La última campaña arqueológica del equipo de investigación que lidera el arqueólogo Julio Navarro también revela hasta tres fases de construcción en la arquería del pórtico
LA OPINIÓN
La última campaña arqueológica en la zona del llano de la almunia de recreo de Abu Abd Allah b. Mardanís (1147-1172), el Rey Lobo, en Monteagudo, se ha desarrollado entre el 29 de noviembre y este martes, 5 de diciembre.
Los trabajos de investigación realizados por el equipo que lidera el arqueólogo murciano Julio Navarro, adscrito a la Escuela de Estudios Árabes del CSIC, en colaboración con el arquitecto Felix Arnold, director científico del Instituto Arqueológico Alemán en Madrid han sido especialmente fructíferos, debido a los numerosos descubrimientos y las nuevas interpretaciones que se han podido extraer de ellos.
La gran alberca
El hallazgo más significativo es la identificación de «una inmensa alberca» de 840 m3 (21 x 23,5 x 1,70 m), donde anteriormente se creía que había un patio de crucero ajardinado.
Hasta octubre de 2023 los arqueólogos del CSIC solo habían planteado la hipótesis de que en el patio del palacio había un jardín rehundido de crucero. La presencia de una alberca había sido descartada hasta entonces, ya que el jardín de crucero era la solución más habitual en los patios palatinos de ese periodo, como sucede en el palacio almorávide de Marrakech y en los ejemplos mardanisíes del palacio fortificado del Castillejo de Monteagudo y de la Dar as-Sugrá (Santa Clara de Murcia); esta solución también está documentada en los patios almohades sevillanos de Contratación, la Montería y el Crucero, explican los investigadores.
Sin embargo, la realización de un pequeño sondeo junto al andén meridional ha permitido descubrir que, en realidad, sí existió esta gran alberca. Esto ha quedado probado al exhumarse su pavimento de mortero de cal y la habitual media caña que cubre el ángulo de 90 grados que hay entre el suelo y el inicio de sus paredes verticales. Además, según fuentes del equipo de Julio Navarro, la parte superior de los muros de la alberca están decorados con motivos de lacería pintados a la almagra (colorante mineral rojizo).
La disposición de una gran alberca dentro de un espacio bien delimitado arquitectónicamente, formando parte del complejo áulico, «es una solución propia de los contextos palatinos suntuosos en la historia de la arquitectura islámica», señalan estas fuentes, que añaden que se encuentra bien desarrollada a lo largo del tiempo en numerosos palacios como el califal de Samarra, el Dar al-Bahr de Sabra al-Mansûriya en Túnez (siglo X), el de la almunia de al-Rummaniyya en Córdoba (siglo X), el Dar al-Bahr de Sabra al-Mansuriya en Argelia (siglo XI), el de la alcazaba de Almería (siglo XI), el de Bin Yunis en las cercanías de Ceuta (siglos XI-XII), el del Partal Bajo (siglo XIV), entre otros.
Otro de los hallazgos se refiere a la arquería del pórtico del pabellón, entre la gran alberca mencionada y una segunda alberca de menor tamaño de 120 m3 (12 x 11 m). Aunque sólo ha sido posible excavar sus cimientos inmediatos al muro oriental de la alberca, pues las estructuras exhumadas no conservan nada de su alzado, al haber sido arrasadas por debajo de la cota de pavimento, «se ha podido constatar la existencia de tres fases constructivas», indica Navarro a La Opinión: una primera fase con tres arcos que responden a modelos almorávides, una segunda fase con un amplio arco central flanqueado por arcos bíforos de tradición almohade y una tercera fase con tres arcos de menor altura que los anteriores. «Estas fases reflejan la adaptación del diseño a distintas modas a lo largo del tiempo», sostiene el arqueólogo.
Un nuevo andén
Asimismo, Navarro ha informado de la aparición de un nuevo andén, que no estaba anteriormente identificado, y que «nos permite hablar de un jardín especialmente primoroso inmediato al palacio por sus dos lados formando parte del gran jardín de crucero y separado de este por una tapia».
El gran éxito de esta campaña radica en que se ha redescubierto y ampliado el enorme potencial del yacimiento y su importancia para la historia cultural nacional e internacional. Se consolida así un proyecto entre instituciones del máximo nivel científico como son el Instituto Arqueológico Alemán y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), lo que garantiza no solo la capacidad investigadora del equipo, si no también la viabilidad del proyecto a medio y largo plazo, gracias a las aportaciones económicas de ambas instituciones, a las que se sumarán otras en un futuro.