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La consulta pública que abrió el Gobierno para recabar cuestiones que afecten al «interés general» terminó el 16 de mayo
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El cambio de condiciones en cuentas y crédito a las pymes, así como la pérdida de oficinas y empleo, entre las preocupaciones
PorSOFÍA SOLER RTVE

«¿Considera que existen criterios de interés general distintos de la defensa de la competencia que pueden verse afectados por la operación BBVA/Banco Sabadell?». Es la pregunta del Gobierno a usuarios, organizaciones, asociaciones y otros agentes económicos en la primera ocasión que se utiliza una consulta pública para valorar una operación entre empresas.
Pero esta puerta abierta a la participación no es la única muestra de que la opa permea en la sociedad más allá de los círculos económicos y empresariales. El BBVA a través de un anuncio en televisión y plataformas digitales trata de convencer a los accionistas del Sabadell. «¿Cómo podría ser nuestro nuevo banco?», lanzan.
Por eso, nos hemos preguntado cómo puede afectar la opa y, sobre todo, una posible fusión como consecuencia de ella a ahorradores particulares, pequeñas y medianas empresas, accionistas y trabajadores.
Los clientes particulares
Las experiencias pasadas de fusiones de bancos demuestran que no son problemáticas para los clientes, cuyas cuentas o hipotecas, por ejemplo, pasan de un contenedor a otro sin tener que hacer nada. Pero hay que tener en cuenta algunas cuestiones.
El banco está obligado a mantener las condiciones de hipotecas y préstamos (tipo de interés, plazos…), sin embargo, sí puede cambiar las de cuentas y tarjetas (comisiones, costes, remuneraciones…). En ese caso, debe comunicarlo con dos meses de antelación y permitir la cancelación sin coste. De hecho, esto es algo que puede ocurrir sin que el banco haya cambiado de manos y así se recoge siempre en los contratos.
Una fusión también puede impactar en las formas del servicio que se ofrece. El alcance depende de a quién se pregunte: «No tiene por qué afectar enormemente [al usuario], mucho menos en momentos tecnológicos como el actual. Utilizamos mucho menos las oficinas y elementos presenciales (…) Será una nueva app, un nuevo entorno«, valora el catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València, Santiago Carbó, en una conversación con RTVE.es, y apunta que, aunque puedan producirse cierres de oficinas y despidos, también es posible que algunos empleados sigan exactamente con los mismos puestos y funciones.
La presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), Patricia Suárez, es más crítica en su análisis. «Los problemas empiezan en que la gente tiene la sucursal al lado y termina teniéndola a media hora o 45 minutos», señaló en una entrevista en La hora de la 1, en la que vinculó los cierres de oficinas con la merma de la «inclusión financiera», muy relevante en el ámbito rural y de forma creciente en las ciudades. «Cada vez es más difícil tener una oficina cerca porque se está apostando todo a internet. Consideramos que es un camino que por supuesto que no hay que desandar, pero a muchas personas, sobre todo mayores, se les está dejando fuera», declaró.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha dado el visto bueno a la operación si el BBVA cumple con sus compromisos al respecto: mantener su presencia física en determinados territorios (por falta de competencia, baja renta per cápita o servicios especializados, entre otros motivos), y respetar las condiciones comerciales en los códigos postales con menos competencia. Esos compromisos caducan a los tres años, prorrogables a cinco en algunos casos, y resultan insuficientes para Asufin. Carbó, en cambio, cree que bastarán para «minimizar el estrés» que pueda generar una fusión.
Las pymes
Pero la principal preocupación que se ha expresado estos últimos meses en torno a la opa del BBVA sobre el Sabadell tiene que ver con el acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas (pymes), especialmente en Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares, donde el banco del Vallès está muy presente.
«Estimamos que puede haber una disminución del crédito solo en las pymes catalanas de alrededor de unos 50.000-70.000 millones de euros», apunta el decano del Colegio de Economistas de Cataluña, Carlos Puig de Travy, a RTVE.es, como parte de una de las organizaciones que mandaron al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, una carta para exponer las «poderosas razones de interés general» que hacen pensar que la fusión sería «lesiva» para España.
El BBVA se ha comprometido con la CNMC a mantenerles la financiación a corto plazo y el volumen de crédito a medio y largo plazo. Sin embargo, Puig de Travy se fija también en la caducidad de cinco años de esos compromisos. «Cuando pase ese tiempo, ¿qué pasará?», cuestiona.
