Alcaraz se comerá las uvas como número 1 del mundo

El tenista murciano gana también a Musetti (6-4 y 6-1) y accede a las semifinales de las ATP Finals. Esta tercera victoria en Turín le asegura cerrar el año como el mejor tenista del ranking.

GREGORIO LEÓN
13 NOV 2025 – 20:32
Alcaraz

Alcaraz, celebrando una victoria, en Turín. Foto: ATP Tour

GREGORIO LEÓN

Regresó a la cumbre en Nueva York, y se comerá las uvas ahí, en esa posición, mirando el mundo desde esa atalaya donde solo hay espacio para uno. Y ese uno tiene acento murciano. Se llama Carlos Alcaraz, que ha firmado el mejor año de su vida. Nunca antes había ganado tantos partidos. Nunca antes su tenis había tenido tal continuidad, sin las fluctuaciones y oscilaciones de otros momentos que le colocaron al borde del diván. Y la confirmación ha llegado en un torneo que le iba haciendo la cobra, año a año. Las ATP Finals reúne a los grandes maestros. Y hasta este 2025, el jugador de El Palmar no había exhibido en Turín todos sus talentos y capacidades. Y esta noche de jueves los aficionados que llenaban las gradas del Inalpi Arena han asistido al magisterio del murciano, que ya tiene en su mano las tres victorias para asegurarse el número 1 del mundo hasta que llegue el próximo curso. En una hora y veintitrés minutos despachó un partido que venía con espinas, con el público local volcado con su jugador. Pero Alcaraz fue el Alcaraz de todo el año. Alcaraz ha oficiado de número 1. Su servicio fue excepcional, con un porcentaje de 83 por 100 de puntos ganados con el primero, y un total de 26 winners. Pues eso. Un número 1 que también explican las estadísticas. 70 triunfos en once meses gloriosos.

Lorenzo Musetti, un tenista en plena expansión, lo intentó por todos los medios. Que no son pocos. Alcaraz no se podía despegar de él. El tenista italiano aprovechaba siempre su servicio, y parecía que solo la muerte súbita iba a resolver la primera manga. Pero Carlitos encontró un resquicio al resto, y se la llevó por 6-4. Catorce golpes ganadores para el jugador nacido en El Palmar, muy reconocible en su juego, ese juego atómico que convierte cada bola en una granada de mano lanzada al otro lado de la pista. A partir de ahí transitó por una carretera asfaltada. Con la derecha destrozaba a Musetti, a veces con golpetazos violentos, otras abriendo ángulos. Pero siempre matador, siempre dominante. Le ofreció un mínimo resquicio al italiano, que dispuso de un 15-40 para perpetrar la primera ruptura, pero la reacción de Alcaraz fue inmediata. Selló todas las grietas y se encaminó con paso seguro hacia la victoria, el único destino que siempre espera a un tenista elegido por los dioses.