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Municipios como Puebla de Sanabria, en Zamora, temen un éxodo de profesionales por la falta de tren
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Extremadura tiene una nueva frecuencia en su trayecto a Madrid, pero las incidencias continúan

Arturo vive en Zamora y coge el tren todas las mañanas hacia Puebla de Sanabria, donde trabaja como profesor. Antes tardaba unos 35 minutos, pero con los cambios que entraron en vigor a comienzos del mes de junio en la línea ferroviaria Madrid-Vigo, ahora son 90. Es prácticamente el triple. «Lo que me planteo a título personal es solicitar el próximo año otro destino en Zamora», asegura en una conversación con RTVE.es.
Como él, otros profesionales como sanitarios, funcionarios de la judicatura o farmacéuticos dependen de este tren para llegar a su lugar de trabajo en esta localidad zamorana, en plena ‘España vaciada’. «Una hora y media de ida y otra hora y media de vuelta en coche, a diario, sencillamente es inviable«, se queja.
A esto se une el mal estado de la carretera; las «inclemencias climáticas» en invierno, cuando son habituales las heladas, la nieve o las lluvias; o el peligro de irrupción de fauna salvaje, pues la vía transcurre junto a la Sierra de la Culebra. «Es que literalmente te juegas la vida en la carretera«, puntualiza.
Es una de las primeras consecuencias de la decisión de Renfe de reducir algunas de las paradas intermedias en la línea de alta velocidad Madrid-Vigo para recortar los tiempos del trayecto. En el caso de la comarca zamorana de Sanabria, cuya estación está situada en Otero de Sanabria, pasarán de largo hasta 16 trenes diarios y solo seis pararán.
De ellos, se ha suprimido el tren de primera hora de la mañana y se ha trasladado a las 12:27 horas. «Este tren no resulta compatible con los horarios laborales de Zamora, con los horarios escolares y ni con cualquiera que posibilite hacer una gestión administrativa en la capital», denuncia a RTVE.es José Rodríguez, afectado e impulsor de la plataforma ‘Jodidos por el Tren en Sanabria’.
Lo peor, asegura, es que el hospital más cercano está a 120 kilómetros de distancia de la localidad y el tren de primera hora era una de las pocas opciones con las que contaban. «Nosotros decimos que las puertas de esa estación son las puertas del hospital más próximo que tenemos, porque nos comunica inmediatamente ante cualquier tipo de emergencia (…) además son trenes muy utilizados para todo tipo de pruebas, analíticas, revisiones médicas… y ahora nos hemos quedado sin alternativa», lamenta.
Pocas opciones para conciliar
Este malestar se ha extendido a otros puntos de Castilla y León como Medina del Campo (Valladolid) o la ciudad de Segovia, también afectadas por la supresión de frecuencias.
Eduardo Vicente, vecino de la localidad vallisoletana, lamenta que en su caso les han quitado el tren de media tarde: «Los trabajadores que cumplen una jornada laboral completa y salen alrededor de las 18.00 de la tarde, tienen que esperar hasta las 21.15 horas para volver a sus domicilios. Llegan de noche, sin opciones para conciliar, y al día siguiente se tienen que levantar a las 6.00 de la mañana. Es insostenible», explica a RTVE.es
Desde Renfe justifican que han tomado la decisión velando «por el interés general» y argumentan que estos cambios «afectan a 15 personas, pero benefician a dos millones». «Hemos dado más plazas y ha habido cambios de horarios, cuidando aquellos que no se estaban utilizando e incorporando otros que vemos que van a tener más usos en Castilla y León», apunta en una entrevista con TVE su presidente, Álvaro Fernández Heredia.
En el caso concreto de Puebla de Sanabria, Fernández Heredia invita a los vecinos afectados por la supresión del AVE a primera hora a utilizar el Regional Exprés que sale a las 7.08 horas y permite ir a Zamora, con un tiempo estimado de hora y media (frente a los 27 minutos que tardaba el tren de alta velocidad).
Sin embargo, este servicio no opera en sentido contrario a primera hora de la mañana: el único tren de media distancia entre Zamora y Puebla de Sanabria sale a las 19.23 horas. «Nos están ahogando y la situación va a ir a peor claramente (…) vamos a ir perdiendo usuarios de forma progresiva y al final eso Renfe lo utilizará para justificar que pasen menos trenes todavía», augura este vecino.
