El equipo grana empató ante el Ceuta (1-1), y queda segundo, a un punto del líder. 29.920 espectadores vieron el partido, la segunda mejor entrada de la historia de Nueva Condomina.
GREGORIO LEÓN
En una atmósfera demente, de manicomio, el Real Murcia vivió una noche inolvidable en su estadio, abarrotado de público. Las 29.920 personas que poblaron las gradas de Nueva Condomina experimentaron mil emociones en un partido en el que se cruzaban los dos mejores equipos de la categoría litigando por el liderato. El empate deja abierto el ascenso directo. Los grana, inflamados por su afición, fueron capaces de neutralizar a un gran Ceuta que fue ganando durante casi una hora. Pero Flakus, una vez más decisivo, le dio un punto al Murcia, evitando que el equipo norteafricano se escapara en la clasificación.
Envuelto en un clima de Primera División, el Real Murcia comenzó a toda mecha. En apenas quince minutos ya había lanzado cuatro córners, y Pedro Benito lanzó el primer aviso, después de una triangulación perfectamente dibujada. Pero el Ceuta no tardó en expresarse. Gazzaniga le negó el gol a Zalazar, que se relamía en el segundo palo, presto a marcar a puerta vacía. Desde la posesión del balón fue creciendo el equipo de José Juan Romero. El repliegue del Murcia era defectuoso. Y en uno de ellos Rodri Ríos, cazado un balón con un escorzo, hizo caja. 0-1.
Fran Fernández ya hizo modificaciones en el equipo para afrontar la segunda mitad. Raúl Alcaina, otra vez decepcionante, dejó su puesto a Davo. Apareció más brioso el Murcia, propositivo. Pero el Ceuta no terminaba de desconfigurarse. Hasta que Guille Vallejo cometió una pifia que permitió a Flakus, siempre con fe, marcar a puerta vacía. Quedaba mucho tiempo todavía, y los arreones se sucedieron. Pero ya no hubo más alteraciones en el marcador.
La de este sábado ha sido la mejor entrada del club en Primera RFEF, y la segunda mejor de toda su historia, después de los 30.959 que vieron el Real Murcia-Real Madrid el 24 de noviembre de 2007.