La trastienda del dinero sucio: así lava el narcotráfico sus millones

  • Algunas organizaciones criminales disponen de departamentos propios dedicados exclusivamente al blanqueo

  • Otras subcontratan a redes especializadas, que son estructuras externas diseñadas para borrar el rastro del dinero

Varios billetes dentro de una lavadora
Varios billetes dentro de una lavadora GETTYIMAGES
Lucía González Rodríguez

el crimen organizado, el dinero no huele a pólvora ni a sangre. Huele a licor caro, a construcción nueva, a obras colgadas en salones impolutos. El narcotráfico, esa maquinaria que mueve toneladas de droga cada año, necesita algo más que barcos, mulas y camiones para sobrevivir: necesita legitimidad. Y para conseguirla, el blanqueo de capitales se ha convertido en su arte más fino y rentable.

«El dinero nunca llega a estar limpio del todo. Lo que se consigue es darle apariencia de legalidad», explica Eduardo, inspector jefe en la Brigada de Blanqueo de Capitales de la Policía Nacional. Eduardo se refiere a esas operaciones reales en las que millones de euros en efectivo sucio, procedente de actividades ilegales, atraviesan un sistema financiero global casi sin dejar rastro.

La mecánica clásica sigue vigente. Restaurantes, discotecas, concesionarios de coches de lujo, pisos turísticos o promociones inmobiliarias siguen siendo herramientas habituales. El dinero generado por el narcotráfico se introduce en estas actividades como si fuera ingreso legítimo, se mezcla con la facturación real del negocio y, desde ahí, se vuelve prácticamente invisible. «Ese es uno de los métodos más seguros para ellos», reconoce el inspector Daniel Vázquez, jefe de la Brigada de Blanqueo de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal.

Pero lo tradicional convive ahora con lo sofisticado. Las organizaciones criminales no improvisan. Algunas, especialmente las transnacionales, disponen de departamentos propios dedicados exclusivamente al blanqueo. Otras subcontratan este proceso a redes especializadas en lo que los investigadores llaman «crimen como servicio»: estructuras externas diseñadas específicamente para borrar el rastro del dinero, muchas veces con mayor eficacia que la capacidad de reacción de los cuerpos policiales.

Blanqueo de capitales, un delito altamente lucrativo

Banca clandestina: mover valor sin mover dinero

Una de las prácticas más utilizadas actualmente es el sistema «Hawala», un mecanismo informal de transferencia de valor con origen en Asia, o su versión más moderna, el «shadow banking» —banca en la sombra—. En ellas no se mueve dinero físico ni se usan transferencias bancarias convencionales: se mueve valor.

Un narcotraficante en España entrega efectivo a un intermediario de confianza. Mientras tanto, su socio en otro país recibe el equivalente en criptomonedas, bienes o servicios. Ningún euro cruza realmente una frontera.

«Es un sistema tremendamente opaco porque está fuera del sistema financiero formal. No hay bancos, ni controles, ni alertas por movimientos sospechosos», detalla Vázquez. Solo cuando una operación falla o se infiltra una fuente, los investigadores logran asomarse a esta economía paralela que atraviesa países, culturas y monedas.

Criptomonedas: el pilar del anonimato profesional

Y ahí entran las criptomonedas. Si el efectivo fue el rey del siglo XX, los criptoactivos —unidades de valor digitales— son los del XXI. No necesitan bancos, se transfieren en segundos y no exigen identificarse.

«Lo que antes se hacía con cuentas en paraísos fiscales, ahora se hace con monederos virtuales y criptomonedas estables como USDT, que mantienen su valor respecto al dólar», explica Eduardo.

El bitcoin y las criptomonedas, ¿qué son y cómo funcionan?

Estos activos digitales no los manejan directamente los narcos. Para eso existen redes especializadas —a menudo chinas— que se encargan del cambio: entregan efectivo y reciben criptoactivos a cambio, cobrando comisiones de entre el 5% y el 10%. Una vez digitalizado, ese dinero puede moverse sin límites, incluso atravesar continentes. El valor viaja sin moverse.

