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Los resultados dan confianza al PAS, aunque Igor Dodon, del opositor Bloque Patriótico, se proclama vencedor
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El Gobierno mantiene su mayoría absoluta y podrá continuar su proceso de integración en la Unión Europea

Los proeuropeos han ganado las elecciones parlamentarias moldavas de este domingo, en unos comicios considerados decisivos para el rumbo del país. El partido de la presidenta Maia Sandu, Acción Solidaria (PAS), ha alcanzado un 49% de los votos, lo que le permite mantener la mayoría absoluta que hasta ahora ostentaba. Gracias a este triunfo, el Gobierno podrá mantener a Chisináu fuera de la órbita de Moscú y continuar su proceso de integración en la Unión Europea.
Al otro lado, el prorruso Bloque Electoral Patriótico (BEP) se ha consolidado como fuerza opositora, logrando un 24%. En tercer lugar, con el 8%, se ha situado el Movimiento Alternativo Nacional (MAS) del alcalde de la capital, Ion Ceban, que había llamado a votar en contra del PAS. La cuarta ha sido Nuestro Partido, con el 6% de los votos. También ha superado el umbral del 5%, necesario para ocupar escaño en el parlamento, el joven partido Democracia en Casa.
La mayoría absoluta del PAS, lograda al sobrepasar más de los 51 escaños necesarios, le permite encarar la formación de coaliciones con menos dificultad de las que auguraban las encuestas. Con este peso decisivo en la cámara, el PAS también podrá mantener la candidatura de Moldavia al club de los Veintisiete, un proceso que requiere años de esfuerzos legislativos concertados y de buenas relaciones con Bruselas.
A pesar de esta victoria, Acción Solidaria ha perdido terreno desde 2021, principalmente debido a las dificultades económicas del país, uno de los más pobres de Europa. Moldavia es una antigua república soviética de 2,4 millones de habitantes. Afectada por la guerra en la vecina Ucrania, la presunta interferencia rusa y la escasez de energía, lleva mucho tiempo polarizando a sus ciudadanos.
Los comicios han estado marcados por la alta participación ciudadana, tanto dentro como fuera de Moldavia. En el territorio Estatal han votado más de 1,6 millones de personas y en el extranjero, más de 270.000. Los resultados de este domingo dan confianza al PAS, aunque los votos de los moldavos expatriados podrían tardar más de un día en llegar al país. Precisamente, el voto de la diáspora proeuropea fue clave en 2024 para sacar adelante el referéndum sobre el ingreso dentro de las fronteras comunitarias, objetivo que Chisináu quiere cumplir para 2030.
Igor Dodon, del Bloque Patriótico, se proclama vencedor
El expresidente moldavo Igor Dodon (2016-2020), uno de los líderes del Bloque Patriótico, se ha proclamado vencedor inmediatamente después de la votación. Ha instado a los partidos de la oposición y a la sociedad civil a «convocar una manifestación pacífica frente al parlamento» el lunes al mediodía «para defender el voto ciudadano». Con altavoz en la mano, se ha presentado ante la comisión electoral para amenazar con no reconocer los resultados electorales «si se produce alguna falsificación durante la noche».
En las regiones de Gagauzia y Transnistria la oposición prorrusa se impone tradicionalmente a los europeístas y este domingo no ha sido una excepción. Ambos territorios, afines a los intereses del Kremlin, perciben amenazada su identidad y critican habitualmente la orientación de Moldavia hacia la Unión Europea. Mantienen lazos políticos y sociales más estrechos con Moscú que con el resto del país y, tras las elecciones, las autoridades de Transnistria han acusado al Gobierno moldavo de numerosos intentos de limitar el voto de los residentes de la región.
Acusaciones cruzadas con Moscú
Esta tendencia ya se evidenció durante la campaña, marcada por acusaciones mutuas de manipulación e intimidación. En los días previos a la votación, las autoridades electorales expulsaron a dos partidos prorrusos de las urnas tras denuncias de financiación ilegal. El Gobierno advirtió a los moldavos que Rusia había intentado influir en el voto mediante la desinformación y la compra de votos. Por su parte, el fundador de Telegram, Pável Dúrov, informó de presiones para censurar canales críticos con el Gobierno.
Durante la jornada electoral, Moscú criticó la apertura de solo dos colegios electorales en territorio ruso, donde viven centenares de miles de moldavos. A pesar de esta denuncia, Moscú ha negado cualquier intromisión en Moldavia.
Las elecciones también han estado rodeadas por preocupaciones sobre la compra de votos, los disturbios y una «campaña de desinformación sin precedentes» atribuida a Rusia, según la Unión Europea. Moscú negó las acusaciones, mientras que la oposición moldava, mayoritariamente prorrusa, acusó al PAS de planear un fraude.
El servicio de ciberseguridad de Moldavia también declaró este domingo haber detectado varios intentos de ataque a la infraestructura electoral, que fueron «neutralizados en tiempo real». Tras votar en Chisináu, Maia Sandu readvirtió sobre una «enorme injerencia rusa» y declaró a la prensa que su país estaba «en peligro».