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Sufre cortes de luz con frecuencia por las averías en la «obsoleta» central térmica de Los Guinchos
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La patronal exige soluciones, mientras los grupos ecologistas abogan por cambios también en el modelo económico

La vida se detuvo en La Palma el pasado 10 de junio cuando poco después de las cinco y media de la tarde se cortó la electricidad en toda la isla. Canarias, igual que Baleares, se salvó del ‘cero energético’ en la Península del 28 de abril, pero el incidente no suponía ninguna novedad para los palmeros. Solo en mayo se habían producido ya tres apagones.
«Seguimos siendo una isla que no está en el primer mundo». La reacción del presidente del Cabildo Insular de La Palma, Sergio Rodríguez, llegaba a través de la red social X en torno a las nueve, cuando el suministro no se había restablecido aún en todo el territorio. En el comunicado en vídeo, el mandatario de Coalición Canaria (CC) aseguró que el apagón era la consecuencia de «tener una central de hace más de 50 años, totalmente obsoleta«, una tesis que repiten otras voces de la isla, desde empresarios a activistas ecologistas. Su hartazgo pone sobre la mesa un debate sobre el modelo energético y evidencia una paradoja: la llamada «isla verde» del archipiélago apenas usa un 10% de fuentes de energía renovables.
«Eso tiene que cambiar sí o sí. Deberíamos estar proyectando a futuro», declara a RTVE.es la coordinadora del proyecto La Palma Renovable, Nuria Albet, que tacha de «parches» todas las inversiones públicas que se hagan con el único objetivo de reparar la actual central térmica de Los Guinchos, en lugar de equipararla con baterías que permitan la integración de renovables.
Apagón económico
El apagón generalizado de La Palma se originó en esa central de Los Guinchos, la principal infraestructura energética de la isla. Según informó Endesa y recoge Efe, la avería en el principal grupo de gas provocó una caída en cascada de los otros generadores, que no pudieron asumir la demanda. En otras ocasiones, el consejero canario de Energía, Mariano H. Zapata, ha informado de otros problemas en la subestación y en la red de media tensión.
«Se paraliza la hostelería, el comercio, no puedes cobrar por internet. Y no solo eso. Cuando vuelve la luz, muchas veces las subidas de tensión provocan incidentes en los equipos electrónicos», explica a RTVE.es el presidente de la Federación de Asociaciones de Empresarios de La Palma (FAEP), Juan Arturo San Gil, sobre las consecuencias en la economía de la isla, y pone como ejemplo reciente el incendio del almacén de una funeraria por el pico de voltaje al restablecerse el suministro.
Pero San Gil está especialmente preocupado por cómo pueden repercutir estas crisis energéticas en la reputación de La Palma, en proceso de recuperación desde la erupción del volcán de Cumbre Vieja en 2021. «Ya no solamente es lo que pueda producir negativamente para el turismo, sino que a ver a quién engañamos para que invierta en La Palma en estas circunstancias. Porque si yo voy a montar un hotel, no voy a ir a un sitio que me cree problemas», afirma.
Ante la falta de soluciones por parte del Gobierno central y el autonómico, desde FAEP aseguran que muchos negocios están optando por hacerse «autosostenibles» ya sea con grupos de gasoil o placas solares y baterías.
Cambio energético, ¿y económico?
Las energías renovables son un camino inteligente para una isla que a través del sol, el viento o la geotermia puede dejar de depender de la importación de combustibles fósiles. Pero para la asociación La Palma Renovable no basta con la inversión.
«Estamos poniendo renovables, pero no estamos incrementando el porcentaje de renovables prácticamente. Sin tener muchos datos, la única respuesta que se nos ocurre es que estamos incrementando el consumo«, afirma Nuria Albet.
Es la llamada paradoja de Jevons, formulada por el economista británico William Stanley Jevons en 1865 al observar que mejorar la eficiencia energética (en su caso, del carbón) lleva a un menor coste y, en definitiva, a un aumento del consumo.
Por eso, mientras San Gil pensaba en el lastre de las crisis energéticas para la inversión turística, Albet aboga por un cambio profundo en el modelo energético y el económico. «O nos replanteamos qué estamos haciendo con la energía o es un correr hacia adelante. Pero la ola nos pasa porque va más rápido que nosotros», advierte.
