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Bolsonaro aún no irá a prisión y su defensa podrá presentar un recurso de apelación contra el fallo o para posponer su aplicación
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La decisión lo convierte en el primer exmandatario en la historia del país en ser condenado por atentar contra la democracia
La Corte Suprema de Brasil ha condenado este jueves al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años y tres meses de prisión en régimen cerrado por liderar una intentona golpista tras perder las elecciones de 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva. El fallo, dictado por la Primera Sala del Supremo y con el juez Alexandre de Moraes como instructor, lo ha declarado culpable de conspirar contra el orden democrático.
No obstante, Bolsonaro aún no irá a prisión y su defensa podrá presentar un recurso de apelación contra el fallo dictado o para posponer su aplicación.
Aunque tenía previsto dictar las penas en una sesión reservada para este viernes, la Primera Sala decidió pasar inmediatamente a la fase de sentencia una vez que concluyó la audiencia en que, por cuatro votos a uno, declaró la culpabilidad de Bolsonaro y otros siete reos. El fallo, emitido por la mayoría de un panel de cinco jueces, ha convertido al exmandatario en el primero en la historia del país en ser declarado culpable de atentar contra la democracia.
En su caso, el juez relator ha considerado la agravante de que la acusación lo ha considerado «líder» de una «organización criminal» que conspiró para intentar impedir que el actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva, le sucediera en el poder tras ganar las elecciones de octubre de 2022.
Moraes ya enumeró el martes las pruebas que, en su opinión, demostraban que Bolsonaro y sus aliados eran culpables de conspirar no solo para impedir que Lula asumiera el cargo, sino también para asesinar a Lula y a su vicepresidente, Geraldo Alckmin.
Cuatro votos a uno
El juez Luiz Fux, que intervino el miércoles, fue el único que disintió de sus compañeros, optando por absolver al exmandatario. Fux justificó su decisión alegando que Bolsonaro ya había dejado el cargo en el momento de ser procesado, por lo que su caso debía ser juzgado en tribunales de primera instancia y no directamente en el Supremo.
El voto díscolo de Flux podría abrir la puerta a impugnaciones del fallo, lo que llevaría a una eventual apelación cuya tramitación podría empujar el desenlace judicial hacia las elecciones de 2026. Bolsonaro ha declarado repetidamente su deseo de presentar su candidatura en estos comicios, pese a estar inhabilitado. «Quieren sacarme del juego político el año que viene«, declaró en junio.
La condena de Bolsonaro, que nunca ocultó su admiración por la dictadura militar que asesinó a cientos de brasileños entre 1964 y 1985, se une a las condenas judiciales de este año contra otros líderes de extrema derecha, como la francesa Marine Le Pen o el filipino Rodrigo Duterte.
Antes que Bolsonaro, la primera condena fue la del teniente coronel Mauro Cid, antiguo edecán de Bolsonaro, que fue sentenciado a dos años en régimen abierto, por haber colaborado con la Justicia testificando contra los otros investigados.
Otros siete altos cargos fueron condenados por su implicación en el intento de golpe de Estado: Almir Garnier, almirante y excomandante de la Marina; Walter Braga Netto y Paulo Sérgio Nogueira, generales retirados y exministros de Defensa; Anderson Torres, exministro de Justicia; Augusto Heleno, general retirado y exministro de Seguridad Institucional; y Alexandre Ramagem, excomisario de la Policía Federal y diputado. Todos habrían apoyado planes golpistas, intervención militar o manipulación de la Justicia Electoral, y sus sentencias se irán conociendo en los próximos días.
Su defensa anuncia que apelará la condena
Los abogados de Bolsonaro, Celso Vilardi y Paulo da Cunha Bueno, han anunciado que apelarán la condena incluso en el ámbito internacional, calificando las penas como «absurdamente excesivas y desproporcionadas». Han señalado que Bolsonaro nunca participó en el plan golpista del 8 de enero de 2023 y han resaltado la falta de tiempo para analizar las pruebas durante el juicio.
