ESTE ES MI PREGÓN COMPLETO DE LAS FIESTAS DE LA ALGAIDA 2025

Reportaje fotográfico de las Fiestas de La Algaida

Quiero empezar saludando a Patricia Fernandez Lopez, alcaldesa de Archena; María José Guillén Marín, alcaldesa-pedánea de La Algaida; Damián Pagán, concejal de Fiestas de Archena; concejales del equipo de gobierno y corporación municipal. Reinas de las fiestas de La Algaida, comisión de festejos, autoridades civiles, militares y religiosas, familiares, vecinos y a todos los presentes.
Buenas noches
¡Qué alegría estar hoy aquí, con vosotros, celebrando todos juntos e inaugurando estas fiestas tan especiales para mí! Es un honor que nunca imaginé y, tengo que admitir, me llena de orgullo… pero también de un profundo sentido de responsabilidad.
Yo nací aquí, me crié aquí, y aunque la vida me llevó a otro país, mi corazón nunca se ha ido. Porque no importa dónde esté, siempre llevo a La Algaida conmigo. Y cuando vuelvo, es como recibir un abrazo cálido. Siento el amor en cada saludo, en cada “¿Anda, pero es la Clara? ¿Y cuándo has llegado? Lo que tienes que hacer es venirte ya para acá y quedarte”. Y yo siempre respondo lo mismo desde el corazón: “Ojalá, ya me queda menos…”.
Pero esta noche quiero hacer justicia a todos aquellos que, antes que yo, han dado este pregón a lo largo de la historia de nuestra pedanía. Y, sobre todo, quiero estar a la altura de todos ellos… y de vosotros.
Antes de nada, quiero rendir homenaje a los que hicieron tanto por las fiestas de La Algaida y que ya no están. En mi familia, generación tras generación —desde mi abuelo Santiago Charavata, mi padre Santiago, mis hermanos, mi cuñado, mis primos el Vera, Ramón, Santiago y Roche— todos han sido parte esencial de las tradiciones que hoy celebramos. Esa tradición familiar continúa hoy con mi primo Ramón, el Ramonico, hijo de mi primo Ramón, y con mi primo Alberto, hijo de mi prima Concha.
Quería también recordar enseñando esta foto (la foto del Azulete), donde está Andrés “el Sastreso”, que vivía las fiestas y colaboraba en todo lo que podía. Organizaba la procesión y participaba en todos los actos. En esta foto están mis hermanos con su peña de Don Cherros; ese año se llevaron el jamón de la cucaña. También aparece Miguel José del Massa, que todos los años se llevaba el jamón. Era una ardilla. En esa foto está Javi de la Soledad de Carmelo (que en paz descanse), y Juanita del Massa y yo, abrazadas. Esto era cuando se hacía todo en las minas del Azulete: la cucaña, la chocolatada y la sardinada. ¡Levantad la mano quienes os habéis subido a la cucaña alguna vez!
Pero mi pregón esta noche, especialmente, quiero dedicárselo a las mujeres de La Algaida. A esas mujeres que han construido este pueblo con sabiduría, con amor y con mucho valor. Miro a las mujeres de este pueblo, os miro y veo a mi madre; la veo en mi hermana, en mis cuñadas —que son mis hermanas también— y que, aunque no hayan nacido aquí, llevan a La Algaida en su corazón y han hecho que mis sobrinos y sobrinas amen este lugar. Veo a mis sobrinas, a mis primas, a mis amigas y a sus hijas, a todas mis vecinas… a las que están hoy aquí y a las que nos miran desde el cielo. Y, por supuesto, a mis dos hijas, que sienten La Algaida como su raíz y su hogar. Todas formáis parte de una cadena de mujeres fuertes y luchadoras, que han hecho y siguen haciendo realidad sus sueños.
Las mujeres de La Algaida sois el alma de nuestras tradiciones. Las que nos habéis enseñado a bailar en las fiestas, a cocinar las mejores gachasmigas, el mejor zarangollo, los mejores paparajotes, la mejor ollica de cerdo y el mejor arroz y alubias. Las que os levantabais antes del amanecer, trabajabais todo el día… y aun así seguíais teniendo energía para reír, para cuidar de los vuestros y aseguraros de que a nadie le falte cariño ni un plato de guiso. Nos habéis dado sabiduría, y no solo sobre la vida, sino sobre la supervivencia. Porque aquí, cuando hay un problema, ¿a quién se llama primero? Lo primero que se hace es llamar a la madre. Y hoy quiero hablar de la mía, que es mi base y mi guía.
Mi hermano Santiago escribió estos versos para ella, y no hay palabras más hermosas que las suyas para rendirle homenaje. Así que, hermano, con tu permiso, leo tus palabras: (foto de mi madre y mi padre).
Vaya bemoles tenía
la madre que me parió,
que todo el deber cumplía
hasta el día en que murió.
Le llamaban Josefina
en La Algaida que llegó,
y en Ceutí la Josefica
desde el día que nació.
Era muy noble y tranquila,
devota de religión,
en modales era fina
y de humilde condición.
Ella sabía su valía,
nadie había superior,
pero a la que ella atendía
nunca la hacía inferior.
Donde estaba, relucía,
aunque fuera en un rincón,
era sol en noche fría
y era paz en un ciclón.
Era así la madre mía,
no lo digo con pasión,
no hace falta que lo escriba,
pues todo el mundo sabía
que era una santa de Dios.
Gracias, Santiago.
Y es que, en cada mujer de La Algaida, veo un reflejo de ella. En esas vecinas de toda la vida que han sido parte de mi infancia y de mis recuerdos más felices. En las madres de mis amigas… y en las madres de las amigas de mi hermana y de mis hermanos. Tan dulces y cariñosas siempre que me las encontraba. ¡Sería imposible nombrarlas a todas!
