ARCHENA/ La Parroquia de San Juan Bautista celebrará el próximo lunes día 24 la onomástica de su titular

El próximo lunes día 24 celebraremos al patrón de nuestra parroquia, San Juan Bautista

Es un momento para estar todos juntos y poder dar gracias por todos los dones recibidos en este año litúrgico.
A las 20:00 se celebrará  la santa misa, y  después como viene siendo habitual la procesión por las calles cercanas a la Parroquia. Tras la procesión, en el salón  parroquial, compartiremos una cena fraternal para la que , la parroquia colabora con las bebidas  y los feligreses aportarán ricas viandas como siempre.

¿Quieres saber cuantos años tiene la parroquia?

La Iglesia Parroquial, fue construida entre 1770 y 1789, bajo la dirección de Gregorio de la Rosa y gracias al esfuerzo de todos los vecinos que colaboraron desinteresadamente en la edificación. La Iglesia y su plaza quedan elevadas sobre las casas circundantes, lo que resalta la importancia de su construcción. La composición espacial de la iglesia es claramente barroca, aunque la sencillez y sobriedad de su fachada exterior preconiza un cierto academicismo, que se irá extendiendo en el siglo XIX. Construida con ladrillo visto y zócalo de sillares es evidente que quedó inacabada por la ausencia de una torre gemela. El único motivo que articula la fachada son las bandas y la distribución de los ladrillos en distintos sentidos. El interior es de planta basilical con presbiterio plano y cúpula semiesférica. Las naves laterales, de menor altura, comunican con la central por arcos de medio punto. El retablo original, junto con todas las imágenes, fue destruido durante la Guerra Civil. El actual, que imita a los góticos , fue realizado por Juan Fernández. Entre las esculturas de los diferentes altares hay que destacar la Dolorosa de Juan González Moreno, el Cristo Crucificado de Enrique Salas y el Jesús Nazareno, obra de Carrillo, junto con la imagen de la Virgen del Rosario, tallada en madera, la del Carmen y La Piedad.

¿Por qué esta dedicada a San Juan Bautista?

La dedicación a San Juan Bautista está motivada por haber pertenecido Archena, junto a Calasparra, a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, bajo cuyo dominio se erigió.

La iglesia  está situada en una esquina de la localidad (sin construcciones adosadas), en un lugar estratégico antes ocupado por una mezquita, mirando a la vega del río Segura y presidiendo el camino real, el único acceso a Archena desde Ceutí.

La conversión de los mudéjares de Archena implicó, si no la destrucción, sí al menos la habilitación de la mezquita árabe, en iglesia parroquial. En 1505 mediante una bula, la Santa Sede autorizó que las antiguas mezquitas pudieran convertirse o transformarse en iglesias.

Archena, convertida en parroquia, con pila bautismal, dependía de la vicaría de Calasparra. Al frente de la iglesia había un prior bajo la dependencia orgánica del comendador de la Encomienda.

La iglesia se edificó hacia la primera mitad de este siglo, en 1547 ya existía, lo conocemos por una de las visitas de apeos realizada por la Orden, en la que se menciona la posesión de: «una iglesia de la advocación del señor san Juan».

Sólo sabemos que se trataba de una pequeña «nave» rectangular acabada en un cono, con los techos muy bajos y sustentados en «colañas» que se rompían con frecuencia dejando el tejado al descubierto.

La iglesia sólo disponía de siete bancos para asiento de los feligreses y tres escaños para ser ocupados por el comendador o su representante, el alcalde mayor, cuando acudían a las ceremonias.

Así debió seguir la iglesia, pequeña y en mal estado puesto que durante el siglo XVII las condiciones arquitectónicas empeoraron ya que en las visitas de los comendadores, al referirse a la iglesia únicamente encontramos quejas del prior, del concejo y de los vecinos, así como recibos de continuas reparaciones.

Construcción de la iglesia

En el siglo XVIII debido al crecimiento demográfico, la expansión económica, la importancia dada por la Iglesia a las parroquias, y todo esto, unido al estado lamentable y ruinoso que presentaba el templo de Archena, sirve para afianzar la idea de construir una iglesia. Debía ser preocupante el estado de la iglesia cuando la orden hospitalaria decidió acometer la reconstrucción en el mismo solar, incluso aprovechando parte de la estructura ya edificada. Podíamos denominar a la obra proyectada como de expansión de la iglesia primitiva.

