El tenista murciano derrota al libanés Habib en dos sets (6-3 y 6-1), y accede a la segunda ronda de los Juegos Olímpicos de París.
Tiene veintiún años y jamás había disputado unas olimpiadas. Por mucho talento que acumule, tanto como para haberlo convertido en un jugador único en su especie, los nervios siempre andan por ahí, merodeando. Pero Carlos Alcaraz sacó adelante sin mayores sobresaltos su debut en los Juegos Olímpicos. No hizo concesión alguna a Hady Habib y ya está en la segunda ronda. La lluvia arreciaba fuera. Pero el techo retráctil de la Suzanne Lenglen permitía la celebración en la hora prevista de un partido que ingresa directamente en la historia del joven campeón murciano.
El tenista libanés, invitado a última hora a París, con apenas quince partidos en el circuito ATP, salió respondón. A punto estuvo de hacer un break en el primer juego del partido. Pero Carlitos no estaba para bromas. Recondujo la situación, y quien hizo la ruptura fue él. Navegó con esa ventaja durante todo el set para llevárselo.
El segundo capítulo se ajustó al guion esperado. Quiebre para empezar, y a darle gas a la moto. El libanés intentaba estirar el partido, valiéndose de un poderoso primer saque, con bolas que impulsaba a más de 200 kilómetros por hora. La Suzanne Lenglen animaba, con ganas de más tenis. Pero Alcaraz respondía a todas las preguntas. No estaba dispuesto a alargar el litigio más de lo conveniente.Y hasta le dio tiempo a firmar un puntazo, tras una volea de Habib que parecía definitiva, encontró un ángulo imposible, solo imaginables para él.
Carlos Alcaraz transitó por una autovía recta en su primer partido de París. A partir de ahora llegan las curvas. Griekspoor o Norrie, su próximo rival.