«Hasta hace poco, era habitual ver colas en cajeros de bitcoin donde personas —los llamados pitufos— introducían pequeñas cantidades de dinero siguiendo instrucciones de una red organizada», recuerda Eduardo.

Y no es teoría, es práctica. La Policía Nacional ha intervenido en casos donde narcotraficantes han creado «sus propias criptomonedas para justificar beneficios como si fueran startups tecnológicas».

Investigación real de la Policía Nacional del flujo de activos digitales en una operación vinculada al narcotráfico
Investigación real de la Policía Nacional del flujo de activos digitales en una operación vinculada al narcotráfico LUCÍA GONZÁLEZ

«Incluso hemos detectado estructuras que tokenizan —convertir un activo real en unidades digitales (tokens) que pueden comprarse, venderse o intercambiarse— coches de lujo, dividiéndolos en participaciones digitales que venden como si fueran activos de inversión, usando contratos inteligentes sobre blockchain —un sistema de registro que almacena información en cadena».

Arte, ONGs y camiones: el ingenio como método

No todo pasa por lo digital. En una reciente operación, la Policía descubrió un método más pintoresco: obras de arte —incluidos cuadros atribuidos a Picasso— utilizadas para realizar una ampliación de capital en una empresa recién creada.

«El mercado del arte es atractivo para el blanqueo porque es opaco, está poco regulado y su valoración es completamente subjetiva«, comenta Daniel Vázquez.

 

También se han detectado maniobras menos frecuentes en el narcotráfico, pero comunes en el terrorismo, como el uso fraudulento de ONGs. Estas estructuras aprovechan la apariencia de legalidad y la falta de control real para canalizar fondos bajo una fachada altruista.

Y luego están los métodos creativos. En una operación reciente, los agentes descubrieron cómo se transportaba valor a través de camiones. El sistema consistía en enviar un vehículo desde España, cruzar legalmente varias fronteras europeas y desmontarlo finalmente en Georgia. Allí, sus piezas se vendían de forma informal, fuera del circuito regulado. Una operación perfectamente legal en apariencia, pero que oculta un movimiento económico opaco.

El reto de la trazabilidad y la cooperación internacional

El gran problema no es la falta de herramientas, sino de jurisdicción. «Podemos seguir una transacción de criptomoneda hasta una wallet, pero si quien tiene las claves está en Dubái o Rusia, dependemos de tratados internacionales, y no todos los países colaboran igual«, lamenta Eduardo.

A diferencia de una cuenta bancaria, un wallet no tiene dirección física. El control lo ejerce quien tiene la clave, y esa persona puede estar en cualquier rincón del planeta.

Gráfica que muestra cómo la Policía Nacional rastrea el flujo de activos digitales
Gráfica que muestra cómo la Policía Nacional rastrea el flujo de activos digitales LUCÍA GONZÁLEZ

Aun así, España ha logrado posicionar a sus unidades especializadas entre las más avanzadas de Europa. «Usamos herramientas de trazabilidad similares a las del FBI o la DEA, pero la clave está en seguir formándonos y adaptándonos constantemente», subraya el inspector.

Un delito sin fronteras y con muchas caras

El blanqueo de capitales no es solo un delito financiero. Es la pieza que permite que el narcotráfico prospere, se expanda y se vuelva más violento. Cada euro lavado es un euro que vuelve al engranaje del crimen organizado con traje, corbata y apariencia de legalidad.

¿Cómo se previene el blanqueo de capitales?

Y mientras existan beneficios descomunales, siempre habrá alguien ideando nuevas formas de esconderlos. «Seguramente hay estructuras tan sofisticadas que aún no somos capaces de detectar«, concluye Eduardo.

La guerra contra el dinero sucio es una carrera sin meta. Porque el blanqueo no es la cara del crimen: es su columna vertebral.