La razón real del adiós de Weidmann y lo que espera a España

El ex presidente del Bundesbank abandonó su cargo aparentemente por motivos personales, pero las razones son más profundas

CADENA SER

El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, sorprendió a buena parte del mundo económico con su dimisión el pasado miércoles. Había llegado a su posición en el banco central con tan solo 42 años de la mano de Angela Merkel, y es una de las cabezas más brillantes del país.
En su despedida adujo motivos personales, pero quienes le conocen saben que ese no es el motivo. Uno de ellos es el economista español Lorenzo Bernaldo de Quirós: «Weidmann es el estandarte de la tradicional ortodoxia monetaria alemana que siempre representó al Bundesbank. Ha mantenido una posición muy crítica con el abandono de la ortodoxia monetaria por parte del Banco Central Europeo (BCE). Se opuso a la continuación de la política expansiva con tipos de interés reales negativos y fue muy crítico con la compra masiva de bonos soberanos europeos por parte del BCE. Ha sido uno de los principales baluartes contra las políticas monetarias expansivas y acababan de renovarle por ocho años. Está claro que se ha ido porque se ha hartado».
La gran pregunta es cuáles van a ser ahora las consecuencias. Según Bernaldo de Quirós, la decisión quita presión interna al BCE y da vía libre a su presidenta, Christine Lagarde, para hacer lo que quiera. En ciertos círculos se especula desde hace tiempo con una posible relajación en los criterios del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que afectan a todos los países de la Unión Europea, y que establecen un déficit máximo del 3 % y una deuda tope del 60 % del PIB. España, por ejemplo, espera cerrar este año (si es capaz de logarlo) en un 7,6 % de déficit, según el Banco de España, y su deuda supera el 120 % del PIB.
El cambio en el Bundesbank introduce mucha incertidumbre, también en otros terrenos: «Habrá que ver cuál es la actuación del BCE ante el repunte de precios. Veremos quién sustituye a Weidmann: si es una paloma (laxa) o un halcón (riguroso)».
La cuestión, desde luego, es crítica: «El BCE se ha diseñado a imagen y semejanza del Bundesbank. Su único objetivo era mantener la estabilidad de precios. Es lo que convenció a los alemanes de que era razonable abandonar el marco», pero ahora esa estabilidad se ha quebrado.
Bernaldo de Quirós conoce a Weidmann de los años en los que coincidieron en Chicago, a mitad de la década de los 80. Como viejos conocidos del departamento de Teoría Monetaria, han intercambiado impresiones cuatro o cinco veces a lo largo de estos años: «Siempre ha sido hipercrítico con la política monetaria del BCE, y creo que tiene razón».
Ahora el siguiente paso importante es ver cómo se configura el nuevo Gobierno alemán. A diferencia de lo que se ha publicado en algunos medios españoles, la política económica será más dura si los liberales se ponen al frente de las finanzas, como en principio está previsto: «Los liberales son duros y ortodoxos. No van a aprobar la lectura que hasta ahora se ha hecho del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. De eso no hay ninguna duda. Se acabará la fiesta. Y si los liberales no ocupan Finanzas, no habrá coalición», afirma Bernaldo de Quirós.
Los liberales (FDP) han captado el electorado de la ortodoxia: los empresarios y los partidarios de la disciplina monetaria y fiscal. «Gente dura que no quiere bromas», añade Quirós. Además, han visto que la CDU de Merkel ha cosechado unos resultados muy malos y tienen la posibilidad de crecer entre su electorado. Los democristianos se han quedado sin discurso y están en medio de una crisis fuerte que representa una oportunidad para los liberales. A ello hay que añadir que los liberales han dado un viraje muy euroescéptico que se alinea a la perfección con la élite empresarial y las pequeñas y medianas empresas.
Por todos estos motivos, Quirós cree que la llegada de los liberales a las finanzas alemanas es una noticia pésima para el actual Gobierno español: «Pondrán mucha presión sobre la Comisión para que se acaben las bromas; no van a flexibilizar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y significará que los frugales –países partidarios del rigor financiero–tendrán un líder mucho más activo del que tenían hasta ahora». Podría avecinarse, pues, un cambio de rumbo en la política económica de la UE, y no parece que los criterios laxos del Gobierno de Sánchez encajen mucho con ella.