó en córner. Y en el mismo, pero dos minutos más tarde, advirtió el VAR un agarrón de Asencio a Merino que dejó helada a la grada del Bernabéu. Y cuando Odegaard se disponía a lanzarlo, Saka, cuya relación con los penaltis es tortuosa, asumió el lanzamiento perpetrando un engendro de disparo tan mal tirado que Courtois desde el suelo lo palmoteó. La parada del belga encendió a un Bernabéu impropio de una jornada de remontada, con más ‘turistas’ que clásicos debido a la Semana Santa.

El choque se mudó al área de Raya y en el minuto 22 Letexier señaló penalti de Rice a Mbappé. Un agarrón tenue del que se desdijo al verlo en el VAR. A la lista de obstáculos, el relato madridista añadía un enemigo inesperado: el videoarbitraje. El primer tiempo acabó con Courtois salvando un gol y la grada de animación cantando: ‘Échale huevos’. Pero el problema del Madrid esta temporada es que le falta fútbol, no testosterona. Rudiger y Asencio rifaban pelotazos y las bandas balones a la olla que ni crearon ocasiones ni generaron incertidumbre. Y de las estrellas no hubo noticias en toda la noche.

Dos goles en dos minutos

Arrancó la segunda parte sin que el Real Madrid pusiera «el corazón, la cabeza y los cojones» que pedía Ancelotti. David Raya hizo su primera parada en el minuto 55 y Carletto se abrazó al tremendismo a la hora de partido echando mano de Ceballos y Endrick. Para entonces en el Bernabéu reinaba una molesta silbatina fruto de lafrustraciónn de la grada ante el juego inocuo de los suyos. El Arsenal incluso llegó a adelantarse, con un gol de Saka tras pase delicioso de Merino a la espalda de la zaga, pero un par de minutos más tarde Saliba cometía un error grosero y Vinicius colocaba el empate. En realidad, nada cambiaba la deriva del encuentro, y mucho menos de la eliminatoria.

El partido se fue consumiendo ante la resignación madridista en la grada y en el césped, sobre todo tras el gol en el descuento de Martinelli que daba el triunfo a los de Arteta. El vasco vino a ganar al Bernabeú y se llevó el triunfo.

El Real Madrid echa así la persiana a una Champions mediocre y este adiós deja sin coartada a un Ancelotti al que los despachos del Bernabéu consideraban amortizado desde hace meses. Su sustituto será Xabi Alonso, pero antes de que eso ocurra el Barça se cruzará en Sevilla con este Madrid herido que apurará sus opciones en Liga y Copa. Después ya se verá quien dirige al equipo en el Mundial de Clubes. Y mientras Brasil sigue esperando a Carletto… Adiós Champions, ciao Ancelotti.