La Guardia Civil apuntala con este informe una investigación que llevó a la detención de un empresario de la instalación y de su sobrino, en prisión provisional
Las pruebas de ADN han confirmado oficialmente que los restos humanos hallados a comienzos de mayo en una nave de Librilla corresponden a los africanos Jean Mirabeau Ngoho y Siaka Coulibaly, según confirman fuentes cercanas a la investigación. La Guardia Civil acaba de recibir el resultado de estos análisis de laboratorio con los que ponen el broche a una investigación que se prolongó durante meses y que les llevó a la detención de los empresarios Juan M. y su sobrino Jesús P. -junto a la mujer de éste, en libertad con cargos-.
Los restos humanos de Jean Mirabeau Ngoho, de 53 años y nacionalidad camerunesa, y su amigo Siaka Coulibaly, de 37 años y de Costa de Marfil, fueron localizados en un depósito de aceite usado de la nave de Librilla casi medio año después de su desaparición. El estado de los restos, que presumiblemente habrían estado ocultos en ese lugar desde diciembre y para cuyo rescate fue necesaria incluso una grúa, complicó la labor de los investigadores.
El rastro se perdió el pasado 14 de diciembre, cuando ambos acudieron a una reunión en esa nave de Librilla. Jean habló por teléfono por última vez con su esposa Isabella, con la que residía en la localidad malagueña de Benalmádena, y le envió su ubicación a través de WhatsApp. El punto donde se perdió la señal se encontraba cerca de las instalaciones de la empresa cuyo propietario y su sobrino se encuentran ahora en prisión provisional.
La Benemérita sospecha, sin embargo, que tras ese encuentro podría encontrarse un supuesto intento de estafa con billetes falsos -billetes tintados o ‘wash wash’- por parte de los dos africanos. Se trata de una modalidad delictiva de estafa que consiste en ofrecer supuestos billetes de curso legal, tintados de negro, y una serie de productos para someterlos a un proceso de ‘lavado’ con el que regresan a su apariencia original. Para convencer a las víctimas, el estafador alega que el dinero, procedente del continente africano, fue tintado para evitar su detección en aduanas y que pueden duplicar su beneficio pagando dos billetes tintados por el valor de uno. El propietario de la nave presuntamente se habría percatado del intento de engaño y, tras alertar a su sobrino, habrían acabado con la vida de ambos, según fuentes cercanas al caso.