Se trata de una especie invasora cuyo origen es asiático y entró al Mediterráneo por el Canal de Suez
LA OPINIÓN
Los científicos del Comité de Seguimiento del Mar Menor han detectado en las últimas semanas un elevado número de una especie de medusa que, aunque ya había aparecido en la laguna en años anteriores, no lo había hecho con esta magnitud. Se trata de la phyllorhiza punctata, como ha detallado el portavoz del Comité Científico, Emilio María Dolores, en la rueda de prensa semanal en la que ofrece los últimos datos sobre el ecosistema.
También conocida como medusa manchada australiana, ha sido detectada en grandes cantidades en los últimos días. Según ha indicado Emilio María Dolores, el pasado 5 de agosto se comprobó que había habido un nacimiento de medusas «bastante importante. Pensábamos que podía ser la cotylorhiza tuberculata, conocida como huevo frito, porque es la habitual en esta época del año. Pero dos semanas después, cuando crecieron y pasaron a ser juveniles, vimos que se trataba de la medusa manchada australiana».
El portavoz ha explicado que no es una especie recién llegada a la laguna, sino que se detectó hace varios años frente a la zona de Mar de Cristal, aunque no en estas cantidades.
La medusa manchada australiana es una especie invasora que tiene su origen en Asia y que entró al mar Mediterráneo a través del Canal de Suez. Actualmente, según los datos recogidos por el Comité Científico, se encuentra concentrada, sobre todo, en la cubeta norte, en la zona superior a las islas del Barón y la Perdiguera.
Acerca de su superviviencia y desarrollo, el experto ha aclarado que «hasta que no pasen un par de semanas y hagamos un nuevo muestreo no podemos saber si van a proliferar mucho. Su densidad ha bajado con respecto a los primeros datos que obtuvimos, aunque sigue siendo superior a otros años». Se encuentran en una «fase muy inicial, son juveniles», lo que ha llevado a los expertos a considerar que «puede que muy pocas lleguen a ser adultas».
Las condiciones oceanográficas del Mar Menor son más confortables para muchas especies, entre ellas este tipo de medusa, lo que favorece que se instalen y se reproduzcan, como ya ha ocurrido con otros ejemplares anteriormente.
El poder urticante de esta medusa manchada australiana es muy leve, «casi nulo», y «no supone un peligro para los humanos», ha indicado Emilio María Dolores.
Su aspecto es muy característico, ya que la umbrela, la parte superior de las medusas, está cubierta de pequeños puntos blancos, lo que la hacen muy fácil de identificar. Además, este ejemplar prefiere las aguas cálidas para desarrollarse.
Llaman a proteger a las medusas del Mar Menor
En las últimas semanas han sido muchas las voces de la comunidad científica y ecologista que han pedido a los bañistas que no maten a las medusas. Pese al debate abierto sobre si estos ejemplares actúan como filtros del agua del mar, defensores y detractores de esta teoría sí coinciden en pedir que se respete a una especie que «no suele hacer daño ni molestar».
En opinión del portavoz del Comité Científico del Mar Menor, «filtran el agua, actúan como microdepuradoras y de esa filtración se quedan con lo que les sirve para alimentarse. La medusa manchada australiana a priori también tiene algas en los tentáculos que hacen la fotosíntesis, por lo que actúa como un ecosistema en sí misma».
Por su parte, el director de Anse, Pedro García, ha apuntado a que se tiene aún «poca información sobre las medusas que hay en el mar Menor» y considera que la población de este año es muy reducida en términos generales, aunque podría incrementarse a partir de ahora por el cambio de temperatura y de corrientes, que «habitualmente traen hacia finales del verano especies de medusa más urticantes«.
García ha argumentado que, pese al número reducido de medusas este año en la laguna, no se ha producido un proceso de eutrofización como sí ha ocurrido en años anteriores con mayor número de estos ejemplares, lo que para él demuestra que «no está claro que se encarguen de hacer un filtrado del agua».
En cualquier caso, ha insistido en que «no tiene sentido sacarlas del agua, sobre todo a especies como la huevo frito, que no son urticantes y sirven de cobijo a varios tipos de peces en su fase larvaria, evitando así ser comidos por otros».
«Matarlas por matarlas no tiene sentido, porque no provocan lesiones», ha dicho, antes de animar a la Comunidad Autónoma a desarrollar una labor educativa «sobre por qué no tiene sentido sacarlas del agua».