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La misión liderada por la Agencia Espacial Europea permitirá entender mejor los ciclos solares
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La actividad del Sol afecta a la vida en la Tierra y su estudio es clave para anticipar riesgos
PorINÉS MODRÓN LECUE RTVE
El objetivo de la nave es estudiar el Sol de cerca y desde ángulos nuevos. En los últimos meses, la nave se ha ido inclinando progresivamente para conseguir una vista de los polos solares con una claridad inédita.
«Hoy revelamos las primeras vistas del polo del Sol que ha obtenido la humanidad», ha celebrado la directora científica de la ESA, Carole Mundell. La hazaña es comparable a las primeras fotos de la cara oculta de la Luna. La experta ha recordado que el astro rey es «nuestra estrella más cercana, fuente de vida» y también potencial causante de problemas en los «modernos sistemas de energía espacial y terrestre». Por eso, comprender cómo funciona es clave y estas nuevas imágenes son un hito en la ciencia solar.
Una nueva perspectiva del sur solar
El pasado 23 de marzo, Solar Orbiter alcanzó su primera gran inclinación, desde la que ha captado una serie de imágenes nunca antes vistas del polo sur solar. Solo unos días antes, se realizó la primera campaña de observación desde ángulos elevados. Las imágenes las han recogido tres instrumentos muy avanzados: el Polarimetric and Helioseismic Imager (PHI), el Extreme Ultraviolet Imager (EUI) y el Spectral Imaging of the Coronal Enviroment (SPICE).
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Cada uno de ellos aporta una pieza del puzle solar. PHI captura el Sol en luz visible y cartografía su campo magnético en la superficie. EUI observa el gas cargado a millones de grados de la corona solar en luz ultravioleta. SPICE, el más complejo de los tres, mide la luz emitida por elementos como el hidrógeno, el oxígeno o el magnesio a diferentes temperaturas, para mostrar la estructura en capas de la atmósfera solar.
El Sol emite constantemente partículas cargadas, lo que se conoce como viento solar, y a veces libera tormentas solares violentas que afectan a redes eléctricas, satélites, sistemas de navegación GPS, comunicaciones e incluso vuelos comerciales. Por eso, entender cómo se comporta mejora la seguridad en el planeta Tierra. A medida que la humanidad depende más de estas tecnologías, anticipar tormentas solares se convierte en algo tan importante como saber si mañana va a llover.

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Magnetismo caótico en polo sur
Cada 11 años, el Sol atraviesa un ciclo de actividad en el que se pasa por fases de revolución y calma. En medio de ese proceso, su campo magnético se invierte, lo que significa que el polo norte se convierte en sur y viceversa. Esto influye en todo su comportamiento y también su impacto sobre la Tierra. Sin ver directamente cómo se comportan esas regiones solares, los modelos actuales no son capaces de predecir con exactitud cuándo y con qué potencia alcanzará el astro su estado más activo.
«No sabíamos qué esperar exactamente de estas primeras observaciones: los polos del Sol son literalmente terra incognita«, reconoce el profesor Sami Solanki, del Instituto Max Planck y responsable del PHI.
Uno de los primeros descubrimientos es que, en el momento en el que la nave ha capturado las imágenes, el comportamiento magnético del Sol es caótico. Normalmente, un imán tiene un polo norte y uno sur bien definidos, pero en el sur hay ahora campos magnéticos con polaridad norte y sur a la vez. Esto solo se produce durante un periodo de tiempo corto en cada ciclo solar, durante su máximo, y demuestra a los científicos que, dentro de unos cinco años, el Sol alcanzará su próximo mínimo solar, con niveles bajos de actividad y un campo magnético ordenado.
«Aún no se comprende del todo cómo se produce exactamente esa acumulación, por lo que Solar Orbiter ha llegado en el momento justo para seguir todo el proceso«, señala Solanki.
SPICE mide el viento solar
El instrumento SPICE ha logrado medir por primera vez la velocidad del viento solar en una parte clave de la atmósfera solar, la región de transición, que es donde las temperaturas saltan de unos 10.000 grados a cientos de miles de grados.
Las imágenes de SPICE indican flujos rápidos de material, que podrían ser los primeros indicios de pequeños chorros de viento solar. Los científicos podrán utilizar esta información para analizar cómo se forman estas corrientes, asegura el líder del equipo SPICE desde la Universidad de París-Saclay, Frédéric Auchère, que lo califica como «una revolución para la física solar«.
El punto de partida
Estas primeras imágenes no son más que el inicio de la investigación. Se espera que en el mes de octubre llegue el conjunto completo de datos de este primer viaje a los polos y, a lo largo de los próximos años, Solar Orbiter inclinará progresivamente su órbita hasta alcanzar los 33º en 2029. Cuanto mayor sea la inclinación, más claros serán los detalles de los polos. «Este es solo el primer peldaño de nuestra escalera al cielo«, asegura el científico Daniel Müller.
Esta misión conjunta de la ESA y la NASA, liderada por Europa, solo tiene el precedente de la sonda Ulysses que también sobrevoló los polos solares, pero no llevó cámaras. Solar Orbiter es la primera que los observa con telescopios. Lo hace además mucho más cerca del astro y durante varias fases del ciclo solar, para poder estudiar estos fenómenos a lo largo del tiempo.