El tenista murciano se impone al serbio Medjedovic (6-4 y 6-4) soportando temperaturas de cuarenta grados y ya está en la tercera ronda del Masters 1.000 de Cincinnati. Su siguiente rival: Luca Nardi.

GREGORIO LEÓN
Esto no va de brillar, sino de sobrevivir. No va de ejercicios físicos extremos y sí de economizar esfuerzos. El planeta se ha convertido en una tostadora. Y practicar deporte al aire libre a determinadas horas es comprar boletos para un vahído, un desvanecimiento, o algo peor. Lo saben los tenistas que están disputando el Masters 1.000 de Cincinnati. En la jornada de este martes, con una sensación térmica en la pista de cuarenta grados, Comesaña sufrió un golpe de calor. Rinderknech, lo mismo. Dicen los médicos que este calor tropical nos aplatana, restándonos facultades físicas y mentales, llevándonos a un punto de aturdimiento, de flojera. Será por eso por lo que no se están viendo exhibiciones sobre la nueva pista del torneo estadounidense. Tampoco lo fue el partido de Carlos Alcaraz frente a Hamad Medjedovic. No ofreció apenas imágenes para los highlights, pero transportó al tenista murciano a la tercera ronda. De eso se trataba. El italiano Luca Nardi le espera.
Medjedovic no es un jugador cualquiera. Apadrinado por Novak Djokovic, es poseedor de muchos recursos, y además tiene la habilidad de explotarlos al límite. Su saque es violento. Manda pedradas, sean con el primer o con el segundo servicio. Y a Carlitos le costó encontrar respuesta al resto. Lo hizo después de amagar con varios breaks, hasta que un largo juego que se fue a los trece minutos, le permitió la primera ruptura, confirmada con su saque. El set estaba en su mano.
En el segundo set empezaron a vérsele las grietas al serbio. Y sus flaquezas físicas. Cada vez que estiraba un punto, era para Alcaraz. Y el murciano empezó a divertirse, con un largo intercambio de peloteos en el quinto juego, que hizo suyo. 3-2 y saque. Pero a Medjedovic aún le quedaba alguna vida. Con un revés cruzado hizo un quiebre. Carlos Alcaraz expresaba su impotencia en voz alta. Pero no se dejó ganar por la desesperación e hizo lo que pedía el guion: rápida reacción. Devolvió el break y recondujo la situación. Y cerró el partido con un saque abierto. Otra victoria al calor.