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Unos 7.000 estudiantes internacionales, entre ellos 150 españoles, están en el limbo
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Es una medida «sumamente grave y profundamente antiamericana», opina una exalumna
PorÁLVARO CABALLERO RTVE
Entre los universitarios internacionales, que vienen de 140 países y representan un 27% del total del alumnado de este prestigioso centro, hay unos 150 españoles. Uno de ellos es Miguel López Rivera, estudiante de primer año de doctorado, quien ha recibido la noticia con «ansiedad e incertidumbre», igual que la mayoría de sus compañeros.
La misma esencia de la universidad, su capacidad de atraer «talento de todo el mundo», es lo que hizo que López se decidiera a estudiar allí el año pasado, y es algo que «está en riesgo ahora mismo», asegura el investigador en Microbiología e Inmunología.
Este joven andaluz todavía no sabe si podrá seguir con su investigación el próximo año, y esta incertidumbre provoca que, por ejemplo, se replantee venir de vacaciones a España, ya que no tiene claro si después podría volver a entrar en Estados Unidos.
Una medida «profundamente antiamericana»
Por Harvard también pasó Paloma Baena Olabe, estudiante de máster entre 2004 y 2006 y actualmente directora de Estrategia Global de Renfe. Como exalumna y también como estadounidense, pues tiene la doble nacionalidad, considera que la medida es «sumamente grave para todo el sistema educativo americano, visceral y profundamente antiamericana».
Grave, dice, tanto por la «parte humana, como en la institucional». En cuanto a este primer aspecto, recuerda que más allá de los alumnos que estén ya allí, hay muchos que ya habían sido admitidos para el curso que viene y que «están cambiando su vida» para trasladarse a Harvard, con el esfuerzo económico que ello conlleva, además.
Pero cree que la medida también tiene un gran peso a nivel político y cultural. Harvard fue la primera universidad de Estados Unidos, creada en 1636, incluso antes de que naciera el mismo país, y «fue fundada de acuerdo a los valores que después han construido la sociedad americana», reivindica.
Estados Unidos prohíbe a Harvard matricular a estudiantes extranjeros: «Es una medida extremadamente severa que afecta a una cuarta parte del total de los alumnos»
Valora la defensa que está haciendo Harvard de su autonomía, al resistir a los golpes de Trump. El primero, la congelación de los fondos públicos que recibía el centro -bajo el pretexto de que no combatía el antisemitismo, aunque la universidad lo denunció como una intromisión en su libertad académica-, y ahora este veto al alumnado internacional.
«No hay nada que esté más de acuerdo con lo que es Estados Unidos que mantenerse en la legalidad, que defender la independencia, el aprendizaje y, por supuesto, defender la inmigración. Porque Estados Unidos es un país de inmigrantes», asegura.
La capacidad de las universidades para atraer talento, en riesgo
Jaime de Aguinaga, ahora vicerrector del IE University de Madrid, también estudió en Harvard un máster, entre 2008 y 2010. Coincide con Baena en resaltar que Estados Unidos es un país «creado a partir de la inmigración», bajo la idea de ser un «espacio de oportunidades» donde poder cumplir sueños que pasan muchas veces por estudiar en estos centros punteros.
Las universidades estadounidenses «han jugado un papel muy importante en el soft power» del país, en esa influencia social y cultural que ejerce Estados Unidos más allá de su poderío económico y militar.
Gracias a los centros de investigación, «no solo atrae talento, sino que ese talento en muchos casos se queda ahí», lo que permite desarrollar fructíferas relaciones intelectuales, así como atraer financiación e investigación. Con el primer mandato de Trump, recuerda, el número de estudiantes internacionales que llegaron al país no bajó, pero tampoco subió, como ha ocurrido antes y después de él, y está por ver el efecto de este nuevo embate.
Un «tiro en el pie»
Para Baena, Estados Unidos se está disparando «un tiro en el pie». Decisiones como esta provocan el «efecto bumerán» de que los alumnos no quiera estudiar allí, y además, el país se arriesga a perder «su gran fortaleza, que es la innovación, que ha venido de gente con ganas de comerse el mundo», como se ve por ejemplo en Silicon Valley.
Aunque la medida la haya paralizado por el momento la Justicia, los alumnos que vienen de fuera sienten en general «miedo e inseguridad» a la hora de trasladarse a Estados Unidos, señala esta exalumna. El actual Ejecutivo de Trump lleva a cabo una vigilancia de las actividades de los alumnos propia de un «Estado policial», denuncia.
Vigilancia policial y estrangulamiento económico
De hecho, en el origen de esta polémica está la exigencia del Departamento de Seguridad Nacional a la dirección de Harvard para que esta le entregara datos de la participación de estudiantes extranjeros en las protestas propalestinas que sacudieron los campus estadounidenses el año pasado.
El investigador doctoral en medicina en Harvard José Antonio López-Valverde es testigo de esa vigilancia. «Ha habido manifestaciones a las que nos han dicho que podíamos asistir», denuncia. «Te sientes un poco perseguido, te están monitorizando todo lo que dices y en el momento que tengas una voz un poco disidente contra la Administración van a ir contra ti», señala.
“Te sientes un poco perseguido, te están monitorizando todo lo que dices“
La ofensiva de Trump contra el centro se disputa en varios frentes: además de la persecución política está el estrangulamiento económico. López-Valverde ya ha notado los efectos de la disminución de fondos, como también le ha ocurrido a López Rivera. «Conozco gente con muchísimo talento que han sido despedidos en las últimas semanas porque no hay recursos para la ciencia», expone.
La importancia de los compañeros internacionales en Harvard
Todos los entrevistados coinciden en la gran oportunidad que supone estudiar en Harvard, donde han estudiado más de 150 premios Nobel y ocho presidentes estadounidenses. López Rivera, de hecho, pone de ejemplo el privilegio de tener como profesor de Genética en el primer año de doctorado al Nobel de 2024.
Pero más allá de la calidad académica, el aprendizaje de Harvard viene en gran parte de los compañeros que vienen de todo el mundo, lo que ahora se pone en peligro. «No todo se aprende de un libro, cuando una de tus mejores amigas es una refugiada y puedes ver la realidad a través de sus ojos puedes entender mucho mejor esas situaciones», expone De Aguinaga.
En la misma línea se pronuncia Baena. «Lo más importante es la gente con la que estás, gente que te eleva. Para mí, Harvard cambió mi vida. Pero es que yo fui allí para cambiarla», afirma. «Y esa excelencia es lo que se pierde», si finalmente Trump logra su objetivo.