Aumento de la despoblación
Otra región que se ha quedado sin tren es Soria, aunque en este caso de forma temporal. Las obras de la autopista ferroviaria Algeciras-Zaragoza han provocado el cierre de la única conexión ferroviaria con Madrid hasta final de año, obligando a los usuarios a utilizar servicios alternativos por carretera.
Mientras que en Navarra siguen esperando la renovación de sus trenes entre Pamplona y Zaragoza, donde es habitual la imagen de usuarios viajando de pie, en el suelo o sentados sobre sus maletas en un trayecto que dura más de dos horas.
Con todo, las consecuencias serán «catastróficas» para estos territorios, vaticinan los vecinos: «Si nosotros considerábamos que tener una parada de tren en nuestra localidad era una palanca de desarrollo y de progreso, esto es una regresión total y absoluta y contribuye a que haya más despoblación, porque cuantos menos servicios hay, más gente se irá de aquí», afirma José Rodríguez.
Según denuncia, estas poblaciones ya sufren una grave desconexión por la falta de alternativas de transporte y la eliminación de estas paradas deja a miles de personas obligadas a realizar largos desplazamientos o a depender de vehículos particulares, lo que «incrementa su vulnerabilidad social y económica». Además, añade, estas medidas refuerzan la percepción de «abandono institucional» y ahondan la brecha territorial entre las grandes ciudades y el mundo rural.
Siguen los problemas en los trenes extremeños
La situación contrasta con Aragón, donde se ha restablecido el servicio ferroviario entre Canfranc y Huesca, después de dos años en los que ha estado parado por renovación de la infraestructura.
‘El Canfranero’ vuelve a circular por el pirineo aragonés después de dos años
Y con Extremadura, donde recientemente se ha añadido una tercera frecuencia de tren Alvia en la conexión con Madrid, que permitirá conectar Badajoz y Cáceres en menos de una hora y tendrá, por primera vez, parada en la localidad cacereña de Plasencia, tanto en el viaje de ida como en el de vuelta.
Los vecinos placentinos recibieron su primer tren Alvia entre café, churros y cava; aunque poco duró la alegría, pues a los tres días el tren se suprimió por una incidencia operativa. «A algunos ni siquiera les ha dado tiempo de hacer la digestión de los churros», ironizó el consejero extremeño de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Manuel Martín Castizo.
En su opinión, la situación del tren en la región es «indignante» y «consecuencia de que el ministro [de Transportes y Movilidad Sostenible] Óscar Puente trata a Extremadura como un cementerio de trenes»: «No se puede aguantar más», apuntó.
Y es que el déficit crónico de inversión y mantenimiento, junto a la escasez de maquinistas y la falta de trenes modernos, ha convertido el transporte ferroviario en una verdadera odisea para los extremeños, que desde décadas arrastran dificultades que van en detrimento de la movilidad laboral, el turismo y el desarrollo económico de la región.
Los vecinos amenazan con llegar «hasta el final»
Desde Renfe, por su parte, celebran que los corredores de larga distancia Galicia-Castilla y León-Madrid y Extremadura-Madrid han registrado récord de viajeros después de que el operador ferroviario haya modificado la oferta de servicios en ambos trayectos. Solo en su primer día de funcionamiento repuntaron el 42% y el 20%, respectivamente, informó la compañía en un comunicado.
«Cuando se cambian horarios siempre hay personas a las que no les parece oportuno, pero no le damos voz a aquellos que están de acuerdo«, apunta el presidente de Renfe, quien tilda de «pura demagogia» que se habla de «abandono a la ‘España vaciada'» cuando la afectación es está por debajo del 0,5%.
Para los vecinos afectados, sin embargo, estos datos carecen de contexto y creen que se prioriza el turismo en lugar del principio de «solidaridad interterritorial» y de servicio público para el que está concebido este medio de transporte.
Todo ello ha motivado movilizaciones, acciones de protesta e incluso denuncias por la vía judicial por supuestos delitos de prevaricación y abandono por el recorte de frecuencias. Y los vecinos amenazan con llegar «hasta el final» con tal de que les devuelvan lo que, dicen, «les pertenece por ley»: un tren digno que no les arrebate su futuro, el de sus hijos y el de sus territorios.