La Audiencia Provincial de Valencia, comunidad en la que tuvo lugar el asesinato, le impone una medida de seguridad de libertad vigilada y tratamiento médico por un plazo máximo de cinco años
El crimen del pequeño Eric, el bebé de un año recién cumplido que fue asesinado de tres cuchilladas por su madre, vecina de Águilas, en la localidad valenciana de Vilamarchante en febrero de 2023, se zanjó ayer judicialmente con una sentencia de absolución dictada in voce, y sin necesidad de constituir al jurado popular, tras acreditarse que la madre y única acusada no era consciente de sus actos cuando acabó con la vida de su propio hijo al encontrarse bajo un brote de psicosis postparto.
De hecho, el menor fue enterrado en su momento en el cementerio municipal de la localidad costera de la Región, de donde procedía su familia materna.
La Audiencia Provincial de Valencia le impone una medida de seguridad de libertad vigilada, con obligación de someterse a tratamiento médico externo forzoso, por un plazo máximo de cinco años.
Aunque se le declara autora de un delito de asesinato, al concurrir la circunstancia de alevosía, con la agravante de parentesco y sobre víctima menor de 16 años, lo que supondría una pena de prisión permanente revisable, el informe de los forenses de la unidad de Psiquiatría del Instituto de Medicina Legal de Valencia determinó que la acusada es inimputable por este brutal crimen del que nada recuerda.
«En el momento de los hechos la acusada presentaba sus facultades cognitivas y volitivas totalmente anuladas debido a un cuadro psicopatológico de psicosis postparto», establece probado el fallo tras el acuerdo de conformidad alcanzado entre la Fiscalía y la defensa de la infanticida, representada por el letrado Jorge Novella.
La mujer, de 38 años, no padece ningún tipo de patología mental diagnosticada sino que sufrió ese 27 de febrero de 2023 un brote psicótico agudo que le llevó a acabar con la vida de su hijo bajo la creencia de que le estaba protegiendo. En su mente, en ese momento enferma, se le había metido en la cabeza que ella misma lo estaba envenenando con la leche materna.
De igual modo, los investigadores del Emume de la Guardia Civil hallaron en el teléfono móvil de la ahora absuelta que en las semanas previas al crimen había numerosas búsquedas y preguntas en foros que indicaban que la madre estaba obsesionada con la salud de su hijo y creía que estaba encogiendo. Por desgracia, nadie fue capaz de detectar a tiempo la situación que estaba viviendo, pese a acudir al médico, y recetarle orfidal, un ansiolítico común para el tratamiento de la ansiedad.
Tras el crimen se intentó suicidar
Ello no evitó que dos días después de celebrar el primer cumpleaños de Eric, la acusada, estando a solas con el pequeño en su casa de la calle Pobla de Vallbona de Vilamarxant, cogiera un cuchillo y asestara a su hijo tres heridas mortales de necesidad en cuello, tórax y muñeca. Después lavó al pequeño en la bañera, lo peinó y aseó, y trató de quitarse la vida autolesionándose con un arma blanca, ingiriendo un blíster de pastillas y saltando a la calle trasera desde la azotea, situada en un cuarto piso.
Tras permanecer en prisión provisional ocho meses, del 8 de marzo al 16 de noviembre de 2023, la infanticida vive postrada en una silla de ruedas, una secuela menor ante el dolor de vivir sabiendo que mató al ser que más quería, su propio hijo.