El Real Madrid vuelve a ganar el día en el que Mbappé perdió la cabeza

La expulsión del delantero francés por una entrada salvaje a Antonio Blanco marca el triunfo blanco contra el Alavés, gracias a un gran gol de Camavinga

Sergio R. Viñas   13 ABR 2025 18:25  LA OPINIÓN

El Real Madrid ganó al Alavés y eso, por sorprendente que parezca, es noticia, pues llevaba tres partidos sin hacerlo, una rareza para el equipo blanco. Pero la noticia quedó opacada en Mendizorroza por otra que lo fue todavía más, la primera expulsión de Mbappé con la camiseta blanca, la primera roja que veía desde 2019. El día en que los blancos se reconstituyeron, en un partido de entreguerras con la mente puesta en una remontada casi imposible contra el Arsenal, su gran estrella perdió la cabeza.

No hay manera de intuir qué se le pasó por la cabeza a Mbappé, un tipo nada sospechoso de ser violento, para hacer lo que hizo cuando quedaban poco menos de 10 minutos para el descanso. Cargó su pierna derecha, en un movimiento más propio de las artes marciales, y propulsó sus tacos con decisión sobre el gemelo de Antonio Blanco. Una entrada de esas que, realizada unas décimas de segundo antes o después, puede mandar directamente al quirófano a un futbolista.

Soto Grado le mostró la amarilla, pero tan pronto cómo vio la repetición en el monitor asumió que se había quedado corto. Era una roja tan sumamente clara que ni Mbappé se atrevió a protestarla, retirándose cabizbajo al vestuario tan pronto como comprobó que iba a recibir el castigo que merecía. Una expulsión, por cierto, que a priori no le sacará de la final de Copa y, por descontado, tampoco del duelo del miércoles contra el Arsenal.

El gol de Camavinga

Dejaba entonces con diez jugadores a un Real Madrid que iba por delante en el marcador, gracias a un gran gol de Camavinga en el 34, tras combinar con Valverde en la frontal del área al primer toque. Y tras ver cómo Soto Grado anulaba en el VAR un tanto de Asencio a la salida de un córner. Entendió el árbitro que Rüdiger, como si fuera un pívot de baloncesto, había cometido falta previa metiéndole la cadera al portero Owono.

No le gustó esa decisión al Madrid, como tampoco la que había tomado antes el árbitro de no sancionar como penalti un choque de Owono con Arda Güler, titular en detrimento de Vinicius y por delante de un Brahim que apunta a titular ante el Arsenal. Tampoco fue de la partida Bellingham, construyendo Ancelotti (que dirigió el choque desde la grada por sanción) un once extraño que en los minutos iniciales se sintió sobrepasado por la presión valiente y decidida del Alavés, por mucho que Courtois en ningún momento rompiera a sudar.

Real Madrid's Eduardo Camavinga, right, reacts after he scored the opening goal during a Spanish La Liga soccer match between Alaves and Real Madrid at the Mendizorroza stadium in Vitoria, Spain, Sunday April 13, 2025. (AP Photo/Miguel Oses)

Camavinga celebra su gol contra el Alavés. / Miguel Oses / AP

Era, hasta la entrada salvaje de Mbappé, el partido mil veces dibujado por los blancos esta temporada, en el que el buen fútbol brilla por su ausencia, pero en el que los chispazos de calidad individual, el de Camavinga en este caso, bastan para amarrar la iniciativa frente a un rival con muchos menos argumentos. La novedad en Vitoria estribaba en la obligación de jugar con un hombre menos.

El Real Madrid tuvo que ensayar, a partir de entonces, esa solicitud de incrementar su «solidez defensiva» que Ancelotti le había trasladado públicamente a sus jugadores el día anterior. Contribuía a ello un Alavés que no se caracteriza por ser un torrente ofensivo, precisamente. De ahí su posición en la tabla, un solo punto por encima del descenso.

El Alavés también se queda con diez

El panorama se le terminó de aclarar al Madrid en el minuto 69. Soto Grado, de nuevo tras consultar un monitor, no vio ni una en directo, expulsó a Manu Sánchez por cortar con fuerza excesiva un contragolpe en el que Vinicius, que acababa de entrar al campo junto a Bellingham, se disponía a irse solo hacia la portería de Owono.

El Alavés siguió a lo suyo con más intención que acierto, mientras el Madrid contemporizaba y el árbitro paraba unos segundos el partido por insultos de la grada local a Asencio por el procedimiento judicial en el que está investigado por difundir presuntamente vídeos sexuales de una menor de edad.

Sin más sobresalto que ese, el partido se fue marchitando sin remedio, con Bellingham teniendo la mejor ocasión del tramo final y con Ceballos volviendo a pisar césped mes y medio después. El Real Madrid logró la victoria que tanto necesitaba en lo anímico y también en lo clasificatorio, para seguir a cuatro puntos del Barça en la pugna por el título.