El municipio, con 21.000 hectáreas de terreno con este árbol de secano, es el que mayor superficie tiene dedicada a él en toda España
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Las mejores imágenes de la floración de Mula / Marcial Guillén / EFE / LA OPINIÓN
EFE 23 FEB 2025 18:49
El municipio de Mula, en el corazón de la Región de Murcia, se convierte cada mes de febrero en un mosaico rosa y blanco, el que forman los miles de almendros que se cuajan de flores en la que es la primera floración de toda Europa y que dan al árido paisaje de la zona una belleza singular que atrae las miradas de vecinos y turistas.
El almendro es el gran protagonista de la economía del municipio, que vive principalmente de la agricultura, un tercio de la cual está dedicada a este árbol de secano, que se extiende por unas 21.000 hectáreas de terreno, lo que lo convierte en el municipio de España con mayor superficie dedicada a él.
En toda Murcia hay unas 74.000, lo que la convierte en la cuarta comunidad con mayor producción de este fruto seco, con la particularidad de que la gran mayoría se cosecha en secano tradicional.
El espectáculo que ofrece la impresionante floración de estos árboles se ha convertido en los últimos años en un importante atractivo turístico y para aprovechar ese potencial este 2025 el ayuntamiento ha puesto en marcha por segundo año consecutivo MulaFlor, una campaña que se prolonga todo febrero y hasta el próximo 16 de marzo.
Incluye rutas guiadas por la naturaleza, talleres y exposiciones dedicados a la historia y tradiciones del municipio, actividades para público infantil y encuentros culturales, entre otras.
Como novedad, este año cerrará el evento una feria gastronómica, Gastroflor, que incluirá talleres, demostraciones, catas y degustaciones gastronómicas para ofrecer una experiencia culinaria basada en los productos autóctonos elaborados con almendras.
La puesta en valor de esta floración busca ser motor de un modelo de turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente y al mismo tiempo mantener las prácticas agrícolas tradicionales y un tipo de cultivo al que el cambio climático y la fuerte sequía que sufre la región está poniendo en peligro.
Así, según los datos de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas, en la última campaña la producción de almendra cayó en torno a un 70 por ciento, y en torno a un 15 por ciento de los árboles se han secado, lo que lleva a muchos agricultores a plantearse la continuidad de la actividad.
Unir la práctica agrícola al turismo sostenible es una de las vías para incentivar que estos cultivos se sigan protegiendo y mantenerlos es, a su vez, la única manera de que cada año, al llegar febrero, la magia de la naturaleza convierta los escarpados macizos de Sierra Espuña en una estampa de color, llena de vida.