El equipo grana cae por 0-1 ante el Nàstic y queda eliminado en las semifinales de ascenso a Segunda División.

GREGORIO LEÓN
El Murcia no quiso traicionarse. Sus malos números en Nueva Condomina le impidieron ascender directamente. Y en el camino del ‘play off’, con un campo lleno hasta los topes, como nunca, volvió a defraudar a sus aficionados. Bastó un gol del Nàstic para desactivar a los grana, que no pudieron reaccionar para al menos forzar la prórroga. Otra vez aparecieron los problemas crónicos de toda la temporada. Poco filo. Incapacidad para resolver ecuaciones. Y el ascenso se marchó en casa.
Dijo en su última comparecencia pública Fran Fernández que el Murcia iría a por la victoria. Y no eran solo palabras, el enunciado de un propósito. La verdad está en el verde. Y en el verde los grana salieron con una voluntad decidida de crear, de generar, de ser gobernantes del partido. Y Raúl Alcaina fue el primero que avisó, pero le faltó levantar unos centímetros la pelota ante la salida de Rebollo. Moha firmó la siguiente. Su disparo no fue el mejor. El trabajo de presión era admirable, con constantes recuperaciones. Pero fallaba la puntería. Y sobraban dos amarillas prematuras, recibidas por Alberto González y Moha.
El Murcia, desgastado por el trabajo de presión del primer acto, cedió metros. Y un robo del Nàstic permitió que Pablo Fernández rematara solo en el segundo palo. 0-1. Y el equipo de Fran Fernández se quedó bloqueado. Sin soluciones. Ni Toral ni Carlos Rojas dieron un acento ofensivo mayor. La mejor opción fue para Carlos Rojas, pero Rebollo le negó el gol. Y presa de la ofuscación, fue muriendo.
Fin de curso para un equipo que deberá intentarlo de nuevo la campaña que viene. El regreso al fútbol profesional no podrá ser este año.