Un gol del noruego cuando moría el partido da los tres puntos a los rojiblancos tras un ejercicio de resistencia ante un Barça que lo hizo todo para ganar
El Atlético de Madrid asaltó el liderato en Barcelona y dio el gran golpe por LaLiga tras sobrevivir 90 minutos y asalta el liderato con un gol de Sorloth en el 95. Un gol del noruego cuando moría el partido da los tres puntos a los rojiblancos tras un ejercicio de resistencia ante un Barça que lo hizo todo para ganar, y que se fue de vacio cuando se lanzó a buscar los tres puntos.
Comenzó eléctrico el choque, con el equipo rojiblanco yendo, o intentando- más bien, presionar arriba a la salida del balón de los azulgranas y estos afinados, llegando con facilidad en los primeros minutos hasta el área de Oblak. Lo tenía claro el Barça, que enchufó el modo Champions en el arranque del choque y encerró al Atlético en su área, sometiéndole por completo y ahogándole cuando intentaba sacar el balón jugado. Con Gavi y Pedri, las novedades en el once, dándole un extra de piernas y pulmones a un equipo que salió con las ideas clarísimas.
A punto estuvo Raphinha de abrir el marcador en el minuto 3, pero su disparo a bocajarro encontró la pierna salvadora de un Gallagher que había recuperado el sitio en el once en detrimento de Lino. Una señal de lo que se venía en una primera parte que fue una tortura para los colchoneros. Encerreba el Barça en su área a los de Simeone, que poco a poco fueron toreando, como pudiero, el arranque fulgurante de los chicos de Flick, instalados en su campo mientras el técnico argentino se desesperaba desde la banda intentando ajustar y corregir a su equipo, perdido.
Lo fue logrando, al menos en lo defensivo, con el correr de los minutos. Y empezó a asomarse a campo rival buscando las diagonales hacia un Guiliano que por su tesón y su fortaleza ayudó a estirar la posición de un equipo. O al menos eso parecía, porque fue un espejismo de apenas unos minutos. El Barça respiró, y volvió a la carga, ya hasta el final. A estas alturas del choque, estaba claro el plan. Un Atlético refugiado a la numantina achicando aguas antes un Barça enchufado y que asediaba, combinando de lado a lado con velocidad y precisión hasta hacer trabajar a Oblak, que despejó mediada la primera parte un duro disparo de Iñigo.
Pedri percute hasta encontrar el gol
Se multiplicaban Giménez y Lenglet en al área para evitar que Lewandowski remachara uno de los varios centros que lanzaron tanto Balde como Koundé en su búsqueda. Y de un Raphinha inspiradísimo, que le dio una primera parte de sufrimiento a Javi Galán. Nueve centros llevaba el brasileño en los primeros 30 minutos, uno de ellos directo a la cabeza de un Gavi que se quedo a centimetros de encontrar el gol.
Algo que sí hizo Pedri, justo al rebasar la media hora de juego y tras una preciosa combinación precisamente con el andaluz, que con una especie de ruleta le dejó solo delante de Oblak y ahí el ‘8’ no falló. Cuarto gol en el campeonato liguero, igualando su marca de toda la temporada pasada de un jugador que bailó libre toda la primera parte, a placer y sin que el Atlético supiera detectarle. Así llegó tanto que hacía justicia a lo que habían ofrecido ambos equipos, pero que no sació al Barça.
Los de Flick seguían y seguían echándole leña al horno. No le duraba nada el balón al Atlético, incapaz de superar una presión adelantada del Barça que funcionaba a las mil maravillas, ahogando la salida del balón de los rojiblancos una y otra vez. Tenían poco balón los de Simeone, pero es que cuando eso pasaba las precipitaciones e imprecisiones eran continuas.
Así se llegó al descanso, del que se volvió con Julián explicando en una de esas entrevistas a pie de campo tan novedosas que tenián que «presionar más arriba y tener más calma con el balón». Instrucciones claras, aunque del dicho al hecho, ya se sabe, hay un trecho. Y si no que se lo digan a Giménez, que se durmió y perdió un balón peligrosísimo. Se quedó solo Fermín en el mano a mano con Oblak, que aguantó sin dejarse engañar y sostuvo a su equipo en el partido.
Seguía el partido por los mismos derroteros y pudo incluso el Barça sentenciarlo tras un pase en pronfudidad de Pedri a Raphinha, cuya vaselina se estrelló en el larguero. Pero ya se sabe que en esto del fútbol, cuando perdonas y no aciertas, lo puedes pasar mal. El cuento de siempre, ahora protagonizado por De Paul.
Porque el argentino, que hasta ese momento estaba haciendo un partido discreto, siendo generosos, empató el choque en el primer tiro a puerta del Atlético tras un contragolpe que pilló al Barça desordenado. Se equivocó Casadó, dejando de tacón un despeje en la frontal, y llegó totalmente solo el campeón del mundo para ponerla con el interior junto al palo izquierdo de Peña, reseteando el choque
De repente, sin saber muy bien cómo, tanto unos como otros vieron como el choque volvía a empezar con apenas media hora por delante. El fútbol, ya se sabe, no conoce de justicia, y en este caso se ensañó con el Barça, que se remangó y volvió al mismo plan que le había funcionado, más en el juego que en lo numérico. Por eso, al Barça no le valía. Y por eso precisamente, al Atlético y a Simeone, que volvió a la línea de cinco centrales cambiando a Le Normand por Griezmann, sí. Y sufrió, mucho, pero se acabó saliendo con la suya gracias a un Oblak milagroso una vez más, y a Sorloth marchándose de Barcelona con tres puntos que le sabe a gloria y que reafirma que, este año sí, LaLiga es de tres.