Por motivos de salud y edad avanzada, el exmandatario brasileño podría solicitar cumplir su condena en prisión domiciliaria, algo que su defensa ya ha considerado. Actualmente, ya se encuentra bajo arresto domiciliario por violaciones de medidas cautelares anteriores. Por otro lado, la condena lo deja inelegible para ocupar cargos públicos electivos hasta 2060.
EE. UU. promete «responder» a lo que califica como una condena «injusta»
El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, ha asegurado que Estados Unidos «responderá en consecuencia» a la condena contra Bolsonaro, denunciando una «caza de brujas». Según Rubio, «las persecuciones políticas emprendidas por Alexandre de Moraes, sancionado en EE. UU. por violaciones de derechos humanos, continúan y él y otros miembros de la Corte Suprema de Brasil han decidido injustamente encarcelar al expresidente».
Trump también ha expresado su sorpresa: «He visto el juicio. Conozco (a Bolsonaro) bastante bien. Era un líder extranjero, un buen presidente de Brasil, y me ha parecido muy sorprendente que eso sucediera». El republicano ha comparado el caso con su propia experiencia con la justicia estadounidense: «Es muy parecido a lo que intentaron hacer conmigo, pero no se salieron con la suya. Solo puedo decir que le conocí como presidente de Brasil y era un buen hombre».
Por su parte, Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, ha declarado que espera sanciones de EE. UU. contra funcionarios y jueces del Supremo: «Vamos a tener una respuesta firme con acciones del Gobierno de EE. UU. contra esta dictadura que se está instalando en Brasil». En respuesta, el Gobierno brasileño ha afirmado que no se intimidará por las amenazas: «Amenazas como la realizada hoy […] no intimidarán a nuestra democracia», ha señalado el Ministerio de Exteriores.
De la cúspide política a su punto más bajo
La actual situación judicial de Bolsonaro marca el punto más bajo de su trayectoria política tras alcanzar la cúspide con su presidencia. Su carrera comenzó cuando se convirtió en diputado municipal de Río de Janeiro a finales de la década de 1980. Posteriormente, fue elegido congresista en Brasilia, donde rápidamente se hizo conocido por su defensa de las políticas autoritarias.
Su reputación de agitador se vio alimentada por entrevistas incendiarias, como una en la que argumentó que Brasil solo cambiaría «el día que estalle una guerra civil y hagamos lo que el régimen militar no hizo: matar a 30.000 personas«.
En los años previos a la presidencia perfeccionó su mensaje para destacar temas de anticorrupción y a favor de los valores familiares. Estas encontraron un terreno fértil cuando estallaron protestas masivas en todo Brasil en 2014, tras destaparse el caso de sobornos del «lavado de autos» durante la presidencia de Dilma Rousseff.
En la pandemia, el Ejecutivo de Bolsonaro estuvo marcado por un intenso escepticismo sobre las vacunas, así como su apoyo a la minería informal y el desmonte para el pastoreo de ganado, lo que elevó las tasas de deforestación en la selva amazónica a niveles récord.
Mientras se enfrentaba a una reñida campaña de reelección contra Lula en 2022, los comentarios de Bolsonaro adquirieron un tono cada vez más mesiánico, lo que generó inquietudes sobre su disposición a aceptar los resultados.
En 2023, el tribunal electoral brasileño lo inhabilitó para ejercer cargos públicos hasta 2030 por difundir afirmaciones infundadas sobre el sistema de voto electrónico brasileño.
La condena de Bolsonaro se ha convertido en una poderosa herramienta para los jueces brasileños de mayor rango, pues la sentencia busca proteger la democracia de Brasil contra lo que describen como «peligrosos ataques de la extrema derecha«.
Su caso también lo coloca en una extensa nómina de expresidentes de la región procesados o condenados por delitos como corrupción, lavado de activos, narcotráfico o violaciones a la democracia, entre ellos Uribe en Colombia, Fujimori, Toledo, Humala y Castillo en Perú, Martinelli en Panamá, Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Correa en Ecuador o Saca y Funes en El Salvado