Santoral católico
Aunque los detalles de su vida son escasos y contradictorios, su hagiografía (Passio Mantii,[2] redactada en el siglo VII[3]) cuenta que fue un esclavo cuyos amos eran judíos, que le llevaron con ellos de Roma a Évora, donde fue coaccionado para convertirse al judaísmo, siendo él cristiano. Al negarse fue sometido a torturas («azotado y engrillado»[4]) y obligado a trabajar la tierra de forma particularmente penosa y extenuante, hasta que murió y fue enterrado en un estercolero (más literalmente «ultrajan el cadáver del santo arrastrándolo y soterrándolo someramente en la calzada pública»[5]).
- San Cristóbal Magallanes y compañeros. (imagen ilustrativa).
- San Eugenio de Mazenod.
- San Hemming de Abo.
- San Hospicio de Niza.
- San Mancio.
- San Paterno de Dariorige.
- San Polieucto.
- San Teobaldo de Vienne.
- San Timoteo de Mauritania.
- Beato Juan Mopinot.