Pero todas las mujeres de La Algaida me habéis regalado cariño y sonrisas sinceras, que llevo siempre conmigo. Y mis amigas… ¡ay, mis amigas! Mujeres luchadoras, trabajadoras a más no poder, que me inspiran cada día. Mi querida Loli, hija de la maravillosa Loli de Sánchez: Loli, amiga mía, tú eres un pilar en mi vida. Y siempre te lo digo: no sé qué sería de mí sin ti. Mery, eres un chorro de aire fresco que ilumina todo allá por donde vas. Mi amiga Margarita de Leopoldo, derrochas dulzura y saber estar; eres una luchadora y una inspiración para mí.
Loli, Rosa Mari del Massa, Begoña y María José de Calceta… Nosotras cinco éramos la pandilla del “Perro Rabioso”. Sí, sí, así nos llamábamos. Eso sí, lo de “perro rabioso” era un poco de boquilla… porque si nos soltaba un perro de verdad, ¡éramos las primeras que salíamos escopetás corriendo a subirnos a las rejas de las ventanas! ¿Os acordáis, amigas mías?
Muchos fines de semana llegaba Rocío de Murcia, hermana pequeña de Silvia la dentista, y nos íbamos a correr por las huertas con los pies llenos de polvo y el corazón lleno de alegría. Luego, entre semana, al salir del colegio de La Fuensanta, nos íbamos por los limoneros de la Loli, comiéndonos los limones a bocados después de rallarlos en la pared de bloques de Sánchez. Nos comíamos los vinagrillos y la fruta del tiempo. Mis favoritas eran las mandarinas y los albaricoques, y hasta teníamos el árbol de las granas al que ir cuando tocaba. Nosotras teníamos todos los árboles frutales del pueblo controlados en cada fecha.
Por las noches jugábamos al elástico con Lidia, hija de Consuelito de Enrique, que era una filigrana saltando y no había manera de superarla… y mira que yo lo intentaba, pero nada. Jugábamos a la mariola, la dibujábamos en el asfalto con tizas que sacábamos de las obras más cercanas. Jugábamos a los pelotazos con los del barrio: aquí el filigrana era Abraham (que en paz descanse). Tengo recuerdos preciosos de jugar todos juntos en la calle en esas noches interminables de verano.
Un día vino el circo a La Algaida y nos inspiró tanto que nos pasábamos horas y horas, día tras día, en la calle haciendo contorsionismo… ¡y sin saberlo, luego he descubierto que aquello eran posturas de yoga!
Y también hubo un momento muy especial en mi vida que quiero compartir con vosotros. Tenía apenas 15 años cuando tuve el honor y la ilusión de salir de Reina en nuestras queridas fiestas. Aquellos días los viví con nervios, con orgullo y con una alegría que todavía me emociona al recordarlo. Pero lo más bonito fue compartirlo con mis tres compañeras de entonces: Marí Carmen Asensio, María Dolores del Santiago Satas y Rosa de Zalvez. Juntas reímos, compartimos confidencias y vivimos una experiencia muy bonita.
Recuerdo que vino el entonces pedáneo Ignacio a mi casa, y mi hermana convenció a mi madre para que me dejara salir de Reina. En aquella época se llamaban Majas (foto de las Majas).
Gracias, hermana, por abrirme tantos caminos que a ti se te cerraron. Gracias por sacrificarte por mí, y por todo lo que has dado y me sigues dando.
Esto también se lo digo a mis hermanos, especialmente a mi hermano mayor, Santiago, aquí públicamente, por sacrificar tu juventud para apoyar a nuestra madre y sacarnos a nosotros Adelante.
También quiero recordar a todos mis quintos a mis compañeros del colegio, ahora mujeres y hombres respetuosos y amables, gente buena y luchadora, de los que tengo recuerdos preciosos. No hace falta que os nombre uno a uno, porque vosotros sabéis quiénes sois y lo que nos queremos y respetamos. Crecimos juntos entre limoneros, acequias y sueños gigantes. Jugábamos en el patio de colegio aquí mismo, en este recinto donde estaba Párvulos y EGB. Esas vivencias siguen y seguirán vivas en mí siempre.
Hoy, al dar comienzo a estas fiestas, celebremos a las mujeres de La Algaida: a las del pasado, que nos forjaron con su fuerza; a las del presente, que mantienen viva nuestra comunidad; y a las del futuro, a las niñas que seguirán llevando nuestras tradiciones con orgullo. Yo os diría que intentéis pasar tiempo con vuestras abuelas y con vuestros mayores, hacedles muchas preguntas: ellos son nuestro mayor tesoro y una fuente inacabable de sabiduría.
A las mujeres de La Algaida quiero deciros: ¡gracias de corazón! Sois el alma de este pueblo.
Y para terminar, aunque mi homenaje ha sido principalmente para vosotras, no puedo dejar de mencionar a los hombres, a los mayores y a los jóvenes. Porque junto a ellos, en igualdad y en unión, las mujeres hemos logrado y seguiremos logrando tantas cosas.
Quiero también decir que mi marido Jude se enamoró de La Algaida y de su gente. Hoy es un algaidero más. Y una de sus mayores ilusiones es terminar nuestro piso aquí y venir más a menudo. Ya nos queda menos, amor.
Tengo a una personal muy especial que quiere deciros algo ( Ed Sheeran manda un mensaje a todos los algaideros y algaideras).
Y ahora… celebremos con alegría, con risas, con bailes y con nuestra maravillosa comida.
¡Que empiece la fiesta! ¡Viva La Algaida y vivan su gente! ¡Y viva nuestra Santísima Virgen del Rosario!