La tensión en Gaza reaviva el temor a una nueva guerra

  • Desde el 30 de marzo se han registrado 41 muertos y más de 5.000 heridos

  • La ONU advierte de «consecuencias devastadoras para los palestinos».

  • Las protestas de la Gran Marcha del Retorno en la Franja de Gaza se desarrollan por quinta semana consecutiva junto a la frontera israelí. Este viernes, tres palestinos han muerto y otras 350 personas han sido atendidas por el personal sanitario, al menos 75 de ellas por munición real y 15 por balas de acero recubiertas de caucho.

    Desde que comenzaran estas movilizaciones el pasado 30 de marzo, que se mantendrán hasta el 15 de mayo para reclamar el derecho al retorno de los refugiados y el fin del bloqueo de la Franja, han muerto 43 palestinos, la mayoría en las protestas de los viernes, además de en incidentes violentos en la frontera. El número de heridos alcanza, por su parte, las 5.500 personas.

    La difícil situación en Gaza y la violencia de las últimas semanas en la frontera con Israel amenazan con hacer estallar nuevamente un conflicto más amplio con «consecuencias devastadoras para los palestinos», ha advertido este jueves la ONU.

    Según el enviado de Naciones Unidas para Oriente Medio, Nickolay Mladenov, la franja está «deshaciéndose» en medio de una «combinación explosiva» de problemas humanitarios, de seguridad y políticos. «Mientras continúen estas protestas, la tensión y la posibilidad de incidentes serios y más bajas aumentará», ha avisado Mladenov, que ha calificado la franja como un «barril de pólvora».

    El diplomático ha reiterado su llamamiento a Israel a medir el uso de la fuerza y a utilizar armas de fuego solo como último recurso y ha urgido a Hamás y a los líderes de las protestas a mantener a los manifestantes lejos de la valla que separa Gaza e Israel y a evitar todo acto de violencia.

    10.000 palestinos han participado en las protestas de este viernes

    Los disturbios en la frontera comenzaron este viernes tras el rezo del mediodía, cuando aumenta el número de palestinos que acuden a los cinco puntos de protesta repartidos a lo largo de la valla divisoria con Israel.

    El ejército de Israel ha asegurado que cientos de «alborotadores intentaron infiltrarse en su territorio y quemar la valla de seguridad», y otros arrojaron «artefactos explosivos, granadas, bombas incendiarias y piedras«, además de «hacer volar cometas con objetos incendiarios adheridos a ellas».

    La portavocía militar ha cifrado la participación en 10.000 palestinos y advirtió de que opera para «proteger a los civiles israelíes y no permitirá que se haga daño a la infraestructura de seguridad que los protege».

    El comité organizador de la Gran Marcha del Retorno denominó esta última convocatoria como «Juventud rebelde«, por el alto de número de participantes jóvenes.

    Según ha advertido la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), la escalada de tensión del conflicto entre Palestina e Israel ha hecho que el número de pacientes atendidos solo en abril supere a la cifra de personas asistidas por MSF en todo 2014.

    Reclaman una investigación independiente y transparente

    Amnistía Internacional ha pedido este viernes el embargo de armas a Israel al considerar que está «matando y mutilando a manifestantes que no suponen una amenaza inminente» y ha asegurado que se están utilizando «armas militares de alta velocidad diseñadas para causar el máximo daño».

    Por su parte, varias potencias reclamaron una investigación independiente y transparente de la actuación israelí, un llamamiento que por ahora no apoya Estados Unidos, lo que ha impedido que el Consejo de Seguridad lo exprese de forma oficial.

    El embajador palestino, Riyad Mansur, ha insistido en que el Consejo debe «actuar» para reducir la tensión, frenar los «crímenes» de Israel y «salvar las perspectivas de una paz justa antes de que sea demasiado tarde».

    El embajador de Francia, François Delattre, por su parte, ha calificado la respuesta israelí de «inadecuada y desproporcionada» y ha señalado que el balance es «dramático».

    La respuesta israelí es inadecuada y desproporcionada y el balance dramático

    Tanto la ONU como la mayoría de los miembros del Consejo han insistido en la necesidad de dar respuesta a la situación humanitaria que se vive en Gaza y de desbloquear el proceso político para evitar un empeoramiento. Al mismo tiempo, se escucharon voces contra Hamás por supuestamente aprovecharse de esas protestas y poner en peligro la vida de civiles.

    Las críticas más duras contra la organización palestina, además de las de Israel, fueron las de Estados Unidos. La embajadora estadounidense, Nikki Haley, ha acusado a Hamás de usar a civiles como «escudos humanos» y ha llamado al Consejo a tomar medidas.

    También ha aprovechado para denunciar el uso de esa táctica por parte de otros grupos en Oriente Medio, especialmente aquellos respaldados por Irán, como Hizbulá o los rebeldes chiíes hutíes de Yemen. «Grupos que Irán ha patrocinado o apoyado han perfeccionado la táctica de usar escudos humanos y han inspirado a otros a hacer lo mismo», ha afirmado.

    En la misma línea, el embajador israelí, Danny Danon, ha vuelto a denunciar que Irán tiene bajo su control a más de 80.000 «extremistas» chiíes en Siria y que los está utilizando para poner en riesgo a toda la región.