El equipo grana pierde por 2-1 ante el Atlético de Madrid «B» y se queda clavado en la cuarta posición.

GREGORIO LEÓN
El Real Murcia ha perdido todas sus certezas. Hasta hace poco era un ladrón de guante blanco que siempre se llevaba todo el botín entrando en casa ajena. Su reciedumbre defensiva era ejemplar, con un pilar sólido como un menhir, Alberto González. Pero todas esas seguridades han saltado por los aires, dejando al equipo enfrentado a una realidad inquietante: el Ibiza marca el paso militar y el Murcia ha quedado varado en el peor momento de la temporada. Incluso la cuarta plaza que ocupa en este momento queda amenazaba por la irrupción del filial del Atlético de Madrid, al que le bastó refugiarse para luego beneficiarse de dos pifias del rival. No hubo de esmerarse más. El filial rojiblanco está tan mazado como su entrenador. Y para tumbarlo necesitaba un enemigo de mayor tonelaje. Los grana han perdido tres de los últimos cuatro partidos, y se reabre el debate sobre la continuidad del técnico Fran Fernández. Para el presidente Felipe Moreno y para la afición es inconcebible que el equipo salga de la zona de ‘play off’, que se escaparía por segunda temporada consecutiva. Y a golpe de derrotas, lo hará. Urge un volantazo del equipo.
De la fiabilidad del Atlético de Madrid «B» en el Cerro del Espino había ejemplos sobrados. Y de lo venenoso que puede resultar, a la mínima oportunidad, en cualquier distracción. Pero eso no blindó al Murcia del error. Una desatención defensiva propició que el balón se moviera por el frente de ataque, llegando a Adrián Niño. Nadie salió a taparle, y el joven talento de la cantera atlética mandó la bola a un ángulo imposible para Gazzaniga. Pero los grana encajaron bien el golpe inesperado, y continuaron tramando jugadas de ataque. En una de ellas, construida a base de fútbol combinativo, el triángulo Davo, Flakus y Pedro Benito acabó en premio. El jugador gaditano, con la fe con la que persigue cada balón, no se rindió ante la primera parada de Iturbe, y todo perseverancia, todo ardor guerrero, metió la primera superficie de su cuerpo que encontró para firmar el 1-1.
El Murcia salió con determinación tras el descanso, resuelto a adquirir ventaja en el marcador. Y pudo hacerlo con un remate de Davo, pero su vaselina, ejecutada en difícil posición, se escapó por poco. Las intenciones granas quedaban lejos de los resultados. Y Fran Fernández modificó el equipo, colocado en escena a Alcaina, Boateng, Loren Burón, Toral y Pedro León. Pero no surtió efecto. Más bien todo lo contrario, el peligro para Iturbe desapareció por completo. Y Adrián Niño, otra vez colándose entre los centrales murcianistas, anotó el 2-1.