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El barril de Brent tocó esta semana máximos desde enero, aunque después ha ido moderando la subida
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Hay temor por una posible interrupción en los suministros de petróleo procedentes de Oriente Medio
PorDIANA FRESNEDA RTVE

El Brent venía cotizando en precios relativamente bajos en los últimos meses, con mínimos en torno a los 60 dólares el barril, presionado por el exceso de oferta, la desaceleración de la demanda y las tensiones comerciales. «Se ha juntado la sobreproducción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) con una menor demanda, principalmente marcada por el menor crecimiento de China (dos puntos por debajo de su potencial), que es el principal importador de petróleo del mundo», explica el director del Global MBA del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), Aurelio García del Barrio.
Pero el panorama cambió en apenas una semana. El pasado viernes, coincidiendo con la reactivación del conflicto entre Israel e Irán, el Brent superó los 74,50 euros por barril y este lunes se han batido los 78 euros, alcanzando niveles que no se veían desde principios de año.
«Esto se debe básicamente a la incertidumbre que genera la situación con Irán«, añade el profesor. Teherán apenas exporta tres millones de barriles diarios (el 3,5% del total), pero tiene en sus manos el cierre del estrecho de Ormuz, un paso estratégico por el que transitan unos 21 millones de barriles diarios (el 20% del comercio del petróleo mundial), según datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos.
Temor al cierre del estrecho de Ormuz
Sin embargo, tras cinco días de ataques cruzados entre Israel e Irán, los precios han reaccionado a la baja, después de que la infraestructura energética y el suministro de crudo en la región no se hayan visto comprometidos con los ataques.
Precisamente, esa es la clave para los analistas: mientras no se vean afectadas infraestructuras petroleras iraníes ni se cierre el estratégico estrecho de Ormuz, el riesgo de una crisis energética global sigue siendo «limitado», aunque las tensiones geopolíticas mantienen a los mercados en alerta.
«A nadie le conviene», apunta a TVE el analista financiero en Renta 4 Pablo Fernández. Entre ellas, alude a Estados Unidos, que «desde que Trump llegó al poder ha apostado por mantener los precios del petróleo bajos»; y a China, que es «el principal importador de crudo iraní del mundo». En su opinión, ambas potencias «se encargarán de presionar» para que no se produzca ninguno de estos escenarios.
El estrecho de Ormuz se considera una de las rutas petroleras más importantes del mundo. Conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán y el Mar Arábigo y por allí salen las exportaciones de grandes productores de petróleo como Arabia Saudí, Emiratos Árabes o Irak.
«Si Irán bloqueara ese paso, se daría una escasez de petróleo y eso haría subir los precios del crudo», advierte el director del Global MBA del IEB. Pero también podría influir en las decisiones de política monetaria a ambos lados del Atlántico, tanto para la Reserva Federal como para el Banco Central Europeo: «Ante un posible repunte de la inflación, podríamos ver a los principales bancos centrales actuando de forma muy prudente en cuanto a una nueva rebaja de tipos de interés en las próximas reuniones», añade.
¿Hasta dónde podrían llegar los precios?
Si este escenario se produce, los mercados pronostican que el precio del barril de Brent podría llegar a los 120 dólares, niveles que se alcanzaron tras la invasión rusa en Ucrania. Entonces, el barril de Brent se disparó hasta los 138 dólares, alcanzando máximos desde 2008, por el temor a una reducción en el suministro, pues Rusia es el mayor exportador de crudo y productos petrolíferos a nivel mundial.
No obstante, los expertos consultados coinciden en que es un escenario «muy poco probable», ya que Irán nunca antes ha tomado esa decisión tan extrema.
El conflicto entre Israel e Irán puede llevar al cierre del estrecho de Ormuz
Algo más prudente se muestran desde Goldman Sachs, que rebaja la cifra hasta los 90 dólares en caso de que «la infraestructura exportadora de Irán se vea dañada en los ataques con misiles». Según sus cálculos, se podrían perder unos 1,75 millones de barriles diarios durante seis meses (prácticamente la mitad de su producción actual), momento a partir del cual se iniciaría una recuperación gradual.
«Haciendo la suposición adicional de que la producción extra del núcleo duro de la OPEP+ compense la mitad del déficit máximo iraní, estimamos que el Brent repunte justo por encima de los 90 dólares, pero que vuelva a caer a los 60 dólares euros en 2026 a medida que el suministro iraní se recupere», explica en un informe al que ha tenido acceso ‘Investing’ y que recoge Efe.
A esto hay que sumar que la incertidumbre también puede afectar al precio del gas: Irán es un productor relevante y Catar, el mayor productor de gas a nivel global, utiliza el estrecho de Ormuz como salida.
Los combustibles, en el punto de mira
Ante este contexto, desde la Asociación de la Industria del Combustible de España (AICE) llaman a la calma, pues el mercado actualmente está «bien abastecido». «Algunos organismos, como la Agencia Internacional de Energía, interpretan que incluso este sobreabastecimiento puede ir a más, en la medida en que el riesgo geopolítico afecte a la demanda», explica a RTVE.es su directora de Comunicación, Inés Cardenal.
La propia OPEP ha mantenido su previsión de consumo mundial de petróleo en 105 millones de barriles diarios (mbd) para este año y la ha aumentado ligeramente el que viene (106 mbd) ante la confianza en que el consumo global seguirá viéndose impulsado por la fuerte demanda del sector de la aviación y la movilidad vial, según el último informe mensual difundido este lunes por la organización.
Pero, ¿cómo se traducen estas decisiones en el precio de los combustibles? La portavoz de la AICE recuerda que hay muchos factores que influyen en el coste final de los carburantes. Entre ellos, el tipo de cambio euro-dólar o la cotización en los mercados internacionales de los productos ya refinados.
«Es decir, el gasóleo y la gasolina tienen sus propios mercados al por mayor que están relacionados evidentemente con el crudo, pero no tienen por qué moverse siempre en el mismo sentido ni con la misma intensidad», apunta Cardenal. En este sentido, insta a «ver cómo evoluciona el conflicto» y cómo se traduce en los mercados para ver «si puede o no tener un impacto de los precios en el surtidor».