Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera liberan en varias provincias a 162 mujeres que ejercían la prostitución en prostíbulos camuflados como locales de masajes

La Guardia Civil, la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera han liberado a 162 mujeres de origen sudamericano, víctimas de una organización criminal que, presuntamente, las explotaba sexualmente en inmuebles convertidos en prostíbulos camuflados como locales de masajes.
Durante la operación conjunta se han detenido a 37 personas (22 en Valencia, 4 en Málaga, 4 en Murcia, 4 en Castellón y 3 en Alicante), de las cuales nueve han ingresado en prisión provisional.
Condiciones inhumanas y vigilancia constante
El entramado se dedicaba a la captación de mujeres tanto en España como en países de Sudamérica, muchas en situación de vulnerabilidad y sin permiso de residencia o trabajo, obligándolas a ejercer la prostitución.
La organización adquiría o alquilaba inmuebles mediante sociedades mercantiles, que luego reformaban para su explotación.
Las víctimas dormían hacinadas en literas o en la misma cama donde atendían a los clientes, en condiciones de mala ventilación y habitabilidad deficiente.
Solo podían salir dos horas al día, y debían estar disponibles permanentemente. La red usaba un sistema de videovigilancia para controlar en tiempo real los locales y a las mujeres.
Encargadas, drogas y control total
Cada inmueble tenía encargadas las 24 horas, que se encargaban de vigilar a las mujeres, cobrar a los clientes, ofrecer sustancias estupefacientes y atender las líneas telefónicas de anuncios publicados en webs especializadas.
El 50 % de cada servicio era para la organización, y el otro para las mujeres, quienes además podían recibir multas por diversas causas.
Una red estructurada y en expansión
Las víctimas eran trasladadas entre locales según convenía a la red, que comenzó a expandirse desde Valencia hacia Cataluña, Murcia y Málaga, abriendo nuevos prostíbulos encubiertos.
La investigación comenzó por la denuncia de tres víctimas, que declararon haber sido explotadas sexualmente en distintas localidades de España.
La red se estructuraba en tres niveles: el primer nivel lo formaban los líderes, con vínculos familiares y sentimentales, quienes eran propietarios o arrendatarios de los inmuebles y se quedaban con la mayor parte de los beneficios; el segundo nivel lo ocupaban supervisores encargados de la recaudación y coordinación.: y en el tercero estaban las encargadas, conductores, reformistas de locales y distribuidores de droga.