Lorquí, la esencia de la Vega Media

«Las puestas de sol desde nuestros miradores naturales sobre la huerta murciana son únicos» – Joaquín Hernández, alcalde de Lorquí

LA OPINIÓN

«¿Qué municipio saldrá la próxima semana en La Opinión?», me preguntaba una buena amiga. «Lorquí», le contesté. «¿Y qué hay allí que merezca la pena?», me dijo. «Mucho más de lo que imaginas», le contesté.

Lleva razón su alcalde, Joaquín Hernández, cuando me dice: «Estando a tan solo 15 minutos de la capital de la Región, Lorquí sigue siendo una gran desconocida para la inmensa mayoría de los murcianos». Y es que cuando uno llega a este municipio, lo primero que tiene que llevar es la mochila vacía de ideas preconcebidas, es la mejor manera de saborear un municipio que lleva tiempo apostando por la cultura y el conocimiento como su mejor bandera.

«¿Por dónde empezamos, alcalde?».

Sin apenas tiempo, comienza a hablar de todo lo que su municipio tiene de lo que sentirse orgulloso. Sus Salzillos, las norias, los miradores….

Tengo la suerte de entrar en su Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol con Francisco García, un profesor de historia y Cronista Oficial de Lorquí; por cierto, si tienen tiempo, lean sus artículos en este mismo periódico sobre Alejandro Marco y su ‘Legado Alejandrino’, quizás la mejor manera de conocer una parte importante de la historia de esta ciudad.

Recorremos mientras me habla de sus ‘tres Salzillos’ esta Iglesia que fue levantada en el siglo XVIII. Jesús Nazarenola Dolorosa, y la que para él es su preferida, San José con el Niño. Cuando uno se acerca a esta talla, y la repasa de abajo arriba y de lado a lado, entiende por qué este cronista oficial, enamorado de su ciudad, me habla de ella. Solo por el hecho de acercarse un día aquí para ver estas obras del maestro Salzillo, ya merece la pena.

Ruta poética de Lorquí

Ruta poética de Lorquí

Pero Lorquí me tiene preparadas todavía algunas sorpresas. Mientras leo algunos poemas en su peculiar Ruta Poética donde antes se ubicaba el lavadero municipal, me hablan de su Mirador (Cabezo) de Escipión. Cuenta la leyenda que, allá por el 211 a. C., aquí murieron Cornelio Escipión y sus legionarios ante las tropas de Asdrúbal durante la Segunda Guerra Púnica. Después de acercarme a este lugar, y tras asomarme a volver a recrearme viendo parte de nuestra historia en forma de norias, quedo con su concejala de Turismo, María Dolores, para ver uno de los espacios culturales que comienza a abrirse hueco en el mundo de la música, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: La Cueva Flamenca.

Mirador (Cabezo) de Escipión

Mirador (Cabezo) de Escipión

Un patio que, por culpa o gracias a la pandemia, se ha convertido ahora en el lugar donde seguir ofreciendo un espectáculo lleno de nuestro pasado. Cuando entro en esta pequeña pero mágica cueva me doy cuenta de que no se tarda mucho en imaginar allí un espectáculo hecho con gotas de ilusión y buen gusto.

Cueva Flamenca

Cueva Flamenca

Me enseñan sus recovecos y rincones, y sobre todo, la voluntad de un grupo de ilorcitanos, empeñados en convertir este lugar en una de las ‘sacristías’ del flamenco. Mi enhorabuena a la Asociación ‘Cueva Flamenca’ porque con gente así tiene vida, no solo el arte del flamenco, sino la cultura.

Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol

Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol

Una de las grandes ventajas de Lorquí, es que está muy cerca de la capital, así que decido volver por la tarde noche para asomarme a su Mirador de la Ermita, en el centro de la población. Si alguna vez quieres ver, sobre todo en esta época del año, la huerta murciana al atardecer, este es el lugar; y además, bajo tus pies tienes una casa-cueva, por cierto, de propiedad municipal, y es que, aquí y aún sin explotar, encuentras uno de los conjuntos trogloditas más importantes del sureste español.

Un arroz en La Anchosa

Hay gente que viene desde otros puntos de la Región para probar el famoso arroz que elaboran en la pedanía de La Anchosa (Los Limoneros), aunque en Lorquí también encuentras lugares donde tapear con una relación calidad precio muy buena.

Me acerqué un fin de semana a probar el famoso arroz. Merece la pena.

El día que los pueblos de la Vega Media conviertan el río Segura (Lorquí está apostando por ello) en uno de sus mejores aliados, estoy seguro que tendrá el futuro turístico de su parte.