A ambas víctimas les amputaron los dos brazos y también apareció una pierna izquierda seccionada durante la recuperación de los cadáveres dentro de la nave

Miembros de Criminalística de la Guardia Civil dentro de las instalaciones donde se hallaron los cuerpos. / Juan Carlos Caval
Los cuerpos de los dos amigos desaparecidos y que fueron encontrados por la Guardia Civil el pasado mes de mayo en una nave de Librilla fueron mutilados. Poco a poco se van conociendo detalles cada vez más escabrosos del presunto crimen de Jean Mirabeau Ngoho y Siaka Coulibaly y por el que los dos principales acusados permanecen en prisión como sospechosos de acabar con la vida de ambos extranjeros, queriendo borrar todo rastro de ellos metiendo los cuerpos en aceite usado de coches, cal viva y sosa cáustica a dos metros de profundidad dentro de la nave a mediados del pasado mes de diciembre.
La investigación ahora apunta a que a ambas víctimas les amputaron los dos brazos y, a uno de ellos, una pierna izquierda antes de ser metidos en uno de los desagües del recinto.
Tal y como adelantó La Opinión el pasado martes, al menos uno de los cadáveres recibió un tiro; y ahora ha trascendido que el del otro, que recibió una paliza, contaría también con varias puñaladas y cortes en el cuerpo realizados con un arma blanca afilada, aunque por el momento no se ha podido determinar si se trataría de un cuchillo o una navaja.
Otra de las novedades del caso es que, aparte de los dos principales sospechosos del crimen (el encargado de la empresa Porkytrans y su sobrino ambos en prisión) -se suma asimismo la mujer de este último como encubridora-, también se investiga a una cuarta persona por la participación en el encubrimiento y la ocultación de los cadáveres.
Se trataría de un cuñado de uno de los arrestados: a través del clonado de los datos de los móviles, las conversaciones y los chats, así como por el geoposicionamiento de los móviles, se habría demostrado que esta cuarta persona tendría una vinculación directa con el macabro crimen, por lo que, junto a la mujer de uno de ellos, fue detenida y posteriormente puesta en libertad con cargos y tendrá que declarar ante el juez cuando salga el juicio oral.
Los agentes de la Benemérita trabajan con la teoría de que no se trataría de un crimen planificado, sino que a los sospechosos «se les fue de las manos» tras una discusión por un asunto económico.