El tenista murciano, a pesar de torcerse el tobillo izquierdo en el primer set, se impone a Sebastián Báez (6-4 y 6-2) y ya está en la segunda ronda del ATP 500 de Tokio. El sábado jugará contra el belga Zizou Bergs.

GREGORIO LEÓN
Aún no había impuesto su jerarquía. El tenis que lo ha hecho multicampeón no terminaba de verse. Era el quinto juego y al ir a buscar una bola que le mandó el enemigo, Carlos Alcaraz pisó mal y se torció el tobillo izquierdo. Rápidamente se tiró a la pista, con el gesto contraído de dolor pintado en la cara. Después de tres minutos de examen, se sentó en su silla y recibió la atención médica. El fisioterapeuta del torneo le colocó un vendaje y el murciano volvió a jugar. Pero no habían acabado los contratiempos. Apareció la lluvia, obligando a detener el encuentro. En su reanudación, ya con el techo retráctil desplegado, con el turno de servicio en sus manos y después de haber firmado un break, Carlitos se llevó el primer set ante un combativo Sebastián Báez.
A pesar de las dudas que le dejaba su tobillo lastimado, Alcaraz arrancó con fuerza la segunda manga, aplicando su derecha, atreviéndose con dejadas mágicas y respondón al resto. Fue así como se puso 2-0. Y como firmó una segunda rotura para ya inclinar definitivamente el partido a su favor.
Sin sacar su juego supremo, sin grandes alardes, Alcaraz accede a la segunda ronda del ATP 500 de Tokio, el primer torneo que disputa después de encumbrarse en Nueva York. La colección de victorias crece y crece. Con la de este jueves ya tiene 63, a solo dos de igualar su récord personal de 65, localizado en 2023.
Ahora se enfrentará al belga Zizou Bergs, que eliminó al campeón de Chengdu, Alejandro Tabilo.