El cuadro catalán logra engancharse a la pelea por pasar a la siguiente fase tras un partido en el que fue muy superior, pero del que Iván Martín salió lesionado
Por fin. Después de un sinfín de vicisitudes en las dos primeras jornadas, donde pudo vivir en primera persona toda la crueldad de la competición, el Girona logró sobreponerse a todo para firmar su primera victoria en la Champions League tras imponerse con solvencia sobre el Slovan Bratislava (2-0). Un triunfo que hizo vibrar a Montilivi y que permite al equipo catalán seguir soñando con que su competición no acabará después de estas ocho jornadas.
Lo cierto es que el partido fútbol, lo que se dice fútbol, no es que tuviese mucho. El balón fue para el Girona, como era de esperar, y sin duda este era uno de esos partidos en los que tenía que apretar si quiere tener alguna opción de, al menos, estar en el ‘play in’ de camino a los octavos.
Además, a Míchel se le sumó un nuevo contratiempo. En el minuto 20 pidió el cambio Iván Martín, que se quedó sentado en el césped, y el técnico dio entrada a Miovski para seguir apretando las tuercas a los eslovacos. Lo del Girona con las lesiones en esta campaña es digno de estudio, de verdad. En cualquier caso, el cronómetro seguía corriendo sin que los catalanes fueran capaces de buscar puerta. Mucho dominio, mucha superioridad con balón, pero la luz apagada una vez se llegaba al área.
Tuvo que ser, otra vez, Miguel Gutiérrez el que abriese la lata en Montilivi. Lo hizo entrando desde segunda línea a un pase raso de Danjuma, que fue capaz de doblegar a Blackman casi por primera vez en el partido para ponerla abajo al centro. Gutiérrez entró al área con mucho espacio libre y la coló a la derecha de Takac.
No hubo tiempo para mucho más, porque el gol llegó en el 42 cuando el Slovan ya empezaba a verse en el túnel de vestuarios con el marcador en tablas. Se notó que los eslovacos quedaron a contrapié, con lo que el pitido del descanso dejó las cosas muy de cara para el Girona, que por primera vez estaba teniendo un partido más o menos plácido en esta Champions.
Y en la reanudación el dominio fue todavía más palmario. Siguieron los eslovacos tratando de cerrar líneas de nuevo buscando, dado lo corto del marcador, una posible contra que les hiciera dar el campanazo. Pero esta vez sí le corría más el balón al Girona, y a punto estuvo de hacer el segundo Miovski de cabeza a un centro largo de Krejci de no ser por la mano que metió Takac, enviando a córner.
A medida que pasaban los minutos, el cansancio físico empezaba a hacer mella en un Girona muy justo de efectivos que se acabó encontrando un regalo. Un empujón a Miovski muy cerca del área que golpeó Juanpe y, tras impactar levemente en la cabeza de Tolic, se acabó metiendo en la red de Takac. Un 2-0 en el 73 no se podía escapar ya.
Hablando de regalos, el colegiado decidió que unas manos un tanto dudosas de Gajdos y Kashia eran penalti y el VAR lo confirmó luego. Y como, total, los reglamentos de las manos son tan así, pues habrá que pensar que lo era. El caso es que Stuani, que lo tiró muy bien, acabó fallando porque Takac le adivinó la intención. Abajo y a la mano derecha, un auténtico paradón ante el enfado del delantero uruguayo, que no tuvo su mejor día. Y Gazzaniga tuvo su primera intervención importante en el añadido parando un disparo en la frontal de Barseghyan.
En cualquier caso, el Girona se estrena en Champions en un partido, por fin, tranquilo. Se engancha a la pelea por el ‘play in’, deja al Slovan sin puntos y afronta la visita al PSV como un encuentro decisivo para seguir en la pelea y, tal vez, uno de los pocos duelos asequibles que le quedan, porque el tramo final de la liguilla es terrible. Pero eso, más adelante.