Cuando Estrella (nombre ficticio) acudió a la Fundación Mahasandhi en Abanilla buscaba espiritualidad, pero lo que encontró fue bien distinto. Vecina de la comarca que prefiere no dar su nombre, fue pocas veces, pero las suficientes para advertir que el precio que pedían por cualquier producto era desorbitado. «Percibí la presión», dice a esta Redacción.
Fue de la mano de una persona que estaba conociendo en ese momento de manera más íntima. Dicha persona sí que era fiel al liderazgo de José Manuel, el líder de la comunidad budista Mahasandhi, detenido por la Policía Nacional.
Las actividades, de primeras, eran gratuitas, explica Estrella. Una vez en la nave donde se realizaban las actividades, comenzaba la ‘feria’ de productos. Un ejemplo de ello fue un curso de alquimia que ofreció el líder espiritual, conocido como Trascendencia Total, durante una actividad. A Estrella le impactó cuando dijo que no era un curso «para todos», sino para las personas que supieran realmente el valor de la actividad y que estuviesen dispuestas a pagar por ello. También, en charlas, les decían que no era necesario tomar notas: ellos tenían libros con toda la información, eso sí, previa compra.
Es fue la primera y única vez que vio a José Manuel. Le dio la impresión de que se trataba de alguien «soberbio» que llegaba incluso a reírse de sus propios fieles. «Él mismo se creía superior y mucha gente ahí lo tenía como tal, eran sus seguidores ciegos». A estos fieles los reubatizaba y les cambiaba el nombre, afirma este testigo.
Voto de silencio
Durante el discurso que dio, solo se le escucharon las risas y algunas onomatopeyas. El líder guardaba voto de silencio hasta ver cumplido su sueño de construir un buda de 30 metros. «Se reía y era como muy retórico, muy repetitivo», recuerda Estrella. El líder vivía en el megacomplejo de Abanilla, donde se han hallado toneladas de mercurio, con un hijo de una pareja anterior y a su mujer actual.