Estudiar en verano, un sacrificio menor para los opositores en busca de un futuro estable: «La recompensa valdrá la pena»

  • El Gobierno ha lanzado una oferta de empleo público para este año que supera la barrera de las 40.000 plazas

  • 31.465 corresponden a la Administración del Estado y el resto a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado

Por LUCÍA GONZÁLEZ RTVE

Una chica estudiando en una biblioteca
Una chica estudiando en una biblioteca GETTYIMAGES
4 min.Mientras millones de personas disfrutan de sus vacaciones de verano, con playas abarrotadas y destinos turísticos de ensueño, otros tantos han optado por un camino diferente: el estudio intensivo para alcanzar su sueño de una oposición.

Ana, una joven madrileña de 25 años, ha decidido dedicar este verano a preparar las oposiciones a agente de la Hacienda Pública. «Sé que es un sacrificio, pero tengo claro que es lo que quiero para mi futuro«, afirma con determinación. Las horas de estudio se reparten entre biblioteca, academia y la tranquilidad de su hogar, donde la concentración es máxima.

«Renuncio a las fiestas, los viajes y el descanso en la playa, pero sé que la recompensa valdrá la pena«, confiesa. Ana no está sola en esta decisión. En las bibliotecas y salas de estudio se respira un ambiente de concentración y compañerismo, donde personas de todas las edades comparten la misma meta: alcanzar una plaza fija en el sector público.

 

Y este año más sí cabe. El Gobierno ha lanzado una oferta de empleo público para este año que, por primera vez, supera la barrera de las 40.000 plazas, el 10% de ellas para las personas con discapacidad.

De las 40.146 plazas en total, tres cuartas partes corresponden a la Administración del Estado, 31.465, de las que el 78% serán plazas de acceso libre (20.840) y el resto, 10.625, serán de promoción interna.

El resto pertenecen a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado: 2.857 plazas destinadas en el Cuerpo Nacional de Policía, 3.158 en la Guardia Civil y 2.666 en las Fuerzas Armadas.

Motivaciones diversas y un mismo objetivo

Las razones que impulsan a estas personas a renunciar al ocio veraniego son diversas. Algunos buscan estabilidad laboral y un sueldo digno, mientras que otros anhelan un trabajo con mayor significado y vocación de servicio público.

«Siempre he querido trabajar en aduanas«, explica Carlos, un ingeniero industrial de 27 años que ha decidido dejar la empresa privada y opositar al cuerpo ejecutivo del Servicio de Vigilancia Aduanera en la especialidad de Comunicaciones. «Sé que no será fácil, pero estoy dispuesto a darlo todo«, dice en su primer verano de estudio intensivo.

Para Lourdes no es el primer verano dedicado íntegramente al estudio. Ella aspira a ser diplomática. Su oposición tiene una media de preparación alta, «cuatro o cinco años», explica Lourdes. Pero eso no ha supuesto un impedimento para ella. Tras graduarse en relaciones internacionales hace un par de años, decidió no salir al mercado laboral y luchar por su sueño.

«Opositar es muy duro, pero la recompensa es muy grande«, relata a las puertas del que será su segundo verano detrás de los libros. No le preocupa lo que queda atrás, esperanzada, reza porque «sea el último».

«Sé que no es un camino fácil, pero estoy convencida de que lo lograré», afirma Lourdes con una sonrisa. «Y cuando consiga mi plaza, podré disfrutar de las vacaciones que tanto me merezco«, concluye.

 

Historias de esfuerzo y superación

Las oposiciones son un camino largo y exigente, lleno de obstáculos y momentos de desánimo. Sin embargo, la perseverancia y el apoyo de familiares y amigos son pilares fundamentales para seguir adelante.

A sus 31 años, Laura reconoce haber tenido «momentos de flaqueza, pero cada vez que veo a mis padres y hermanos animándome, encuentro la fuerza para continuar». Esta aspirante a jueza sabe bien lo que está en juego: «Sé que estoy luchando por mi futuro y por el de ellos«.

«Es un proceso constante que requiere mucha disciplina y sacrificio», insiste Laura. «Pero cada día que pasa estoy más cerca de mi objetivo«.

Administrativo de la Seguridad Social, ese es el objetivo de Ángela. A escasos meses de cumplir 30 años, espera celebrarlo con una plaza. «Es muy duro, no es como en la universidad que estudias para un examen y suspendes, no pasa nada, ¿no? Pero aquí te estás jugando tu futuro», admite.

Sus vacaciones de verano también son cosa del pasado: «El tiempo es limitado, el estudio es infinito y hay que priorizar«, admite a escasos meses de su examen.

«La decisión de opositar en sí no es dura, lo que es duro es el camino», insiste sabiendo que por el camino te arriesgas a fracasar y tienes que volver a intentarlo.

Una carrera de sacrificios

Para muchos opositores, el verano es solo una etapa más en su largo camino hacia la meta. El estudio continúa durante todo el año, con horas dedicadas a repasar temarios, realizar test y asistir a clases presenciales o virtuales.

«No es solo el verano, sacrificas tu vida entera«, sentencia Ángela. Desde las pequeñas cosas del día a día, el contacto con los tuyos o el tiempo para uno mismo, a las ocasiones más especiales, «las bodas, las vacaciones, los eventos familiares», explica.

A pesar de las dificultades, la mayoría de los opositores mantienen una actitud positiva y optimista. Saben que el esfuerzo y la dedicación tendrán su recompensa en un futuro prometedor con un trabajo estable y satisfactorio.

Marga conoce bien ese futuro. Pero antes también vivió en primera persona el sacrificio de todo opositor. Tras terminar la carrera, no dudó en embarcarse en el arduo camino de las oposiciones a inspector de la Hacienda Pública. Era consciente de la dificultad del reto, pero su pasión era su motor principal.

Fue una época dura. Marga dedicaba horas y horas al estudio. Por el camino dejó de lado vacaciones, fiestas y diversión. La presión era alta y, en ocasiones, la duda se apoderaba de ella. Sin embargo, lo consiguió.

«Aún recuerdo el día que vi mi nombre en las listas de aprobados«, cuenta emocionada. Tras años de esfuerzo y sacrificio, Marga había logrado su sueño. «Mi historia es una más, un recordatorio de que, con trabajo duro y determinación, los sueños más difíciles pueden hacerse realidad«, sentencia.