Carlos Alcaraz usa las mayúsculas en Cincinnati

El tenista murciano gana a Rublev por 6-3, 4-6 y 7-5, y ya está en semifinales de este Masters 1.000. Shelton o Zverev, su próximo rival. Alcaraz encadena siete semifinales, por vez primera en su carrera.

Alcaraz

Alcaraz, persiguiendo una bola. Foto: ATP Tour

GREGORIO LEÓN

Hasta el momento, los rivales de Carlos Alcaraz en Cincinnati eran peligrosos, pero no de gran tonelaje. Pero ya en la fase de cuartos de final las cuchillas se afilan, se multiplican los problemas y cualquier error se paga con la derrota. Andrey Rublev es uno de los tenistas más en forma. Lleva merodeando todo el año el top-10, es dueño de muchos talentos y nunca se rinde. Pero el jugador de Murcia ofició de Alcaraz, las manos en el timón y la mirada en el horizonte con las aguas calmas, y dientes apretados cuando las olas crecieron. Y vaya que si crecieron, con el ruso yendo de menos a más, en una cita donde los dos tenistas ofrecieron registros muy parecidos. Pero los campeones sobreviven donde otros naufragan. Con un tenis que por momentos fue primoroso Carlitos, escribiendo con letras mayúsculas, viaja a las semifinales de este Masters 1.000 que nunca se ha llevado. De la final le separa un partido, que jugará contra Ben Shelton o Alexander Zverev, en la madrugada del sábado al domingo en España. 

Comenzó el partido con muy buena mano Carlos Alcaraz, sacando adelante sus turnos de servicio y coqueteando enseguida con una ruptura. Que no tardó en llegar. En el tercer juego, una dejada sutil del murciano obligó a una carrera imposible a Rublev, que apenas pudo tocar la pelota. Pero el juego estaba en las manos de Charly, y también un trozo no pequeño del set. Sin grandes porcentajes de primeros pero haciendo buen uso de los segundos, Carlitos fue sacándolo adelante, mientras Rublev se iba enredando más y más. Y encajó un segundo break, cerrado con un smatch de Alcaraz. Apenas treinta y seis minutos de partido.

Entonado como estaba, el prodigio de Murcia empezó a gustarse. Un passing paralelo por aquí, una carrera por allá, dos aces consecutivos. Pero Rublev estaba muy lejos de sacar bandera blanca de rendición. Se apercibió de que tenía que elevar su nivel, y lo hizo minimizando errores y provocando los de Alcaraz, que vio cómo le caía un break, que ya no supo recuperar. Impecable el revés del ruso. El desenlace debía ser en el tercer capítulo.

Con un juego por delante para Alcaraz, el partido se interrumpió por un golpe de calor que sufrió un aficionado. Después de seis minutos, la reanudación trajo otra vez un nivel altísimo de los dos antagonistas. El murciano pudo llevarse la victoria con su servicio, pero aparecieron errores inesperados, y la atrapó al resto, después de dos dobles faltas de Andrey Rublev.