En términos de concentración del mercado, recuerda que solo entre Sabadell, BBVA y La Caixa copan el 70% del mercado bancario en Cataluña, y reflexiona: «Si en vez de tres tienes dos bancos, ¿cómo puedes negociar? Esto lo que produce es evidentemente una subida de precio».
La CNMC, en cambio, considera que los compromisos del BBVA para solucionar los problemas de concentración son «adecuados, suficientes y proporcionados«, de acuerdo con la nota de prensa de la institución, que deja la pelota en el tejado del Gobierno para que decida conforme a «criterios de interés general».
Y en eso incide Puig de Travy, que pide no solo considerar los aspectos «cuantitativos», sino también los «cualitativos». En ese sentido, habla de la necesidad de un banco «que entienda» el contexto y la idiosincrasia del tejido empresarial catalán, balear y valenciano, como el Sabadell lleva años haciendo. Por su «arraigo» y «ADN», pero también por la distinta estrategia de negocio. «Los bancos grandes están más centrados en intentar crecer a base de obtención de sinergias, estandarizar procesos y políticas. En cambio, un banco más pequeño es como si fuese una boutique«, dice, haciendo una analogía con los despachos de abogados.
La presidenta de Asufin valoró igualmente como insuficientes los compromisos respecto al crédito a las pymes. En La hora de la 1, puso el ejemplo de un empresario que tiene que pedir dos créditos por separado a los dos bancos debido a su valoración de riesgo. «Si lo tienes concentrado en una sola entidad, a lo mejor deja de ser viable», señaló. «Pedíamos el compromiso de respetar el límite de crédito, porque las pymes y los usuarios en general diversificamos en distintas entidades para poder acceder al crédito».
Los accionistas
La otra pata en este debate es la de los accionistas, a quienes corresponderá en último término decidir si aceptan o no la oferta del BBVA, si el Gobierno la autoriza. Sin entrar a valorar el canje (una acción del BBVA y 0,7 euros por cada 5,3 acciones del Sabadell, de acuerdo con la última actualización) y poniéndonos en el caso de una fusión, ¿qué ventajas e inconvenientes pueden encontrarse los accionistas de ambos bancos?
«Si la integración resulta un éxito, te abre puertas a más mercados y a los beneficios de tener una escala mayor. Puedes participar en operaciones rentables, como préstamos sindicados, etc.», señala el catedrático Santiago Carbó, que no duda de que el objetivo de una operación como esta es «crear valor». Tampoco descarta los riesgos, si fracasa el proceso de integración, pero lo juzga poco probable dada la experiencia. Solo con el tiempo se podrá juzgar el resultado. «Dependerá mucho de cómo evoluciona el futuro del sector financiero en general», añade.
En sus promociones y comunicaciones, el BBVA enfatiza precisamente la posibilidad de competir de forma más «sólida» en Europa gracias a un tamaño mayor que permita más inversiones y, por lo tanto, en su opinión, «una oferta de productos mejor y más innovadora». Estima que la entidad resultante tendrá una mayor capacidad de financiación y más «resiliencia» ante las crisis económicas.
Por el contrario, el decano del Colegio de Economistas de Cataluña subraya el aumento de los riesgos. «Ser un banco más internacional quiere decir que flujos de recursos se van fuera«, alega, y tira de doctrina económica para cuestionar los argumentos del BBVA: «Tener competencia hace que haya más eficacia e incentiva la innovación, el progreso», describe. «Pero, sobre todo, cuando hay competencia, los precios bajan y la calidad sube».
Empleados
Ninguna fuente consultada duda que una fusión supondría despidos, como consecuencia de las duplicidades: dos equipos directivos, servicios centrales, informáticos, recursos humanos… Los sindicatos CC.OO. y UGT han cifrado este viernes el recorte de plantilla entre 7.600 y 10.500 personas, una «pérdida masiva de empleo» que afectaría especialmente a los mayores de 50 años.
En su análisis, Puig de Travy lamenta la posible «pérdida de talento» del sector financiero en Cataluña, cuya onda expansiva puede tocar también «al ecosistema de formación». «Si se pierden puestos de trabajo, afecta a la renta y a los impuestos», ahonda el economista, que defiende una economía más descentralizada.
Carbó, por su parte, llama a la calma y opina que el impacto no será tan marcado como en las fusiones posteriores a la crisis del 2008, cuando uno de los problemas del sector era que estaba «sobredimensionado». «Las plantillas y oficinas ya se han optimizado», aclara, y busca también el efecto positivo a medio y largo plazo: «Habrá salidas probablemente, y habrá entradas. Para ese tamaño necesitarán recursos humanos digitales, etc.».