Ben Magec-Ecologistas en Acción coincide en este diagnóstico y se pregunta por qué se sigue apostando por un modelo turístico y una producción agrícola que son «muy demandantes de energía». «Si no se ve todo en conjunto, muy poco podemos hacer. Y mientras tanto seguiremos con esa dependencia grandísima de la central térmica y del exterior», dice el portavoz ecologista Pablo Díaz, que pone a El Hierro como ejemplo a seguir, pero sin seguir dependiendo en parte del petróleo. «La idea es que seamos lo más autosuficiente posible».
En ese sentido, Albet hace también referencia a los proyectos subvencionados de prospección de geotermia que un concurso público asignó a diferentes empresas. «Desde la ciudadanía decimos ‘no’. Queremos que sea pública, comunitaria, que sea de la gente de esta isla y que sea justo. No que venga una gran empresa, explote el recurso y se vaya llevándose todo el beneficio», argumenta.
Las responsabilidades, del Gobierno a la autonomía
Y en medio del debate, pese a los diferentes puntos de vista, empresarios y ecologistas reclaman al Estado y al Gobierno autonómico que asuman su parte de responsabilidad en los apagones y el modelo energético. «Unos por otros y la casa sin barrer. Y aquí no hay responsabilidad de nadie. Del Gobierno de España al Gobierno de Canarias. Del Gobierno de Canarias al Gobierno de España. Las compañías de seguros, cuando tienes electrodomésticos y equipos electrónicos que superan los seis años, se lavan las manos. Nuestra situación es vulnerable total», lamenta Juan Arturo San Gil, de la patronal FAEP, que recuerda que la falta de inversión se remonta ya años y, por tanto, es reprochable a los tres principales partidos políticos, PP, PSOE y Coalición Canaria.
Del lado del Gobierno central, Nuria Albet echa en falta un mercado de frecuencia local, dada el aislamiento físico de la isla, que permita que los precios se fijen en función de sus propias condiciones, no las de la Península. De lo contrario, indica la coordinadora de La Palma Renovable, «no hay ningún incentivo para que la gente consuma a las horas donde hay más renovables». «Es mucho más difícil integrar las renovables si no tenemos los mercados adaptados y la gente puede participar en ese futuro», desarrolla.
Una isla 100% renovable, ¿una quimera?
Para el portavoz de Ben Magec-Ecologistas en Acción, Pablo Díaz, lo que está fallando en La Palma es «simplemente voluntad política» porque, según revela, el plan ya «está escrito» y firmado por las principales fuerzas de la autonomía, Coalición Canaria, PSOE y PP. Se refiere a un acuerdo institucional de 2007 para llevar a cabo una transición hacia un nuevo modelo energético y que, tras quedar en un cajón 10 años, llevó al «Manifiesto del Electrón» de 2017, firmado por el Cabildo y los 14 ayuntamientos.
«El Electrón fue de las primeras centrales hidroeléctricas del Estado español y está aquí, en La Palma. Como es una isla muy alta, tiene saltos de agua que permiten producir energía. Luego, el Salto del Mulato, que es otra que estaba en el norte, llegó a producir hasta casi el 5% de toda la energía de la isla, cuando en esa época había muy pocos habitantes. Todo eso se clausuró», explica Díaz, sobre unas centrales que datan del siglo XIX y XX.
El manifiesto, semilla del proyecto La Palma Renovable, promulgaba la isla como un «laboratorio» hacia la «autosuficiencia», posible gracias a su tamaño y sus características. «La idea era descentralizar la producción energética hacia varios puntos de la isla. Por un lado, reactivar la central hidroeléctrica del Mulato al norte y luego introducir renovables, también con programas de eficiencia y de ahorro (…) Tampoco es que la isla se llene de campos solares y molinos», aclara Díaz.
A día de hoy, cuando el principal problema es el deterioro del mismo sistema en marcha, el proyecto parece una quimera. Sin embargo, la Comisión Europea seleccionó en 2023 a La Palma como uno de los 30 territorios insulares a los que acompañará con apoyo técnico y político con el objetivo de lograr que sea 100% renovable en 2030, según informó el Cabildo.
Así, en La Palma Renovable siguen remando sobre el terreno para que el avance, aunque lento, vaya acompañado de una economía «más circular y local». Albet anima a todos los ciudadanos a sumarse desde su ámbito y recuerda: «toda la sociedad tenemos cierta responsabilidad en el cambio».