La Verja de Gibraltar, a la espera de un acuerdo 40 años después de su apertura definitiva

  • El 5 de febrero de 1985 se completó la apertura con el permiso para el tránsito de vehículos y mercancías

  • Este momento histórico facilitó la vida a los ciudadanos de ambos lados de la Verja

PorFRAN ANDRADES  RTVE

Momento en el que se abre la Verja de Gibraltar para vehículos en 1985
6 min.La Verja de Gibraltar conmemora este miércoles 40 años de su apertura total, cuando, además de las personas, los vehículos de motor pudieron también circular de un lado a otro de este pequeño paso fronterizo. Entonces se puso fin a un bloqueo de 15 años que «fue una catástrofe», rememora, en declaraciones a RTVE.es, Juan Carmona, alcalde de La Línea de la Concepción hasta poco antes de que sucediera este hecho.

Fue el 5 de febrero de 1985. A medianoche se agolpaban multitud de vecinos para presenciar la escena. Con aplausos y con vítores celebraban el paso de los primeros vehículos que cruzaban la marca. Solo dos años antes se había reanudado la circulación peatonal y, por tanto, las personas atravesaban a pie la frontera tras trece años sometidas al cierre que separó a familias, amigos y vecinos.

El dictador Francisco Franco ordenó el 8 de junio de 1969 el cierre permanente de la Verja y el corte de las comunicaciones, en respuesta al referéndum por el que la población de Gibraltar había mostrado de forma unánime su deseo de pertenecer a la corona británica y a la entrada en vigor de la Constitución que lo plasmaba. Carmona señala que pensaban que «Gibraltar caería como una fruta madura con medidas de aislamiento».

Juan Carmona, que en aquellos años estaba implicado en el proceso para pedir una autorización especial, vivió en primera persona las negociaciones. «Felipe González (con el primer Gobierno socialista) y su ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, estaban absolutamente decididos, no solo por una cuestión del error histórico que había cometido Franco, sino también por intereses nacionales», apunta. Mantener la frontera cerrada con Gibraltar era cerrar nuestra posibilidad de entrada en aquella época en el mercado común europeo y en la OTAN.

«Fue un avance, ya que el aislamiento supuso para la comarca del Campo de Gibraltar, y sobre todo para La Línea, la pérdida de miles de empleos«, destaca el que fuera regidor del municipio gaditano.

Portada del 'Diario de Cádiz' del 6 de febrero de 1985.
Portada del ‘Diario de Cádiz’ del 6 de febrero de 1985. Diario de Cádiz

El paso fronterizo, en un limbo legal

El futuro de la Verja es incierto, ya que tras el Brexit las negociaciones que mantienen Reino Unido y la Unión Europea (UE) —desde octubre de 2021— para la integración de la colonia en el espacio Schengen, continúan atascadas. Como territorio británico de ultramar, el Peñón no puede formar parte de Schengen ni gestionar sus propios accesos, lo que ha convertido este aspecto en uno de los puntos más delicados para desatascar la negociación.

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, se ha pronunciado este martes al respecto en una entrevista en el programa La hora de la 1 de TVE. «En estos momentos hay un aspecto puntual sobre la libre circulación de personas y otro sobre las mercancías que son los últimos escollos», ha reconocido el ministro, a la vez que ha insistido en que todas las partes involucradas coinciden en la necesidad de alcanzar un pacto definitivo para Gibraltar.

El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, explica a RTVE.es que «Gibraltar ha presentado soluciones a todas las últimas cuestiones pendientes» de resolver «de manera aceptable para todas las partes». El dirigente gibraltareño precisa que trabajan con «buena fe y prudencia» y asegura que lo que ponen sobre la mesa «no vulnerarían las posiciones fundamentales de ninguna de las partes implicadas en la negociación y que protegerían la seguridad del espacio Schengen y preservarían la integridad del Mercado Único de la UE». «Si esas soluciones fueran aceptadas esta semana, podríamos tener un tratado mañana», concluye.

