El hallazgo del cuerpo sin vida de José Alonso Marín, alias ‘El Rosao’ por parte de la Policía Nacional un año y medio después de su desaparición, ha dejado un buen número de detalles que hablan de la complejidad de la operación que se inició cuando se puso en marcha un dispositivo contra el tráfico de drogas que reveló que los ahora detenidos podrían estar involucrados a su vez en la desaparición de este vecino de Moratalla.
A partir de estos indicios se estableció un macrooperativo policial en torno a un domicilio de Yecla donde la Policía Nacional creía que se podría encontrar alguna pista. Las principales pesquisas de la investigación pasaban por el vehículo que implicaba directamente a los tres detenidos con la desaparición.
El dueño de la vivienda registrada, al parecer, había colaborado con los presuntos autores del homicidio desguazando el vehículo y ocultándolo emparedado entre las paredes de su propio domicilio. Los agentes descubrieron una especie de cueva tapiada con un muro de obra a la que tuvo que acceder el Grupo Operativo de Intervención Técnicas (GOIT) con una grúa.
El siguiente paso era dar con el cuerpo del desaparecido, para ello los investigadores de la Brigada de Policía Judicial de Murcia y Yecla junto con especialistas de la Sección de Análisis de la Conducta (SAC) de la Comisaría General de Policía Judicial lograron que los arrestados desvelaran finalmente la ubicación exacta del cadáver. Lo habían enterrado envuelto en un plástico en una zona boscosa y de difícil acceso en la sierra de Raspay en Yecla.