Tres puñaladas y un intento de violación en Lorca: «Tengo que ser tu novio»

Una mujer declara a la Policía Nacional que un antiguo inquilino de la casa donde vive quiso agredirla sexualmente y, al no conseguirlo, la acuchilló

LA VERDAD

Los cuatro policías nacionales llegaron lo más rápido que pudieron. Eran las once de la mañana del pasado 20 de abril. El aviso de la Sala 091 por radio indicaba que una mujer estaba tirada en el suelo de la calle Portijico, en el barrio de San Cristóbal de Lorca, ensangrentada. Daba la impresión de que se trataba de un caso de violencia de género y los coches patrullas volaron hasta allí.

Al llegar, encontraron a una mujer de nacionalidad marroquí y de 45 años, tirada en la acera junto a su casa, boca abajo y con las manos agarrándose el pecho. En el suelo había un charco de sangre, pero la mujer, que no hablaba español, no pudo explicar lo que había pasado.

Poco después, llegaron los sanitarios en una ambulancia del servicio de Urgencias de Atención Primaria (Suap) Santa Rosa de Lima. Tras valorar las heridas que tenía, decidieron trasladarla urgentemente al hospital Rafael Méndez. Eran graves. Tenía una puñalada debajo del pecho, que le había perforado parte de un pulmón, y dos cortes en una mano.

Su vecina, la persona que llamó al Centro de Coordinación de Emergencias 112, explicó a los agentes que escuchó los gritos de una mujer pidiendo ayuda desde el interior de su vivienda y, al bajar a la calle, la vio saliendo de su domicilio con las manos puestas en el pecho y sangrando. Dio unos pocos pasos y se desplomó en el suelo. Nada más sabía sobre lo que había pasado.

La vecina escuchó los gritos de auxilio y la vio salir de su casa sangrando. Dio unos pasos y se desplomó en el suelo

Un cuchillo partido por la mitad

Otro testigo, compatriota de la víctima, aseguró que pudo escuchar a su vecina decir que conocía a su agresor, que era de piel morena y que había tenido discusiones meses atrás. Especialistas de Policía Judicial y Científica inspeccionaron la escena donde se había producido la agresión y observaron que la habitación donde se produjo el ataque se encontraba revuelta. En medio del dormitorio había un cuchillo partido, por la mitad. La hoja, de unos diez centímetros de longitud, estaba en el suelo y a un metro de distancia estaba el mango de color rojo. También había restos de sangre.

Mango y hoja del cuchillo, que se partieron durante el apuñalamiento.

Ante tales evidencias de un supuesto intento de homicidio, la Brigada de Policía Judicial se puso en marcha y activó el protocolo de delitos violentos.

Meses de acoso sexual

En esa vivienda en bajo vivían una decena de personas en distintas habitaciones alquiladas. Una de las inquilinas declaró a los policías nacionales que el agresor era un hombre de nacionalidad nigeriana y la víctima lo conocía desde hacía tiempo. Él estuvo viviendo en la casa un tiempo y las discusiones entre los dos eran habituales, aunque no pudo confirmar si existía una relación sentimental entre ambos.

El testimonio de la víctima era clave en el caso y agentes del grupo de investigación de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de Lorca se entrevistaron con ella en el centro hospitalario. La mujer les contó que sobre las 10.50 horas salió de su habitación para realizar la oración de la mañana en el patio de la vivienda.

La titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Ciudad del Sol decretó el pasado mes de abril prisión para el detenido

«Estoy casada»

De repente, un antiguo inquilino de la casa, O. O., un nigeriano de 40 años con el que había tenido enfrentamientos durante el tiempo que residió allí, la cogió del cuello y la introdujo en su habitación. «Tengo que ser tu novio», le dijo. «Estoy casada», le respondió ella, y añadió que no podía mantener esa relación con él. Furioso por la respuesta, intentó mantener relaciones sexuales, ella se negó, se defendió y forcejearon, hasta que sacó un cuchillo y se lo clavó tres veces. Le hirió en el pecho y en una mano. Tras la agresión, huyó a la carrera.

El dispositivo para dar caza al supuesto agresor ya se había puesto en marcha. A la descripción de los testigos sobre la identidad de O. O. se adjuntó el testimonio del marido de la víctima, de nacionalidad marroquí y de 47 años. Indicó a los agentes que recibió la noticia de la puñalada a su pareja a las doce del mediodía a través de un amigo. Añadió que «este individuo también es conocido suyo, a raíz de los problemas que tuvo anteriormente con su mujer, ya que quería mantener relaciones con ella y que suele verlo por la calle Mayor de Lorca», señalan las diligencias policiales a las que LA VERDAD ha tenido acceso. Se informó a todos los radiopatrullas de la identidad del presunto agresor, y los policías barrieron el casco urbano de la ciudad en su búsqueda.

Pero el cerco al supuesto agresor se levantó al anochecer, ya que una agente de la Brigada Local de Seguridad Ciudadana consiguió el número de teléfono de la madre del sospechoso y, tras explicarle lo que había pasado, la mujer le dio el número de su hijo. La policía habló con él. Y le indicó todas las pruebas e indicios que había contra él. Tan convincente tuvo que ser, que O. O. se presentó voluntariamente en la comisaría de Policía Nacional de Lorca ese mismo día a las diez de la noche.

La titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Lorca decretó el pasado 23 de abril, tres días después de la detención, prisión provisional para el detenido, acusado de un delito de tentativa de homicidio y agresión sexual.

«Esperaremos a que haya nuevas declaraciones sobre el caso»

El auto de ingreso en prisión fue ratificado el 10 de mayo por la titular del Juzgado de Instrucción número 4, que asumió las diligencias del caso. En su escrito, la jueza expone que existen indicios racionales de criminalidad que permiten presumir que O. O., se introdujo sin consentimiento de la víctima, a quien ya conocía previamente, en su domicilio. «En contra de su voluntad intentó forzarla para mantener relaciones sexuales con ella y al no conseguirlo, le asestó tres puñaladas con el cuchillo que portaba causándole lesiones. La gravedad de los hechos, homicidio y agresión sexual, las penas graves que llevan aparejadas estas figuras delictivas, el riesgo de fuga y de reiteración delictiva, justifican la necesidad de adoptar la presente medida cautelar de prisión provisional», señala la instructora del caso. Por su parte, el acusado está siendo defendido desde hace dos meses por el abogado Eduardo Muñoz Simó, del despacho Simó Abogados. El letrado no ha querido por el momento pronunciarse hasta que se practique «una nueva declaración de su cliente así como la de los testigos del suceso».