La dirección de la obra se le encargó al maestro alarife Gregorio de la Rosa, que a partir de este momento también realizaría los trabajos de construcción del Ayuntamiento, el horno y la nueva planta de Los Baños. Las obras dieron comienzo en la primavera de 1770, aunque no disponemos de planos, ni de planteamientos técnicos, sólo conocemos la cantidad de materiales empleados.

Los edificios de las dos iglesias, la primitiva y la nueva, se unieron en 1785. Aunque la iglesia se quedó sin acabar dejando pendientes importantes obras de envergadura. Hasta 1819 y tras intensas gestiones del ayuntamiento, no se reanudaron las obras, previa autorización, mediante real orden del rey Fernando Vil a la junta económica de la Orden de San Juan.

Efectivamente, las obras se subastaron y la mitad de las mismas se iniciarían en la primavera de 1819, pero apenas transcurrido un año se paralizaron, dejando las capillas cortadas hasta el arranque de los arcos. En 1835 no se habían reanudado las obras pendientes y los oficios religiosos se celebraban en la mitad del crucero, espacio insuficiente y poco capaz, en opinión del clero y Ayuntamiento, para albergar a los feligreses que concurrían.

Las obras inacabadas se fueron realizando muy lentamente a lo largo de este siglo y parte del XX, gracias a la generosa aportación de los vecinos, y de manera especial de algunos hacendados ricos del pueblo, como los Vizcondes de Rías, en cuyo agradecimiento se les otorgó el título de «Bienhechores del Templo» así lo testimonia la lápida colocada en una de las paredes de la iglesia. Es de interés leer la descripción que hace de la iglesia J. A. Melgares, quizá el único que hasta ahora haya abordado un estudio pormenorizado.

Por fin en 1889 se terminaron dos capillas y en 1890 fue preciso renovar casi todo el tejado. En 1897 se reconstruyó la sacristía y se edificó un cuarto trastero.

En la actualidad podemos comprobar cómo la torre gemela de la derecha nunca se terminó, dando a la iglesia un aspecto inacabado.

Durante los primeros años del siglo XX no se realizaron más obras, salvo para estropearla. Se hicieron revoques de las paredes exteriores, que hoy se pueden contemplar tras las obras de restauración recientemente realizadas.

La inadecuada utilización durante la guerra civil supuso daños materiales en el interior así como la desaparición y/o destrucción de imágenes y el retablo del altar mayor, aunque otros posteriormente también eliminarían elementos ornamentales de gran valor para la adaptación de la iglesia a las nuevas formas de culto emanadas del Concilio Vaticano II. Una-de las más significativas fue la del pulpito. Los revoques interiores han vuelto a taparse con otra capa de pintura… Y la pintura que presidía el altar mayor, con la escena del bautismo de San Juan Bautista pintado por Enrique Salas también ha desaparecido

¿Qué sabemos sobre las campanas?

La campana, era sin duda, la medida del tiempo en el Antiguo Régimen. La que indica el comienzo de la jornada, la señal de oración, el descanso del Ángelus… La que recuerda, pues, al hombre sus obligaciones espirituales. En definitiva era, y es, todo un símbolo. La iglesia de Archena siempre dispuso de campanas pequeñas, que estaban colgadas de la fachada principal. Sin embargo, la primera campana importante, la más grande, adquirida por 103 reales, se colocó en la iglesia en 1.734. Las actuales campanas datan de 1927, la más grande (llamada Emilia), y de 1948 la más pequeña. La primera está construida en bronce y en su cuerpo se puede apreciar distintos relieves, correspondientes a representaciones de querubines y serafines, inscripciones referentes a Jesucristo (JHS) y María (M), el escudo de la fundición responsable de la construcción de la campana, una cruz, cuatro palomas que representan a Dios Espíritu Santo, cuatro castillos protegidos por dos leones y distintos motivos vegetales a modo de decoración. La segunda campana de nuestra parroquia, y más pequeña, es de hierro colado (el material escogido para su fundición denota la falta de presupuestos después de la Guerra Civil). Los relieves que decoran esta campana son más escuetos y se reducen a una inscripción en donde no se puede apreciar con claridad la fundición que la realizó, el año de construcción y distintos elementos vegetales.