Por su parte, el alcalde actual de La Línea, Juan Franco, se muestra pesimista ante la posibilidad de alcanzar un acuerdo próximamente. «Todavía no se han tomado medidas excepcionales para esta parte del territorio nacional por parte de nadie», dice. «El problema es el control del paso por policías y agentes aduaneros españoles. El Gobierno de Gibraltar entiende que se puede buscar otra fórmula, y el Gobierno de España considera que, con el tratado Schengen, es lo que le toca», señala en declaraciones a RTVE.es.

El resultado que tendría para la frontera la falta de un acuerdo se escenificó el pasado 22 de noviembre, cuando los agentes de la Policía Nacional destinados en el puesto de control fronterizo con Gibraltar empezaron a requerir por sorpresa el pasaporte a los ciudadanos que se disponían a entrar a España, lo que provocó un colapso del paso fronterizo —rompiendo así el acuerdo no escrito por el que España permite a los llanitos disfrutar de controles laxos en la Verja—.

En octubre, ocurría a la inversa, los trabajadores españoles que pretendían entrar a la colonia británica sufrieron largas colas y retenciones a primera hora de la mañana porque las autoridades de Gibraltar pidieron el pasaporte, en lugar del DNI, como es habitual. «El ministro (español) nos trasladó que, si el acuerdo sale adelante, Gibraltar entraría a formar parte del espacio Schengen y no se produciría esto», apostilla Franco. «Los principales afectados son los trabajadores españoles que cada día acuden al Peñón a trabajar», recalca el alcalde linense. En concreto, por este punto pasan alrededor de 15.000 trabajadores transfronterizos españoles y circulan una media de más de 235.000 vehículos al mes y cerca de 8.000 al día.

Los temores de un acuerdo que nunca llega

Por ahora los cambios han sido mínimos. «Desde que el Reino Unido aprobó la salida europea, ambos países están un poco haciendo la vista gorda de la normativa europea en cuanto al paso de personas, mercancías y servicios», expresa Carmona, quien fue el primer edil de La Línea y continúa muy pendiente a las desafíos a los que se enfrenta ahora el municipio.

El regidor actual, Juan Franco, confiesa que la situación «puede ser peor incluso que la que se vivió en el 69» si el pacto no contempla medidas que amparen a la localidad y el resto de la comarca. «En el caso de que solo se miren por los intereses internacionales y se deje de lado a La Línea, se puede generar un cataclismo de nuevo», concreta.

La ausencia de acuerdo ya está perjudicando a distintos niveles pero, sobre todo, económicamente. «Hay que evitar un mal acuerdo que dañe a nuestras empresas«, reclama Franco, al tiempo que añade que hace una semana se reunió con una empresa que tenía un proyecto atractivo y finalmente, como otras veces, todo queda en papel por no concluirse el pacto.

Los vecinos aguardan en vilo los efectos del Brexit

La pesadilla que vivieron en los años 80 vuelve a amenazar a la población de la zona, aunque ya no es posible un cierre, sino una consideración de frontera europea con país tercero. El uso conjunto del aeropuerto y el control de aduanas centran las conversaciones de los equipos negociadores desde hace meses debido a la gran complejidad y las reticencias de ambas partes. No obstante, todas las partes han manifestado en repetidas ocasiones su buena voluntad y su compromiso para resolver los asuntos pendientes.

El ministro Albares quiso desencallar la negociación el año pasado, con lo que se llamaron cumbres de alto nivel. El 19 de septiembre se celebró la última, con su homólogo del Reino Unido, David Lammy, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Maroš Šefčovič, y el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo. Como otras anteriores, acabó con un mensaje público de que habían logrado «nuevos avances».

Tanto el primer edil de aquella época en La Línea como el de ahora coinciden en que el tratado «está prácticamente cerrado». Franco se cuestiona por qué si esto es así no se culmina de una vez, Carmona da un paso más y afirma que «están encontrando el momento oportuno para hacerlo público».

Mientras tanto, los más de 300.000 vecinos del Campo de Gibraltar, y los más de 30.000 de la colonia, viven con la incertidumbre de conocer si su futuro pasa porque esta verja desaparezca o, por el contrario, se endurezca. A la espera de que se establezcan unas reglas de juego claras, en cuanto al régimen de paso de personas, vehículos y mercancías, todos confían en mantener las intensas relaciones que históricamente unen a los ciudadanos de ambos lados de la Verja, aunque hoy, cinco años después del Brexit, todo sigue en el aire.