Los restaurantes de ‘Juanjo’ de Mula, ‘El Carril’ de Archena, ‘Borrego Canalla’ de Bullas, ‘La Almazara’ de Cehegín y ‘Los sobrinos’ de Ceutí entran en la lista
Los bares de ‘Juanjo’ de Mula, ‘El Carril’ de Archena, ‘Borrego Canalla’ de Bullas, y ‘La Almazara’ de Cehegín, así como el restaurante ‘Los sobrinos’ de Ceutí han sido incluidos entre los 300 nuevos «soletes» de la guía Repsol de este año.
El muleño es un bar escondido en un pequeño rincón que ofrece pincho de oreja y elaboraciones con algunos toques creativos, como su ‘Habemus Foie’, mientras que el archenero, también conocido como el «Sorpresas» incluye una barra de mariscos y pescados frescos.
El situado en Bullas es cocina «divertida y de calidad», complementaria a su restaurante ‘Borrego’, de estilo más tradicional, mientras que el de Ceutí es un restaurante de interior que destaca por la calidad de su marisco y de sus carnes maduradas, con un ambiente familiar. El de Cehegín está especializado en carnes, arroces y hortalizas.
Se trata de lugares escogidos por «su entorno natural y su trato cercano» en pueblos que «usualmente pasan desapercibidos para el viajero», pero que también ofrecen en los más turísticos aquellos que son «frecuentados por los vecinos», informa este miércoles la Guía Repsol en una nota.
Sus inspectores han recorrido el país para seleccionar 300 soletes, distinción otorgada a la buena relación calidad-precio.
Para María Ritter, directora de la Guía Repsol, se trata de una selección que ofrece al viajero «un bar auténtico o una casa de comidas de toda la vida con un ticket asequible y productos locales, que te sitúan en el territorio y te hablan de sus raíces y su cultura».
Los arroces y la cocina marinera de Casa Pepe en San José (Almería), la fideuá tostada de oreja de Casablanca en Torreperogil (Jaén) o el gazpachuelo de Casa Pepa en Carratraca (Málaga) son algunas de sus recomendaciones en Andalucía, mientras que en Aragón proponen probar los churros de Churrería Arasán (Benasque, Huesca) o las migas de Casa Antonio (Zuera, Zaragoza).
En El Dedo de Dios (Agaete, Las Palmas) es famoso su pulpo frito, mientras que los pasteles de El Aderno (Buenavista del Norte, Santa Cruz de Tenerife) pueden ser el perfecto final dulce para una visita a la isla.
La Taberna Solana, en Ampuero (Cantabria), es la oportunidad de disfrutar de la cocina más informal de Nacho Solana, con dos soles Repsol en Solana; la sopa del pastor, una de las especialidades de Mesón Nelia (Villalba de la Sierra, Cuenca); los productos ibéricos son el mayor atractivo de El Soportal (La Alberca, Salamanca) y el lechazo brilla en Mesón Molinero (Traspinedo, Valladolid).
Los soletes recaen en La Subhasta (L’Ametlla de Mar, Tarragona) por sus pescados, en Los Santalanes (Guadarrama, Madrid) por sus carnes asadas, en Mesón Las Torres (Ujué, Navarra) por sus migas al pastor, y en Tapería Miguel (Quart de les Valls, Alicante) por sus bocadillos.
La sidrería Araia en Asparrena (Álava), con su típico menú con la tortilla de bacalao y la chuleta como estrellas, los txipis en su tinta de Etxoste (Atxondo, Vizcaya) o las tejas de la pastelería Eceiza en Tolosa (Guipúzcoa) son algunas de las propuestas en el País Vasco.
En El bobo de Coria (Coria, Cáceres) se defiende la cocina extremeña, como hace con la coruñesa A Taberna do Bico (Camariñas), que además vende conservas y vinos en el mismo espacio; el producto marino y las vistas son el fuerte de Cala Conills (Andratx, Baleares) y la excelencia pastelera el de La Clavelina (Arnedo, La Rioja).
Casa Miño (Somiedo, Asturias) tiene un solete por sus cebollas rellenas y sus potes y El Bar del Juanjo (Mula, Murcia) por sus tapas.
La Guía Repsol cuenta ya con más de 3.000 establecimientos con soletes repartidos por toda la geografía española, una distinción que busca distinguir locales para todos los públicos y para disfrutar desde el desayuno al aperitivo, la comida o la cena, sin olvidar el momento dulce o helado